Al salir del restaurante fuimos a dar un paseo. Estuvimos caminando en silencio por un buen rato, hasta que dijiste:
-Quisiera estar aquí por siempre, aquí contigo.
Y yo te respondí:
-Entonces hazlo, quédate conmigo.
Cuando la miré tenía lágrimas cayendo por sus mejillas. Las limpié con mis dedos y puse mi frente contra la suya.
ESTÁS LEYENDO
The Girl and the Stars
Short StoryElla era incluso más bonita que las estrellas que amaba observar.