Capitulo tres

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Él respiro hondo, pero no dijo una palabra. Nos miramos a los ojos por un momento, y luego salí de la habitación hacia el pasillo de mi habitación, con la intención de cambiarme y ponerme un pijama cómodo. Pero en cambio, todo lo que pude hacer fue sentarme en la cama y mirar la pared, preguntándome si él había sentido lo que yo había sentido. La misma sensación de hormigueo que sentía, tenía mi coño ardiendo de deseo. Yo lo amaba. Él significaba mucho para mí. Quería besarlo otra vez. Sólo esperaba que él también lo quisiera.
Pasaron unos minutos antes de que escuchara que la puerta se abría.

— ¿Estás aquí? —Justin pregunto.
—Oh. Sí. —Miré sus hermosos ojos mieles. —Lo siento. Supongo que perdí la noción del tiempo.
Él sonrió.
—Eso está bien. —Justin estaba en la puerta. — ¿Estás segura de que estas de humor para una película?
Sentí como mi cara enrojecía. No, yo no estaba de humor para una película. Yo estaba de humor para follar a mi padrastro hasta la tapa de los sesos.
—Hum, ¿Qué quieres hacer esta noche?
Los ojos de Justin recorrieron todo mi cuarto antes de por fin decidirse a verme. Camino hacia mí y extendió su mano.
—Vamos. Vamos a ir a la sala de estar.
Tomé su mano y la sostuve mientras caminábamos por el pasillo hasta la sala de estar. En la mesa de café vi una botella de vino y dos vasos.
—Entonces—le dije. — ¿Supongo que tú no hiciste las palomitas de maíz?
Él sonrió.
—No. Pensé que tal vez preferirías vino en su lugar. Lo probé en tus labios.
Mi corazón se aceleró.
—Oh, ¿Pudiste probarlo?
—Sí. —Justin sacudió la cabeza, y me miro pensativo. —Maldita sea, te pareces a tu mamá. —Acarició el costado de mi cara por un segundo, y luego se sentó en el sofá y vertió el vino en las copas sobre la mesa de café.
Me senté junto a él lo más cerca que me fue posible, dejando que mis piernas rozaran la suya. Yo estaba dividida. Una gran parte de mi quería calmarlo y cuidar de él. Pero otra parte se sentía desesperadamente atraída hacia él. Quería llegar a hacer el amor con él.
Justin sonrió y me dio una copa.
—Espero que te guste el blanco.
—Claro. —Había estado bebiendo tinto en el restaurante, pero no tenía ninguna preferencia. Tomé el vino y bebí la mitad, de forma rápida, con la esperanza de una nueva oleada de audacia.
—Demonios pequeña, es posible que desees reducir la velocidad. —Él me miro a mí y luego a su copa mientras tomaba un trago del vino.
Lleve la mano a mi pecho, riéndome.
—Lo siento, solo estoy celebrando, supongo.
— ¿Celebrando? ¿Qué estamos celebrando? —dejó la copa sobre la mesa y se dirigió a mí. —Estás bromeando, ¿verdad?

—Lo siento, papi. —Quería salvar la situación de alguna manera, y lo llamaba "Papi" por lo general para poner las cosas a mi favor. —Ni siquiera sé por qué dije eso. Todavía estoy un poco borracha...

—Mierda, ¿Sabes lo duro que ha sido? —me miró, sus ojos mostraban dolor. —Tener que explicarle a la gente que mi mujer se fue—se encogió de hombros— ¿Se fue? ¿Y no sé cómo ponerme en contacto con ella?
Me mordí el labio inferior.

—Si— comenzaron a fluir unas lágrimas por mis mejillas.
—Oh, mierda, lo siento Ana. —Puso su brazo alrededor de mis hombros. —Ella es tu madre. Lo siento.
—No sé dónde está. —Yo apoyé la cara contra su pecho, llorando.
—Shh... todo está bien, pequeña. —Puso su mejilla contra mi frente. —Lo siento mucho.

Aspiré, sollozando, tratando de hacer que las lágrimas desaparecieran. Tendió su mano con una servilleta de la mesa para limpiarme los ojos.
—Lo siento, papi. Estoy tratando de no pensar en ello.

—Está bien pensar en ello. Tú no puedes pretender que no ocurrió. —Él frotó mi espalda. —Estoy seguro de que la echas de menos.

Secándome los ojos con la servilleta, me senté con la espalda recta y miré sus ojos tristes.
—No es eso, papi.
— ¿Hmmm? —Justin parecía confundido— ¿Entonces qué es?
Tome una respiración profunda.
—No me gusta lo que te hizo. Se me pone muy triste ver que te dolió tanto.
—Oh Ana.
—No, es verdad. —Bebí el resto de mi vino y dejé la copa sobre la mesa. —Eres un buen hombre Justin. El mejor papi que jamás pude esperar.
—Aww, cariño. Tu sabes que yo siento lo mismo por ti. —Él tomó la parte de atrás de mi cabeza y enredo sus dedos en mi pelo. —Eres tan especial para mí.
Puse mi mano sobre su rodilla y lo mire a los ojos.
—Te amo mucho, papi.
—Yo también te amo mucho, pequeña.
Nuestros ojos se encontraron. ¿Podía leer mi mente? Me sentía culpable por todos los pensamientos que estaba teniendo. Mientras yo exploraba sus hermosos ojos mieles, todo lo que podía pensar era en cómo reconfortarlo, y no con un abrazo. O con una noche de caricias en el sofá, o viendo alguna película. Tenía ganas de darle algo más. Algo que aliviara su dolor y realmente mostrarle lo mucho que lo amaba. 

Mi Ex padrastro JT ♥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora