Capítulo dos.

67 2 0
                                    

Mientras abría los regalos solo opté por estar en "modo automático", es decir, mantener dibujada una sonrisa falsa en mi rostro, agradecer por todos los regalos basura que obtuve y reírme de todas las oraciones que lograra escuchar aunque no les prestara atención.

Terminó la escena y suspiré aliviada, y mi felicidad se manifestó cuando esas personas que se hacían llamar mi familia comenzaron a retirarse. ¡Que aburrido fue todo! Hubiera pasado una mejor mañana hablando con un poste.

Mi madre comenzó a cocinar el almuerzo y mientras tanto tomé la decisión de ducharme. Busqué mi bata de baño color azul marino y mis ojotas negras y me encerré en el baño. Esta ducha me relajaría al extremo. Me quité la ropa que traía puesta y tan sólo la dejé tirada en el suelo. Giré la perilla correspondiente al agua caliente y esperé, pero el agua aún seguía fría. Aguardé unos minutos más y no cambiaba su temperatura.

-¡Hoy es mi día de suerte!- grité en tono sarcástico.

-¡Dejá de quejarte de tu vida y salí del baño, Candela!- oí gritar a mi madre desde la cocina.

-¡Nadie te invitó a mi conversación conmigo misma, mamá!- respondí y solo logré escuchar una pequeña risa de su parte.

Debía bañarme o me sentiría incómoda el resto del día, tendría que luchar contra la fuerzas del agua helada.

Luego de un torpe intento de baño, salí furiosa de la ducha y me coloqué mi bata y una toalla en el cabello. Me miré en el espejo, ¿y esas ojeras? Me veía horriblemente mal. Busqué en un pequeño mueble el porta cosméticos de mi madre y examiné el maquillaje, algo de acá me serviría para tapar esas horrendas bolsas bajo mis ojos. Unos minutos después, mi piel se veía como nueva y procedí a vestirme.

Desde mi habitación escuché el grito "¡A comer!" de mi madre y despegué mi celular de mis manos. Me cansa leer tantos mensajes con saludos y cursiladas por mi cumpleaños, y de mi parte solo regalo un "Gracias" o si me refiero a mis amigos más apegados un "Te quiero", no me gusta esto. Y lo que más odio es la falsedad notoria de algunas chicas de mi colegio que siempre hablan mal sobre mí, y este día me saludan como si fuéramos mejores amigas de toda la vida. Ahjj, dan asco.

Un nuevo grito de parte de mi mamá me sacó de mis pensamientos y me dirigí hacia el comedor. Mi hermano estaba sentado en una silla junto a la mesa, mi madre terminando algunos detalles de la comida y el novio de ella buscando la vajilla para colocarla en la mesa.

-¿Qué comida rica hiciste para mí, mamá?- pregunté y ella se sorprendió, me había adentrado a la cocina tan silenciosamente que no me había escuchado.

-Adivina.- contestó. Adoro hacer esto, siempre adivino en el primer intento, parece que mi mente está conectada con la mente de mi mamá.

-¡Tacos!- exclamé con una sonrisa. Es mi comida favorita, hay un 99% de probabilidades de que esté en lo cierto.

-¡Claro que sí, gorda!- el cariño de mi madre hacia mí es único.

-Sos una genia, te amo.- besé su mejilla e hicimos un juego de toques de manos que yo le había obligado a inventar para saludarnos.

Nos sentamos todos y cada uno se sirvió su porción. Di el primer bocado y sentía cómo dentro de mi boca bailaban los distintos condimentos. Mi madre tiene un gran talento para la cocina.

-¿Y Diane?- le hablé al novio de mi madre -Es raro que no haya venido con vos hoy.

-Mis padres le ofrecieron ir a almorzar junto a una laguna y ella aceptó encantada, yo no iba a arruinarles el plan.

Dianella es la sobrina de Joaquín, sus padres murieron en un accidente trágico cuando ella tan solo era un pequeño bebé y quedó a cargo de su tío. Él y mi madre son novios desde hace tres años, son una pareja hermosa y yo me encariñé con Joaquín a tal punto que ahora lo llamo por "papá". Es un hombre grandioso.

-¿Cuáles son tus planes para hoy?- mi madre me habló aún con una gran sonrisa. Parece que había apostado con alguien para ver quién estaba más tiempo sonriendo en el día, ya que nunca dejaba de mostrarme su reluciente dentadura.

-Todavía no lo se.- no había planeado nada, no pasó por mi cabeza esa idea -Tal vez dormir.

-¿Vas a dormir el día de tu cumpleaños?

-¿Y por qué no?- respondí mientras masticaba la comida y por suerte Helen alcanzó a entender lo que dije.

-Yo creo que deberías invitar a tus amigos a casa y pueden comer algo y pasar la tarde acá. O tal vez pueden ir a la plaza y llevar mates. Pueden ir a...

-¿Vas a decirme que hacer en "mi día"?- la interrumpí.

-No empieces, Candela.

-Perdón, y permiso.- me levanté de la silla, agarré mi plato y salí de la cocina. Iba a evitar la discusión pero de ninguna manera dejaría de comer los tacos.

Algunas veces rebaso el límite de adolescente amargada, debería comenzar a ser menos idiota y más gentil con las personas, pero si viví dieciséis años con un mal carácter podré sobrevivir unos años más. Aunque tendría que considerar mejorar mi actitud, luego intentaría eso...

----------------------
Acá les dejo el segundo capítulo😁 perdón por la tardanza, las ideas no fluían de mi mente (?

¿Sobreviviré a la adolescencia?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora