Escuela...
No me malinterpreten. Adoro estudiar, me encanta empapar mi cerebro cada día de mayor información. El único problema era que tenia que estar con otras personas. Siempre he tenido problemas para relacionarme; con niños, con adultos, con ancianos. Pero sobretodo con los adolescentes.
La gente de mi edad era simplemente detestable. Ellos eran esa pequeña aguja que amenazaba con pinchar el globo de mi paciencia.
Simplemente con el echo de tener que pensar en sus ojos recorriendo mi cuerpo, cada día, intentando descifrar que me estaba pasando, me aterraba. Pero ya estaba inscrita en la preparatoria. Ya no había vuelta atrás.
Me restregó los ojos, esperando a que tuviera la suficiente fuerza de voluntad como para abrirlos y empezar a prepararme para el muy divertido día que tenia por delante. Nótese el sarcasmo.
Abrí mi ojo izquierdo. Siento como los pequeños rayos de sol, que de alguna forma traspasaron la cortina, me iluminan la vista. Lo cierro de nuevo. El sol esta aumentando su intensidad. Busco mi teléfono en la pequeña mesita de noche, lo tomo y veo la hora. 7:30 am.
Paso mis dedos por mi cabello suavemente, sintiendo cada hebra de cabello grasoso y enredado. Necesito una ducha y rápido.
Tomo fuerza de voluntad y en un dos por tres, me levanto de la cama sin pensarlo mucho. Dirijo mi vista hacia el baño, caminando tambaleante hacia el. Una vez dentro, mi primera reacción fue verme al espejo. Grave error por cierto.
Mi cabello parecía una jungla negra y alborotada. Mi piel, más pálida de lo normal excepto por una de mis mejillas, la cual estaba de un color carmesí junto con unas diminutas marcas de la tela de las almohadas. Mis ojos algo hinchados. Y por último, mis labios, secos y sin una pizca de color.
Que belleza.
♡
Después de un cálido baño, salgo envuelta en una toalla, junto a unas pequeñas gotas cayendo de mi espalda. Camino con precaución para no resbalarme y caer. Una vez en mi habitación, busco en mi armario algo que ponerme.
Optó por un suéter de color vino, unos bluejeans, unas medias largas de color negro junto con unas converse de color negro. Me dispongo a vestirme con total calma y paciencia. Vuelvo al baño para poner la toalla en su lugar y domar a la fiera a la que llamo "cabello".
Una vez lista, bajo a la cocina para prepararme algo que desayunar. Busco en la alacena mi cereal favorito y después tomo del refrigerador la leche. Tomo con cuidado un tazón y vierto todo sin orden alguno. Luego comienzo a deborar mi desayuno. Termino, tomo el plato y la cuchara y las meto en el lavavajillas.
Subo de nuevo a el baño, me lavo los dientes y me aplico un poco de vaselina en los labios. Voy a mi habitación, tomo mis cosas y bajo corriendo las escaleras. Veo de nuevo la hora. 8:30 am.
Perfecto, voy treinta minutos antes.
♡
Después de veinte minutos de viaje, llegue a mi destino. La preparatoria. Tan grande que podrías perderte en ella y tan cara que podrías vender tu alma y todavía seguirías debiendo.
Por suerte para mí, mi padre es uno de los abogados del bufete de abogados -valga la redundancia- Prescott. Aunque también fueron todos esos meses de horas extras en la cafetería y semanas de comida congelada por 0,99$.
Aunque su valor monetario esta sobrevalorado, hay que recalcar que es una de mejores preparatorias de Nueva York. De ahí por me llamo tanto la atención.
Me quede un par de segundos admirando la entrada. Un gran edificio cuadrado que podría dar lugar hasta a diez mil estudiantes junto con un estacionamiento con miles de autos lujosos. Uno más caro que el otro.
Camine titubeante hacia la institución. Se podía oler fácilmente el rocío que caía delicadamente por las flores de la entrada. Un vez dentro, vi por lo menos doscientos pares de ojos mirándome. Algunos con asco, otros con curiosidad. No me importaba con que intención lo hiciera, solo quería que dejarán de hacerlo.
De repente una voz masculina se hizo presente en la sala. Era un voz divertida pero al mismo tiempo gruesa. Incluso se podría considerar seductora.
—¡He vuelto perras!—
Inmediatamente todas las miradas se fijaron hacía aquel muchacho, incluyendo la mía. Era un chico alto, de un metro ochenta quizás. Piel blanca como el marfil, delgado pero aún así se podia notar fácilmente que tenia unos músculos definidos. Cabello negro y ojos azules. Traía una camiseta de color rojo intenso, una chaqueta de cuero negra, pantalones de mezclilla, botas negras y lentes de sol sobre su cabeza.
Típico motociclista rebelde
Todos en la sala empezaron a gritar de emoción, al parecer era muy conocido. Los chicos corrían a abrazarlo y darle palmadas en la espalda. Las chicas suspiraban como si estuvieran viendo a John Travolta versión metalero. Junto a el entraron tres parejas más. Y no hacía falta agregar que también entro su "novia".
Enana, rubia, plástica. Las tres palabras que te venían a la mente en cuanto la veías. Con un maquillaje exagerado, una camiseta que apenas y le cubría el ombligo, una extra minifalda de color verde agua y unos gigantes tacones rosas que apenas escondía su baja estatura.
Lo tomo de la mano y le planto un beso. Uno exagerado, se veía que reinaba la lujuria y no la verdadera esencia del afecto físico-amoroso: amor. Después de su pequeña escena, caminaron juntos por el pasillo, como si de un rey y una reina se tratara. Los demás abrieron paso a los "reyes" de la preparatoria. Voltee los ojos. Es sumamente ridículo que crean que ellos mandan de alguna forman aquí. Y más ridículo aún que le rindan tanto respeto y admiración.
El tan aclamado chico, paso a mi lado, viéndome fijamente a los ojos.
Que asco.
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Alerta Nerd.
Teen FictionSi, es la típica historia cliché de Wattpad. Pero te puedo asegurar, que es la mejor historia cliché de Wattpad.