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Nunca los había visto tan juntos a los dos, pero, desde ese día los vi más seguido.

No me importó, tenía a Carolina. Me invitó para que fuera al parque en la tarde, yo acepté. Estaba muy ansioso por ir.

Terminó el día y nos fuimos a nuestras casas.

Luego, nos vimos en el parque, mi papá me llevó. Ambos, vimos una colina y se nos ocurrió la tonta idea de lanzarnos. Fuimos y nos tiramos, tropezamos y caímos, nos reímos y nos levantamos. Escuchamos una rara musiquita, ¡venía del carro de helado! Fuimos corriendo a pedirles dinero a nuestros padres. Mi papá le dijo a la mamá de Carolina que él le daba dinero. El carro ya iba lejísimos de nosotros, le pedí el dinero a ella y salí corriendo a pedirle dos helados. El de ella se lo pedí de fresa y el mío de mantecado.

Ella me dijo: ¡Oh, no! ¡No me gusta el helado de fresa!

Me sentí culpable, no le había preguntado.

Luego pregunté: ¿Te gusta el de mantecado?

Ella respondió que sí.

Le di mi helado y tomé el de ella.

Fuimos a un puentecito que tenía debajo de una laguna. Caro y yo fuimos a observar, habían patos, cisnes y diferentes tipos de peces.

Nuestros padres nos llamaron, nos dijeron que era hora de irnos. Les rogamos que nos dejaran ir un rato a los columpios, dijeron que sí, pero solo por 10 minutos.

En ese columpio tuvimos una linda conversación: Oye, no tengo una mejor amiga, ¿tú si tienes algún mejor amigo?

Me respondió: Sí, ¡eres tú!

Sonrojado le dije: ¿Qué? ¿Yo? ¡Qué linda! Entonces, te tomaré como mi mejor amiga y te cuidaré como una hermana. De hecho, solo te tengo a ti de amiga.

Nuestros papás dijeron: Chicos, ¡es hora de irnos!

Cuando se levantó, le di un gran abrazo.

Mi papá me estaba apurando y le grité a Caro: ¡Adiós, mejor amiga!


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⏰ Última actualización: Sep 29, 2016 ⏰

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