Capítulo 2

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A mis padres los llevaron a Llantintix, y yo me quedé donde nací, en Namari. Me llevaron con mi hermano Alex, que tiene 18 años. Él también es un mago-guerrero pero, cuando él nació, el alertix no funcionaba muy bien, y no se dieron cuenta de que él era uno de nosotros, y le dejaron vivir con nuestros padres, hasta que se los llevaron. He estado todo este tiempo con él, y me cae muy bien. Alex es un hermano guay. Además, siempre que veo la ocasión le pregunto acerca de nuestros padres, ya que él los conoció:

- Alex, tú conociste a papá y mamá... ¡por favor, háblame de ellos!

- Está bien... pero sólo porque yo tuve el honor de conocerlos.

- ¡Gracias!

- De nada... a ver, renacuaja. Hazme preguntas. Pero de manera que no parezca un interrogatorio, por favor.

- Sólo te preguntaré de manera que no parezca un interrogatorio porque me caes bien y porque has dicho "por favor". Primera pregunta: ¿cómo eran, psicológicamente hablando?

- Si te refieres a si eran buenas o malas personas, la verdad es que eran muy buenas. Las veces que me echaban la bronca yo me cabreaba con ellos, pero acababa entendiendo que tan sólo lo hacían por mi bien.

- Magnífico... y... ¿qué hay de su apariencia? ¿Cómo eran físicamente?

- Mamá era de pelo castaño, con ojos castaños. Papá era rubio, con ojos azules... como Jason...

- ¿Qué Jason? ¡Yo no conozco a ningún Jason!

- Sí, tu novio...

- ¡Yo no tengo ningún novio! ¡Jason no es mi novio!

- Acabas de admitir que lo conoces...

- ¡Ya basta! ¡Creía que eras mejor persona que las personas de mi colegio que me dicen lo que acabas de decir tú! ¡Pero me acabas de demostrar lo contrario!

- Crystal... ¡espera!... sólo era una broma...

Me fui a mi cuarto. Cerré la puerta dando un portazo tan fuerte que llamaron al alcalde de Namari desde Richvillage (Vila rica, traducido literalmente desde nuestra lengua), para quejarse de ruidos que desconocían de dónde podían venir. Pero, volviendo al tema principal: cuando di el portazo, me acosté en la cama, como un peso muerto. Me escondí bajo mis sábanas y me puse a llorar como nunca lo había hecho, sin poder ocultar mis tristes sentimientos.

                                                                                    ♥അ♥

Al cabo de unos segundos, escuché cómo el pomo de mi puerta giraba, lentamente. Al segundo me arrepentí de haber dado el portazo, pensando que sería la más temida de mis pesadillas, visitándome para hacernos "amigas". Al cabo de dos segundos vi el rostro de Alex y, pese a que no fuese esa pesadilla, yo esperaba que no siguiésemos peleándonos acerca de lo ocurrido.

- Crystal...perdóname... lo he dicho de broma...

No respondí.

- Dime qué es lo que puedo hacer para que me perdones...

Permanecí sin pronunciar ni una sola palabra.

- Escríbemelo, por lo menos – dijo, con una pequeña sonrisa en la cara –.

Señalé un papel y un bolígrafo que había encima de mi mesita. Él comprendió lo que quería decir. Me acercó el bolígrafo y el papel. Escribí:

"Alex, supongo que ya lo sabrás. Pero me ha decepcionado mucho que me hayas hecho esto. No sé si te lo podré perdonar. No es sólo por esto. Mira, en el colegio me insultan, me golpean, e incluso me tiran los libros al suelo. Pero nada me duele tanto como que le dijeran a Jason que le quiero, cuando realmente es mentira. Ni en sueños iría con una persona que se ha creído que le quiero, sin habérmelo preguntado a mí. Yo ni en sueños me enamoraría de tal persona... Lo que no me gusta es que me restriegues que ahora soy la persona de la que más se burlan en todo el Instituto. "

Alex leyó atentamente mi carta.

- Crystal... ¿por qué no me lo dijiste? Sabes que soy tu hermano mayor, que yo sí que te ayudaré en lo que haga falta. Aunque eso suponga dar mi vida. Por ti haría cualquier cosa.

Me atreví a hablar. Levanté la cabeza, con el pelo por toda la cara, que se me había puesto roja después de llorar:

- Lo siento... no sabía si te reirías de mí.

- ¿Reírme? ¿Cómo me iba a reír yo de mi hermana pequeña? Vale, es cierto que en ocasiones me río de ti. Pero ya sabes que es de broma.

- Vale – me gustaría haber dicho algo más bonito, pero al haber pasado por el perdorium no podía, por mucho que quisiese –.

Alex me dio un fuerte abrazo.

- ¿Vale? – dijo – ¿Cómo que vale? Di "gracias", "igualmente"... o algo... pero no "vale". Mira, como te llevaron al perdorium lo entiendo... pero te voy a enseñar a tener una parte de un sentimiento. Te voy a enseñar a hacer bromas y a reírte de ellas. Si sigues aprendiendo más cosas acerca de ello, acabarás descubriendo el sentimiento de la alegría.

- ¿De verdad?

- Sí.

- ¡Enséñame todo lo que sepas!

- Se pide por favor.

- ¡Por favor, enséñame todo lo que sepas!

- Se te ve muy entusiasmada.

- ¿Sabes lo que es vivir casi 14 años sin poder tener ni un sentimiento positivo?

- Vale, vale... te diré todo cuanto sepa.

                                                                           ♥അ♥



Alex me explicó lo que son las bromas, para qué sirven y cómo se utilizan, todo esto bajo su punto de vista:

- Una broma es una frase o una palabra que se dicen para hacer reír a la gente. También puede ser una acción, como un "chante". Cuando iba al colegio, entre mis amigos y yo nos hacíamos "chantes". Para explicártelo, te pondré un ejemplo: imagínate que tienes un amigo llamado Juan. Haces ver que le vas a pegar en la cara. Él se lo cree, y sin pensarlo, parpadea. Si parpadea es un "chante" y, por lo tanto, le das un flojísimo puñetazo. Eso son los "chantes".

- ¿Una broma consiste en pegar a personas?

- No, no, no... ese es sólo un tipo de broma, y no es pegar a personas. Recuerda que también pueden ser frases o palabras.

- Creo que lo entiendo.

- ¿Sí? A ver, pon un ejemplo.

- También lo haré con nombres inventados: imagina que Juan va tan tranquilo al colegio. Deja sus cosas en su mesa y se va a hablar con su amigo. Holdy y Puise tienen una araña de plástico y la meten en la mochila de Juan. Cuando Juan vuelve a su sitio y abre la mochila, se encuentra con la araña y se da un susto, creyéndose que es de verdad.

- Bueno, esa broma la hice cuando yo era pequeño. Pero sigue siendo una broma, aun habiendo pasado los años.

- ¿En serio hiciste esa broma?

- ¿Por qué no?

- La persona a la que le hiciste la broma podría haber tenido miedo a las arañas.

- Cuando hicimos la broma, mis amigos y yo vigilamos que a él no le pasara nada.

- Menos mal.

Hubo un largo silencio.

- Y bueno – dije –. ¿Qué vamos a hacer hoy?

- Vamos a la feria.

- Vale.

CrystalaidenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora