Capítulo 3
— ¡Hola profesora! —la saludé de forma entusiasta.
Después del almuerzo me tocaba ir al taller de danza a ayudar a la profesora con mis compañeras.
— ¡Al fin te dignas a aparecerte por aquí, muchachito! —me reprendió.
—No es mi culpa que me hayan dado vacaciones en medio del semestre —le dije con una sonrisa inocente.
—Ya no busques más problemas, hijo —me dijo maternalmente —¿Cómo se te ocurre andar con esa máquina infernal por los jardines? —me preguntó.
—Solo me divertía un poco —me justifiqué y cambié de tema antes de que siguiera con un discurso acerca de sus tiempos —¿Qué es lo que esta enseñando esta vez, Ammy?
—¡Vals! —dijo con emoción. Yo torcí el gesto.
—¿Qué tal un poco de tango? —le pedí.
—¡No! —me gritó —No te dejare seducir a mis alumnas en medio de mi clase.
—Igual con el vals, se vuelven locas —le aseguré bromeando.
—Creo que aquí el problema eres tú, y no el baile —aseguró.
—Soy irresistible —dije pegado de mi mismo y bromeando con ella.
Interrumpieron todas las chicas y chicos en sus calzas o shorts cómodos para bailar. Cuando entraron… entonces la vi entrar al salón en un short cortito y una blusa apegada a su cuerpo. Sonreí al verla al fondo de la clase siendo intimidada por sus compañeras. Seguro todas ellas estaban resentidas con ella por haberse sentado con los chicos y conmigo en el descanso. Decidí ser amable, si las tontas de esta Universidad no querían ser sus amigas por mi culpa, yo sería su amigo.
—Lo que me faltaba —dijo al verme.
—No seas atípica, ya me conoces. Además te mueres por mí —le dije. Rió irónicamente.
—Claro —dijo asintiendo.
—Bueno, bueno —habló Ammy la profesora de esta clase —Comencemos con la clase. Liam me ayudara como siempre.
Mostró los pasos y yo la ayudé, ya que esto no era nada complicado para mí. Ammy estaba haciéndoles unas indicaciones a una pareja y ahí aproveché.
— ¿Me permites? —le pedí a Josh y él me dio la mano de _______ —Lo haces todo, pero todo mal —la reprendí —No estás escuchando la música.
—Discúlpame, si las miradas de odio me distraen —me soltó de repente.
—No es mi culpa que te afecten tanto, algunas chicas son resentidas —le dije mientras la hacía girar y la traía de nuevo a mí —Tendrías que acostumbrarte —le aseguré —Planeo seguir… hablándote —le dije con una sonrisa y dimos unos giros por la pista.
—No tengo por qué responderte —me contestó y la hice girar sobre si misma. Perdió el equilibrio por un momento y la sujeté por la cintura. La coloqué más cerca de mí. Quitó mi mano, apenas recobró el balance —Haces cualquier cosa por tocarme.
—No es mi culpa que tú me des el pretexto —dije inocente.
—Narcisista —me acusó y yo sonreí.
¿Qué chica conocía esa palabra? Esta era una chica inteligente y vivaz.
—_______ estamos bailando —dije cansado de sus acusaciones —Es obvio que tengo que tocarte —hizo una mueca y volvió a poner su mano sobre mi hombro y la otra en mi mano.
—Bailas bien —dijo después de un rato de silencio en el que yo la miraba fijamente a los ojos y ella trataba de evitar mi mirada.
—Y tú estás mejorando —aseguré sonriente —Soy un buen profesor —dije orgulloso de mí mismo.
— ¿Dónde aprendiste a bailar? —me preguntó.
Mis pasos fueron sin ritmo por unos segundos, justo el tiempo en el que el recuerdo vino a mí. Pero pronto recobré la compostura y sonreí sin ganas.
—Mi madre me hizo ir a clases de ballet cuando era niño —dije orgulloso de aquella etapa de mi vida.
—Vaya —dijo sorprendida —Habitualmente inscriben a los niños en clases de karate o en cosas de peleas y todo eso.
—Bueno —respondí pensándolo un poco —Ya ves que no se puede generalizar nunca, te podrías sorprender.
—Vaya, tu madre debe amar mucho el baile —aseguró.
—Si a ella le gustaba mucho la música y bailar —sonreí levemente —Ella siempre bailaba.
— ¿Le gustaba? ¿Ya no? —preguntó.
La mire fijo, pensando un poco en eso. Hacía bastante que nadie me hacía recordar eso.
—Muy bien chicos, eso es todo por hoy, nos vemos el miércoles.
—Tengo práctica jurídica ¿y tú? —le pregunté para evitar contestar su pregunta.
Al parecer ella le tomó poca importancia y lo dejó pasar.
—Yo también —me respondió.
—Perfecto, te espero afuera del vestidor de chicas —afirmé y me fui a cambiar.
Cuando llegué al vestidor ella aun no salía, así que me recargué en la pared, frente a la puerta, y me puse cómodo para esperarla. Encendí un cigarrillo y comencé a jugar con el encendedor de Zayn. De pronto empecé a oír muchos gritos y tumultos dentro del vestidor
toalla dejándola en ropa interior en el pasillo. Cuando la chica malvada me vio abrió bien grandes los ojos. Sorprendida, cerró la puerta. Esto no había sido obra de una sola chica, ¡Habían sido todas! Ella parecía perrito mojado y abandonado a la intemperie, mientras trataba de cubrirse con sus delgados brazos. Estaba toda mojada, su piel estaba erizada y temblaba del frió. Lancé el cigarro lejos. Enojado me quité la chaqueta y se la puse para que se cubriera.
— ¿Quién te hizo esto? —dije con ferocidad.
—Se defenderme sola —repuso queriendo conservar un poco de dignidad.
— ¡Así lo veo! —gruñí escaneándola de arriba abajo, semidesnuda y cubriéndose con mi
chaqueta.
Se veía verdaderamente bien en aquella íntima ropa interior color negro. Su piel era suave, y no había ninguna mancha en todo su cuerpo. En otras circunstancias me habría encantado verla así, pero en esta ocasión me sentía extrañamente furioso como para pensar en algo más
—Ven aquí.
La tomé del brazo y la jalé. Utilicé más fuerza de la debida en tocar la puerta, las chicas intimidadas ante mi enojo entreabrieron la puerta. Yo la pateé con fuerza, afortunadamente no golpeó a ninguna.
Estaba enojado con esas bestias, pero jamás me perdonaría a mi mismo lastimarlas… físicamente, claro está.
Pero mis principios no me impedían intimidarlas un poco. Jalé conmigo dentro del vestidor a _______.
— ¡Quiero que dejen de molestarla! —dije furioso. ______ se acomodó atrás de mi, como animal asustado —A partir de este momento si me entero de que alguna de ustedes le ha causado algún daño a ______ —la jalé hacia delante —¡Se las verá conmigo! —amenacé.
— ¿Y qué puedes hacernos tú? —preguntó Mary al fondo del vestidor —Que no nos hayas hecho ya —dijo retándome.
—Preocúpate de lo que puedo hablar, Mary —la amenacé —Si hasta ahora he sido un caballero, es por qué las consideraba unas damas que merecían todo mi respeto —nótese la ironía —Ahora me doy cuenta que no son más que bestias —les dije con una nota de burla y decepción —¡Qué lástima! —dije un poco más bajo —Tú —me dirigí a ______. —Vístete, ya se nos hizo tarde —las chicas abrieron un camino para ella. Tomó su ropa y la sujetó con contrariedad ante ellas —¿Y ahora qué pasa? —solté fastidiado.
— ¿Te podrías salir? —preguntó apenas audible.
— ¿Y dejarte sola con los jinetes del Apocalipsis? ¡No sueñes! —aseguré —Además estas criaturas ya me dejaron verte —dije con una sonrisa y le guiñe un ojo —Eso debo de agradecérselos señoritas, me ahorraron ese paso —les dije e hice una reverencia.
Ellas pusieron cara de fastidio. Mary se levantó enojada y se fue azotando la puerta. ______ se quitó mi chaqueta y me la entregó.
Se puso la blusita blanca del uniforme y se metió la falda tableada. Se coloco la corbatita con despreocupación y prosiguió con las medias y los zapatos negros.
—Lista —dijo cuando se acerco una vez más a mí.
—Casi —dije y acomodé su corbata correctamente. Ella me frunció el ceño, pero las demás chicas no notaron su incomodidad ante mis gestos y se molestaron más. La envidia debía estarlas carcomiendo. Decidí molestarlas un poco más y besé su mejilla tardándome un poco más de lo que realmente ameritaba la acción —Vamos.
Abrí la puerta para ella. Salió y yo la seguí.
—Yo… no tenías porque —dijo.
—Me gusta tu lunar —dije después de un rato de caminar en silencio
—Mmm…
—Creo que ya no tiene caso entrar a esta clase solo quedan 20 minutos para salir.
— ¿Qué te toca después? —preguntó.
—Música —afirmé y ella torció el gesto. ‘Estúpidos talleres’ dije en mi fuero interno.
— ¿No te gusta música? —pregunté.
— Estúpidos talleres —dijo casi inaudible.
Sonreí. Así que a ella tampoco le gustaban los talleres.
— ¿Qué clase te toca a ti? —le pregunté.
—Música —afirmó con fastidio.
Bueno, al parecer teníamos que cursar los mismos talleres. Yo por faltar tanto y ella seguramente como amonestación por entrar ya empezado el semestre.
— ¿Qué instrumento tocas? —pregunté curioso. Apretó los labios y comenzó a revolver su bolso. Saco una flauta —Parece difícil —dije condescendiente, pero ella no lo creyó.
—No seas irónico —me pidió.
—No estoy siendo irónico —aseguré, pero por su expresión pude ver que no me creyó de nuevo.
Entramos al salón pero aun no había nadie, teníamos 20 minutos libres en el aula…
Se me ocurrieron varias formas de pasar el rato, pero seguramente ella no aceptaría y dejaría de hablarme. Cosa que no quiero que suceda. Ustedes saben de que hablo.
—¿Y tú que instrumento tocas? —me preguntó.
—Adivina —dije con una sonrisa autosuficiente y ella echó una mirada alrededor de la
habitación. Su mirada iba de los instrumentos a mi rostro, como considerando las opciones.
—La guitarra eléctrica —aseguró. Yo tome la guitarra e intenté tocar una canción pero me salieron muchas notas que nunca encajarían en ese orden en una melodía —Esta bien esa no es—dijo para que dejara de tocar — ¿La batería? —dijo con duda. Repetí la misma acción que antes, me estaba divirtiendo golpeando la batería pero ella me sacó los palillos de las manos para que dejara de hacerlo.
—No tocas ningún instrumento —aseguró demasiado complacida con esa aseveración.
—Si tú lo dices —dije y me encogí de hombros.
Cuando iniciara la clase se sorprendería. Sonreí al imaginar su expresión. El profesor Morgan llegó en eso, pronto llegarían los demás.
—Liam—dijo con una sonrisa y me saludó —Que gusto que al fin te dejaron regresar.
—Eso lo dirá usted, yo me la estaba pasando bien sin venir —le dije sarcástico.
—Lo sé, yo también fui joven —me dijo divertido —_______ que gusto que llegaras antes. Me imagino que has estado practicando —ella se puso nerviosa.
—Si, por supuesto —afirmo. ‘Mentirosa’ dije para mi mismo.
—Déjame oír lo que has avanzado —pidió amable el maestro. Ella intento tocar la sinfonía de Beethoven el ‘re seis’ Le salía muy mal y sus dedos eran lentos —Es suficiente —dijo el maestro y acabó con esa tortura —¿ Por qué no le muestras como debe ser, Liam? —me pidió.
Ella me cedió su flauta con una sonrisa torcida, seguramente estaba esperando que me saliera peor que a ella. La melodía fluyó a un ritmo delicioso por mis dedos mientras soplaba. La miré de reojo, estaba sorprendida —Muy bien hecho, veo que no pierdes la practica —dijo el maestro orgulloso.
—Mentiroso —me acusó ella entre dientes.
—Yo nunca dije que no sabía tocar ningún instrumento. Tú sola lo dedujiste —me defendí.
—Pero nunca me aclaraste que sabias tocar la flauta —reprochó.
—Nunca lo preguntaste —dije con una sonrisa ante su enojo.
—Pero ______, Liam sabe tocar muchos instrumentos aparte de la flauta —interrumpió el profesor, el cual no me estaba ayudando a pesar de que estaba presumiendo por mí de mis habilidades. Sonrió y se fue al otro lado de la habitación a afinar algunos instrumentos.
—Aprendí a tocar la flauta a los 4 años —dije mientras me encogía de hombros y ella se dejó caer en una silla.
—Soy patética —dijo casi inaudible.
—No es cierto —aseguré.
—Podrías enseñarme a tocar la flauta —me dijo. Arqueé una de mis cejas. Ella me miró bien ante mi rostro — ¡No le busques doble sentido a las palabras! ¡Eres un sucio!
Solté una chistosa carcajada. Levanté mi mano y pasé uno de mis dedos por su frente, alisando la leve arruga que se formó allí ante su enojo.
— ¿Qué otro instrumento tocas? —preguntó regodeándose en su autocompasión.
—El chelo, el violín y el piano —dije como si fuera nada.
— ¿Cómo aprendiste a tocar todos esos instrumentos? —preguntó contrariada.
—Te lo dije —aseguré —A mi madre le gustaba la música y el baile.
—Tu mamá crío a lo que debería ser el prototipo de hombre perfecto —balbuceó sorprendida y me miró de arriba a abajo —No esto.
