Prólogo- Regreso

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Se levanta y deja el plato en el fregadero, mientras se dirige a su habitación. Se tira a la cama, recogiendo un libro y comenzando a leer, descalzándose mientras se sumerge en el. Está a punto de dormirse cuando llaman a la puerta. Se pone de pie de mala gana y camina hacia la entrada, abriendo la puerta. Algo pasa entre sus piernas, y se dá la vuelta para observar como un gato negro se acomoda en el sofá, observándola. Se gira, un chico alto de pelo negro y ojos azules la mira sonriente, mientras estira los brazos. Ella deja de ver, dá dos pasos hacia atrás y las lágrimas ocupan su campo visual completamente, cayendo de rodillas. El se sorprende y la agarra de la muñeca, intentando levantarla. Un chillido hace que el gato se levante de golpe, y  la suelta instintivamente. Se agacha, ella nota como lentamente el agarra su mano, para poco a poco subirle la manga, ella se resiste, pero el la ignora y continúa. Una venda blanca con manchas de color cobrizo rodea su muñeca, y el brazo está decorado con sendas cicatrices hasta el codo. El coge lentamente su barbilla, y le seca las lágrimas.

-Así que no me creíste cuando lo prometí- susurra el, con una sonrisa torcida-

-Lo siento, lo siento tanto-sus palabras suenan entrecortadas por los sollozos-

-Te avisé que no soy de los que abandonan- Intenta besarla, pero ella se aparta

-No era eso lo que decía la carta- contesta, llorando-

El la mira, extrañado, y empieza a rebuscar en su mochila

-Es imposible que leyeras ninguna de mis cartas- Saca un conjunto de sobres atados por una goma, en todos, estaba puesto el sello de Devuelto al Remitente- te cambiaste de casa, y no te llego ninguna carta.-

-Pero... entonces no has roto conmigo?- el la mira con los ojos muy abiertos

-¿Por que iba a hacerlo? Eres todo para mí-

LynaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora