Los faunos son, para la mitología romana, divinidades menores responsables de proteger los cultivos y los rebaños. Descendían de Fauno, el gran dios del campo y los pastores que a menudo era también un espíritu de los bosques responsable de hacer fértil el ganado y los campos; su nombre proviene del latín favere que significa "ser favorable" o "el portador".
Es común que se les confunda con y con los pues, al igual que los faunos tienen características tanto humanas como animales; a diferencia de los sátiros, los faunos tienen patas peludas, cola y orejas de ciervo, el resto de su cuerpo y cara es de humanos; e incluso son más amigables y tratables que los sátiros.
Fauno, el dios principal y antecesor de todos los faunos es el responsable de la invención del caramillo que es la flauta que todos los faunos tocan con gran destreza. De espíritu alegre, son amables e inofensivos; sin embargo, en algunas ocasiones gustan de hacer algunas travesuras a los humanos, pero por lo general acostumbran sólo a disfrutar de la música producto de sus caramillos y de los bailes que comparten con algunas . Dado que protegían los cultivos y ejercían influencia sobre las cosechas, para algunos agricultores no estaba de más tener a un fauno en sus campos.