Sonreí divertido. Se formo un extraño silencio entre nosotros. La mire fijo, esperando a que dijera algo. No dijo nada. Miraba nerviosa hacia abajo. Comencé a mirarla más detenidamente. La verdad es que esta chica está… más que linda. Otra vez, sin discreción, miré sus piernas. Esa falda tableada le quedaba tan bien. Tiene unas lindas piernas. Y por lo que vi fuera del vestidor, un lindo trasero.
— ¿Puedes dejar de mirar mis piernas? —me preguntó haciendo que volviera a concentrarme.
—Lo siento, pero no pude evitarlo. Tienes lindas piernas —le dije sincero. Revoleó los ojos.
—Para ti todo lo que camina tiene lindas piernas —me atacó.
— ¿Ya empiezas con los ataques? —le pregunte divertido.
El profesor entró de nuevo a la sala y detrás de él, los alumnos. La clase ya comenzaba. Todos practicaban con sus diferentes instrumentos. Miré a ______, ella comenzó a buscar algo dentro de su bolso. Sacó un celular, miró la pantalla, para luego mirar al profesor y salir de allí sin que él la viera. ¿Qué la pasará? Algo extrañado decidí seguirla. Me quedé oculto detrás de la puerta.
—Ya te lo dije. Aún no es momento —dijo nerviosa mientras hablaba por teléfono —Claro que se lo que estoy haciendo ¿Por qué crees que lo hago? ¡No seas imbécil! ¿Quieres hacerme el favor? —traté de reprimir una risa. Ella estaba bastante alterada —Lo sé, lo siento, no quise gritarte. Tú me pones así —le dijo y sonrió levemente —Yo también te quiero, tonto. Adiós.
No sé porque demonios no me fui de ahí, pero cuando reaccioné ya era demasiado tarde. Ella saltó un poco, por el susto, al casi chocar de frente contra mí.
— ¿Qué haces aquí? —me preguntó.
—Iba al baño —contesté rápidamente. Me miró con desconfianza.
—Me canse de esta clase. Me voy —dijo. La mire extrañado. ¿Acaso era un chica rebelde a la que le gustaba romper las reglas y yo no me había dado cuenta? Entró al aula. Sin que el profesor la viera tomó sus cosas y volvió a salir de allí. Tome mis cosa y salí detrás de ella.
— ¡Espera! —le dije y la alcancé —¿A dónde vas?
—Odios estos talleres, y odio está estúpida Universidad formativa —dijo con odio. La mire sin poder creerlo. Era la primera vez que escuchaba lo mismo que yo pensaba de todo esto —Explícame, ¿Qué necesidad tienen de hacerme perder el tiempo en tocar una flauta? ¿Para qué quiero aprender a tocar una flauta? —preguntó exasperada. Volví a encontrarle doble sentido a sus palabras. Me miró fijo —Eres un mal pensado —aseguró.
—Tus comentarios dan que pensar —le dije divertido.
— ¿Qué tienes ahora? —me preguntó.
— Filosofía —dije y la miré — ¿Tú?
—Historia Universal.
Miré como Louis y Zayn se acercaban a nosotros.
—Que linda se ha vuelto la tarde, al ver su sol tan cerca —dijo Lou mirando a ______. Ella rió por lo bajo. ¿Cuántos les apuesto que si yo le hubiese dicho eso, me hubiese mirado mal?
— ¿Qué hacían? —preguntó Zayn.
—Escapábamos de música —les dije.
—Payne ya te está llevando por malos pasos, ______ —le dijo Lou.
—No, Lou. Él apenas puede consigo mismo. Es demasiado narcisista —respondió. Ambos rieron divertidos y me miraron —Pero eso es lo de menos. Debo irme muchachos. De verdad me encantó conocerlos —les dijo a mis amigos y palmeó el hombro de Zayn —Aunque no tanto a ti, Payne.
— ¿Por qué? —le pregunte mirándola.
—Porque presiento que serás un gran fastidio en mi vida —me aseguró.
Comenzó a caminar por el pasillo. Los tres nos quedamos callados, mirando cómo se alejaba. Tenía un gran vaivén a la hora de caminar.
— ¿A dónde va? —me preguntó Zayn.
—A Historia Universal —le dije por lo bajo. Ambos me miraron esperando escuchar algo de lo que querían escuchar. Tal vez estén pensando que le propuse ‘cosas’ o algo por el estilo
—No le propuse nada —dije y volví a caminar. Ambos comenzaron a caminar detrás de mí.
—Que raro. Conociéndote, diríamos que eso es extraño. —me dijo Louis.
—Muy, muy extraño —afirmó Zayn.
ESTÁS LEYENDO
Obsesion - Liam Payne
FanficNovela original en :https://www.facebook.com/media/set/?set=a.282229501877679.48948.186769788090318&type=3