Cap. 3 |Encuentro|

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–Creo que sería buena idea que te pintaras un par de lunares o pecas en la cara, ponerte unas gafas enormes, hacerte dos coletas y ponerte un jersey de talla XXL. Tal vez de esta manera, te mirara más de un minuto... –comenta Myriam en un tono irritado.

Ruedo lo ojos.

Myriam me llamó loca, demente, pirada, psicópata por tomar esta decisión. El chico no tiene una reputación muy sana y quizás sea algo "espeluznante" su imagen social. Pero, ¿qué le vamos a hacer? Le necesito. Ahora es mi única luz encerrada en una maldita cueva, es mi llamita de esperanza. La esperanza me hace vivir.

–Calla y dime a qué hora sale de su clase.

Less bufa y me responde.

–Él siempre queda cinco minutos más en la hora de la salida esperando a que todos nosotros nos vayamos. Tiene esa extraña manía de andar solo por el pasillo...

Asiento. Mejor, así puedo convencerle cuando nadie nos vea. Sobre todo lo de ciencias.

–Oli, ¿de verdad que ya no hay otros caminos que tirarte por un precipicio sin salida? –me mira casi llorando de pena fingida Myriam.

–¿De verdad quieres que me muera desangrada en mi casa o que me muera deshidratada sin mis estudios?

–Dios... es... ¿Cómo decirlo?

–Es la realidad –replico.

Espero a la última hora. Cuando suena el timbre veo a todos recoger sus libros y meterlos en la mochila. Less y Myriam se acercan apresuradamente para hablarme.

–Oli, él sadrá más o menos a y media –murmura Less.

Asiento y le doy las gracias.

–¿De verdad estás segura de hacer esto? –habla Myriam.

–Sí, estoy segura. Al menos quiero intentarlo.

–Es la primera vez que noto que alguien quiere intentar suicidarse, y de la peor manera posible.

–¡Venga, iros ya! Se pasará el tiempo –digo dándoles la vuelta y empujarles hacia la puerta.

–¡Mucha suerte! –gritan las dos.

Una vez que han ido todos decido esconderme. En mi clase no podría ser porque está en frente de la suya. Asi que decido esconderme en la puerta del baño, porque sé que pasará por ahí de espaldas.

De repente, me pongo nerviosa. Ahora que lo recuerdo, no he pensado en ningún argumento decente en mi cabeza. ¿Qué le digo? "Hola, soy de letras, y he descubierto que soy pésima con los números ¿me ayudas con mates?" O "Buenas, me han dicho que eres raro pero sacas buenas notas. Soy rubia pero no tonta, soy pequeña pero matona. Asi que más te vale enseñarme matemáticas". Mierda, suena más a amenaza que a una petición.

Miro el reloj. Han pasado ya diez minutos y sigue sin haber movimiento.
Despuéd me doy cuenta de lo tonta que soy. ¿Por qué narices tengo que esperarle en el pasillo? Ahora que no hay nadie puedo entrar en su clase y hablarle. Es que hay que ver...

Pero ya que estoy en el baño me impulsa la necesidad de mirarme en el espejo. Involuntariamente deslizo mi mano por mi cabello para acomodar las mechas sueltas. ¿Por qué hago esto? ¿Estoy tan nerviosa por mi especto, por cómo voy a reaccionar solo por pedir un pequeño favor a mi compañero de ciencias?

De repente me siento infantil y overeacting.

Cuando decido entrar a su clase, empiezan a oír pasos en el pasillo. Rápidamente me escondo bien tras la pared. Sus pasos se acercan. Son suaves, firmes y no hacen demasiado ruido. Se podría deducir la actitud de esa persona por la forma que se escuchan sus pasos. Al menos, puedo deducir que no anda desinteresado como los mujeriegos, ni tan fuertes como los chicos musculosos que parecen culturistas.

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⏰ Última actualización: Nov 19, 2016 ⏰

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