Parte Única

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Steve, como todos los días, alistó su mochila para el gimnasio justo antes de que se hicieran las siete de la mañana; consistía de dos botellones de agua, una manzana para comer cuando terminase, algunas galletas dietéticas, y una muda de ropa limpia. Estaba más que listo para ir y realmente estaba emocionado porque hoy iba a comenzar a realizar otros tipo de ejercicios. Su entrenador personal (y dueño del gimnasio), Bruce, le había dicho que los nuevos ejercicios, no sólo lo iban a poner en forma, sino que además le ayudarían con la pequeña desviación de su columna producto de una caída practicando danza.

Hoy era el día de Steve.

 El Gim Banner,  quedaba a unas dos cuadras de su casa, para llegar se tomaba un bus, pero como parte del pre-entrenamiento Steve trotaba tranquilamente hasta que las puertas del lugar se asomaban. Como todas las mañanas, la recepcionista le esperaba para firmar su salida y proveerle las llaves de algún casillero.

-- El casillero 20, Steve - dijo Natasha, medio sonriendo, típico de ella-- Bruce te dejó dicho que hoy iba a llegar media hora tarde, pero que mientras tanto calientes y alces pesas.

Steve rodó los ojos, sabiendo que ese era el pan de cada día, el que Bruce llegase tarde a su propio trabajo, pero como decía, «Yo soy el jefe, los jefes hacemos lo que queremos». Steve no era jefe, así que no practicaba esa filosofía.

--De acuerdo, gracias Natasha.

Natasha hizo una especie de uhm, y cuando Steve emprendió su caminata por el pasillo de las instalaciones, escuchó claramente como Natasha dijo algo que sonó como «El oso ha entrado en la cueva, cambio» Puso los ojos en blanco y volteó rápidamente, mirándola extrañado a pesar de que ella ahora estaba revisando quién sane qué cosa en su teléfono.

--¿Dijiste algo? - preguntó.

--Oh, uhm, que tengas suerte con las pesas.

Steve asintió no muy convencido de su respuesta, pero no queriendo darle vueltas al asunto, y sabiendo que Natasha era rara, lo dejó pasar y ahora sí, hizo comino hasta el salón donde solía tomar los calentamientos.

Lo bueno del Gim Banner era que a esa hora, esa que tomaba para sus entrenamientos, estaba prácticamente vacío, es decir, sólo habitaban unas cinco personas a lo mucho, pero estaban repartidas por todo el lugar de manera que a penas y se sentían en el área. La hora difícil era al medio día, cuando los profesores universitarios se ejercitaban ahí una hora antes de sus clases de las tardes, o los chicos que trabajaban en las mañanas, iban directo de sus trabajos. Los chicos eran bastante pasables, siempre conversaba con uno u otro, pero las chicas eran realmente latosas, tomándose foto en cada máquina, echándole más de un ojo y tocándole el trasero cuando se descuidaba.

«Ups, pensé que era una pesa, lo siento»

Steve tenía el trasero duro, pero no era para exagerar.

Por ello disfrutaba de las mañanas con libertad, una hora u media antes de sus clases, también lo hacía en las tardes, pero sólo una hora, en la noche sólo pasaba a ayudar a Bruce con los novatos.

Esa mañana se sentía especialmente fresca, todo el lugar se encontraba en silencio salvo por Peter que estaba unas máquinas más allá, tratando de encender la caminadora con sumo cuidado; pobre, el chico quedó traumado la última vez cuando la encendió y comenzó a correr a una velocidad endemoniada, sólo Santo Wade pudo ayudarle a detener la máquina del mal, como le había puesto Peter, claro, también se ganó una regañiza de parte de Wade porque «Peter, la M no quiere decir, Más lento, indica los Minutos, y si tu pones 3 M, no quiere decir que vaya a ir tres veces más lento, sino que en ese minuto se apaga la máquina» Oh, cuántas veces no había escuchado Steve esa explicación.

Side To Side (Adaptación)  ↪ StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora