Epilogo.

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Ya habían pasado 3 meses desde que desperté del coma, pero, oh. Todo es tan frío. Si hubiese sabido que todo hubiese sido tan mierda en la « vida real » nunca hubiera despertado, me hubiera quedado con Meissa, oh Mei, si supieras como te he buscado.

Comenzó a llover, demonios, iba a abrir el paraguas pero me detengo a mirar al frente.

El reloj dejo de hacer tic-tac y el tiempo se detuvo.

Ahí estaba ella, en plena vida bajo la tormenta, con su cabellera negra y sus ojos azules.

Ella pasó al lado mío,

Ella me sonrió,

Ella me guiñó el ojo.

Ella y yo. (Short story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora