Camila
"Las cosas pasan por algo"... frase que describe mi vida y que he escuchado todo los días de ella. Porque realmente creo que es verdad. Todo tiene un por qué, bueno o malo, necesario o no tanto. Me gustaba pensar que había venido aquí para hacer cambios en mi vida o en la de los demás, el gusto estaba en simplemente cambiar. Sin embargo, con el tiempo me he dado cuenta de que solo puedo realizar estos giros en mí... si intentas cambiar a una persona, terminará por alejarse.
Mi nombre es Camila Cabello, el mes pasado cumplí 16 y lo único que hago últimamente es escribir, también me gusta salir con mis amigas y enterarme de los problemas tontos de la gente que hay a mi alrededor pero claramente puedo vivir sin eso. Decidí comenzar a relatar mis historias desde un punto de vista personal, me gusta plasmar mis sentimientos verdaderos y me gusta la idea de que más gente como yo lo haga, y también que se identifiquen con estos.
Quisiera entrar al concurso y conocer los frutos que esto me pudiera dejar. Realmente no se trata de un interés en obtener dinero, ni en ser más reconocida. El punto es que quiero que mis escritos ayuden de alguna forma a más chicas de mi edad. Espero ser una buena candidata." - Presioné el botón de "apagar" en la cámara una vez que terminé de grabar.
Tiempo antes me había llegado una convocatoria por parte del instituto sobre un concurso de pequeños escritores. Teníamos que hacer una obra, novela, cuento, anécdota o lo que sea que la gente se dedique a escribir en estos días, y si tu proyecto era de los dos mejores, la obra sería publicada en formato físico.
Apagué el computador estresada por haber estado ahí durante casi tres horas editando el video que mandaría al concurso con mi presentación para que no tuviera el mínimo error. Me senté sobre mi cama y comencé a cantar bajo.
- Mila, dice mamá que es hora de cenar. - Me dijo Sofi, mi hermana menor.
- En un momento estaré ahí.
Me puse mis sandalias rosadas y bajé con cierto desgane.
- ¿Ocurre algo, cielo? - Preguntó mi papá mientras continuaba ayudando a mamá con las cosas de la cena.
- No, todo va bien.
No me gustaba darles más problemas a mis padres de los que ya tenían, además creo que no era un problema el que tenía, solo estaba cansada y ya.
Una vez que todos estábamos sentados y listos para cenar, mamá decidió romper el silencio.
- Mañana es tu primer día de un nuevo curso Camila, ¿no estás nerviosa?
- ¿Debería estarlo? Es como otro día cualquiera mamá, nada que no haya vivido antes... - Mentí.
Realmente esa noche no pude dormir bien, no dejaba de pensar en que vería otra vez a personas que siempre había detestado, y no estoy hablando solo de los maestros. Hay mucha gente en el instituto a la que no le caigo bien. No es como que sea de las más populares de ahí, pero tampoco soy una de esas chicas tímidas que no tienen más que una amiga. Aunque eso tampoco me preocuparía, al final del día solo te tienes a ti mismo, siempre todos te traicionan, o tú terminas traicionándolos a ellos... es una completa basura.
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A la mañana siguiente la alarma sonó a las 6:00 a.m. pero terminé por levantarme de la cama cuando ya faltaban 15 minutos para la hora de entrada. Sabía que llegaría tarde, solía ocurrirme muy seguido.
Cuando terminé de alistarme y me despedí de mis padres, me fui directo a clases. Llegué veinte minutos después de las 7:00 a.m. lo cual significaba que tendría que esperar en la biblioteca hasta que pudiera entrar a mi siguiente clase. Estúpidas reglas.
