Capítulo 1

935 60 9
                                    

Era la ceremonia para recibir a los nuevos ingresantes de ese período en la Universidad de Seúl. Un evento al que Mark planeaba no ir, prefería recorrer los pasillos, las calles y paisajes que serían su día a día desde que comenzaran las clases.

Caminaba distraído cuando observo a un chico pelirrojo, grandes lentes y extrañamente con el brazo hacia arriba tratando de parar el tránsito en un crucero peatonal frente a él.

-Oye, creo que no es una buena idea cruzar por ahí –llamó la atención del chico-

-¿Por qué? Es un crucero peatonal después de todo –respondió despreocupado-

-Es cierto, pero los carros no paran a menos que haya un semáforo –trató de convencerlo- más allá creo que es el lugar indicado para cruzar –señaló el siguiente paradero-

-Tienes algo de razón, gracias –hizo una pequeña reverencia- aunque seguiré intentando, soy nuevo en esa Universidad y con este camino me ahorro bastante tiempo.

-Que coincidencia yo también estoy ahí –ambos sonrieron- para mí también es más rápido llegar por aquí, pero al final me rendí y cruce por allá, deberías de hacer lo mismo –recomendó-

-No te preocupes, en algún momento alguien se detendrá para que pueda pasar. O en eso quiero confiar –continuó con su anterior movimiento-

Mark sonrió ante la perseverancia del muchacho e iba a continuar con su camino, cuando se detuvo para sacar su cámara y tomar una foto del chico tan peculiar que encontró en su camino. Al llegar a su casa reveló las pocas fotos que tenía, sonrió al ver la foto del chico pelirrojo... no sabía si deseaba volver a verlo o no.

Pasaron los días y llegó el tan anhelado momento, el inicio de clases. Mark revisó por última vez su horario, Asuntos Internacionales era lo que leía así que se dirigió al salón. Se sentó lo más alejado del resto, lo común en él desde pequeño aún se le hacía difícil comenzar una conversación o entablar una amistad, siempre se había considerado un solitario. Hasta que levantó su rostro y se quedó observando al chico más hermoso que había visto en su vida. Estaba algo distraído con sus amigos, así que no se dio cuenta de su presencia, lo cual era un alivio no sabría qué hacer si le habla en ese instante. Su mirada cambio de rumbo y encontró al chico que quería detener el tránsito a punto de caer dormido sobre su libro. Rió, conteniéndose un poco, no quería que se dieran cuenta del chico o lo sacaran del aula por reír alto.

Al término de la clase, todos caminaron por una misma dirección para llegar rápido a sus otras asignaturas. Salvo Mark, que tomó un rumbo opuesto... por ello no se percató de la mirada que lo seguía. El chico que lo cautivó en su clase le había prestado atención a su manera.

Llegada la hora del almuerzo se sentó en una mesa vacía y alejada, hasta que un chico interrumpió su paz.

-¿Este asiento está desocupado? –pregunto una voz ya conocida-

-Sí, no hay nadie –respondió algo molesto y alejó su bandeja del recién llegado-

-Tengo una pregunta para ti –continuó el otro, olvidando con una mueca el gesto que hizo el rubio- ¿siempre tomas fotos de personas desconocidas?

-No, ¿por qué lo preguntas? –dijo cauteloso-

-Tomaste una foto de mí en la calle, ¿verdad? –contestó con total naturalidad-

-¿Te diste cuenta? –cuestionó sorprendido-

-Claro, cualquiera con dos ojos se daría cuanta o en mi caso cuatro –rieron- olvidé presentarme, me llamo Kunpimook Bhuwakul del departamento de francés –mencionó un poco animado-

Simplemente, te amoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora