Errante

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Estaba escondido en el armario mientras afuera se oían esos pasos pesados, las cosas estaban siendo arrojadas contra el suelo, los muebles pateados — pronto te encontraré— aquel tono divertido me helo la sangre, no había nadie más que ella y yo , podría atacarla, las timarla pero no era algo que quisiera, Mabel por favor reacciona, comencé a rogar a un ser superior que mandará ayuda, pero en el fondo yo sé que no recibiré una respuesta, me arrincone un poco mas intentando que las cajas de mercancía me cubrieran sus pisadas se detuvieron frente a la

Uno, dos y tres por ti— Su sonrisa era grande, la hacía ver realmente feliz complacida por dar conmigo.

Mabel, detenté—

—Lo siento Dipper pero no lo hare, eres tú o yo, no quería llegar a esto pero ya no queda otra opción—

— ¡Mabel! — el ardor en mi pecho así como el dolor me recorrieron completamente, la sangre comenzó a emanar de la herida recién hecha, intenté moverme y salir de ahí, pero fui detenido por otro golpe de aquel cuchillo, procuré sujetar sus manos pero estaba débil, era una batalla que no ganaría pero no quiero morir, no quiero, mis ojos se llenaron de lagrimas, logré tirarla y quitarle aquella arma, sujeté la herida, era verdad ella o yo.

Levanté el arma decidido, el filo se perdió en su carne, la sangre comenzó a salir a montones, ella solo gritó y comenzó a llorar, en ese momento seguí apuñalándola con desesperación hasta que mi cuerpo se cansó, ya no se movía sus ojos estaban vacios, me desplacé apenas de aquel pequeño lugar debía llamar a la ambulancia debía...

Mi vista se estaba poniendo borrosa, tome el teléfono sentía unas tremendas ganas de vomitar estaba demasiado mareado, intenté marcar, me senté en el suelo recargándome en el mueble.

Emergencias

—yo...— sin embargo la línea se cortó, me asusté y miré a un lado aquellos ojos de color amarillo brillaban en la oscuridad.

Has perdido— sus dedos jugaron con la herida de mi abdomen, solté un grito de dolor.

¡ya basta! — aquella cosa solo sonrió y su dentadura perfectamente blanca se mostro.

ya no me puedes detener, ya no hay salida acabas de traerme por completo solo necesitaba una vida humana a cambio—

—No...— entonces lo entendí mi hermana había estado poseída todo ese tiempo, había sido engañado por completo.

bien es hora de comenzar a jugar—

Abrí los ojos asustado, me incorporé en aquella silla, el olor a cloro lleno mis sentidos, los pasos lentos de las enfermeras me hicieron despertar completamente, los susurros del pasillo me hicieron recordar en donde estaba, fue un sueño sentí un gran alivio al darme cuenta de este hecho, sujete con fuerza mi pecho y respiré hondo.

HecatombeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora