Posesión

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El mareo era demasiado sujeté mi cabeza ¿Dónde estaba?, solo puedo recordar que subíamos el autobús, mire a mi alrededor pero no había nada solo oscuridad, no pude evitar sentir miedo, intenté moverme pero no lo logré, tenía una especie de cadenas que me envolvían casi por completo.

Mi boca se sentía seca, ¿había sido secuestrado?, ¿Qué estaba pasando?, escuché una risa tenebrosa esparcirse lentamente —solo estas soñando aunque, una vez que despiertes desearás seguir durmiendo— era fácil reconocer quien me hablaba.

— ¿Qué es lo que haces? — intenté tomar un poco de valor era la primera vez que podía

comunicarme con el aunque las circunstancias no estaban a mi favor, respire con mucha dificultad a causa de los nervios.

—Me divierto con "ellos"—

Te refieres a...

Efectivamente deberías ver las caras que tienen ahora, son muy hilarantes— su risa se hizo más fuerte y aquella declaración me hizo sentir desesperado, ¿qué les estaba haciendo?, me preocupe demasiado.

— ¡oh! Quieres verlos, bien para que no te angusties te dejaré despertar— un fuerte dolor me recorrió, todo se puso borroso, tuve que volver a parpadear, estaba en la cabaña, por un momento pensé que solo había tenido otra pesadilla más, pero grave error, frente a mi estaba Mabel, el tío Stan y Ford, sus manos y pies estaban sujetos a la pared formando una equis, intenté levantarme pero me fije estaba atado al sillón con unas cadenas, tenía una mordaza la cual no me permitía hablar, ellos estaban realmente lastimados, mi hermana me vio suplicante, pero no podía hacer mucho.

—o intentan comunicarse con telepatía de gemelos— se mofo de nosotros, levantó con una especie de bastón mi rostro y me sonrió, aquel hombre de cabello rubio y ojos color amarillo de pupila rasgada estaba divertido con nuestras reacciones.

—apenas estoy iniciando pequeño Pine Tree, tenemos mucho tiempo para jugar todos juntos— se sentó a un lado mío y mordió mi cuello, aquel dolor punzante en mi piel comienza a ser una constante, mientras él hacia eso, oí el grito de mi hermana, voltee a verla, estaba siendo estirada sus extremidades comenzaron a tronar, con todas mis fuerzas intenté liberarme, la mordaza fue retirada.

¡déjala!— no pude evitar gritarlo —Ya basta— apretó mis mejillas con fuerza.

— ¡oh! Pero si apenas estoy empezando o ya veo prefieres que comience de una vez contigo, no te gusta quedarte sin mi atención — un escalofrió me recorrió, todo mi cuerpo sintió el pánico, sin embargo había dejado de lado a mi hermana.

Mis ataduras fueron retiradas, cada articulación me dolía a horrores, fui empujado con brusquedad al piso, haciendo un sonido que hizo eco por toda la estancia, inmediatamente mis manos fueron sujetadas a este, evitando que por cualquier motivo pudiera levantarme.

Oh niño, sabes que es lo que quería hacer, tuviste tiempo de poner tus precauciones, inclusive pedirle a alguien más que lo hiciera contigo, pero perdiste tiempo ahora voy a profanarte, quitarte tu inocencia y será muy divertido—me quede completamente frio ante sus palabras, lo sospechaba pero realmente no quería aceptarlo, sus manos desgarraron la parte superior de mi ropa, sus uñas se clavaron en mis hombros hasta el punto donde sentí la humedad de mi sangre, mordí mi labio en un intento de que mis gritos no salieran.

— ¡déjalo, maldito!— la voz de mis tíos se hizo escuchar, por un momento olvide que estaban viendo toda la escena, aquellas caricias agresivas se detuvieron.

HecatombeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora