5.

5.4K 159 71
                                    

Thalia.

La clase se me está haciendo eterna, ójala termine ya- suspiro mientras me sigo quejando.

El chirriante ruido de la puerta me hace mirar hacia ella. Es el conserje.

-¿Thalia Madisson?- mi salvación- te están esperando abajo.

Varios murmullos se empiezan a escuchar en el poco silencio que había en clase, hasta que la profesora los manda a callar.

Recojo mi material en silencio, saliendo despacio por la puerta del aula hasta llegar a la entrada principal acompañada por el encargado.

Un caro coche negro está en la puerta hasta que se baja la ventanilla. Él

-Sube- ordena.

Obedezco a lo que me dice y arranca el coche, hasta al pasar el minuto no me digné a hablar, ya que solo estaba fijada en su rostro algo más afeitado, su marcada mandíbula y sus ojos atentos a la carretera.

-¿A dónde vamos? ¿Por qué me sacas del instituto?- me digno a hablar.

Tengo tantas preguntas en mi cabeza para hacerle, que no sé ni que decir ante esta situación.

Como por qué está aquí, por qué no lo he visto estos últimos dias, y por qué es tan jodidamente guapo.

-Ya lo verás- contesta, firme.

-¿Por qué no te he visto estos días?

-Guardate tus preguntitas para otra vez- sigue contestando, firme y finamente borde.

-Para de hacer el gilipollas- respodo, mirándole.

Por un segundo fija sus ojos en los míos, para después clavarlos en la carretera

-Y tú deja de hacerte la dificil- sentencia- me pone demasiado.

El ambiente se va tensando.

-¿Y qué es lo que no te pone a ti?

-Tu madre

El silencio ocupa el espacio que hay entre los dos.

Nos desviamos por una carretera de gravilla y Daniel apaga la música que apenas se escuchaba, por lo que lo único que se oye es el crujido de los guijarros bajo las ruedas. De repente me doy cuenta de que estamos en medio de la nada y empiezo a ponerme nerviosa. Estamos solos, por completo. No hay coches, ni edificios..., nada.

-No te preocupes, no te he traído aquí para matarte- bromea, y yo trago saliva.

Dudo que sea consciente de que temo más a lo que pueda hacer yo estando a solas con él que a que intente matarme.

Medio kilómetro después, detiene el coche. Miro por la ventanilla y no veo nada más que hierva y árboles. Unas flores silvestres salpican al natural paisaje, y la brisa cálida y agradable. La verdad esque es un sitio precioso y tranquilo. Pero, ¿por qué me ha traído aquí?

-¿Qué vamos a hacer aquí?- le pregunto mientras salgo del coche.

-Bueno, empecemos caminando un poco.

Suspiro.

¿Me ha traído aquí para hacer ejercicio?

Al advertir mi amaga expresión, añade:
-Será un paseo corto.

Echa a andar por una zona de hierba que parece más plana por haber pisado varias veces.

Caminamos en silencio la mayor parte del tiempo menos por los comentarios de Daniel de que voy demasiado lenta.
Lo ignoro y admiro el paiseje que nos rodea. Parece que le gusta. Es tranquilo, se respira paz.

Se desvía del sendero y se acerca a una zona arbolada. Mi desconfianza innata se activa, pero lo sigo. Unos minutos después salimos del bosque y llegamos a un arroyo. No tengo ni puñetera idea de donde estamos, pero el agua parece bastante profunda.

Daniel se quita la camiseta sin decir nada. Me fijo en su torso algo tatuado. Después se agacha y desata los cordones de sus zapatillas. Me mira y me sorprende observando su cuerpo semidesnudo.

-¿Por qué te estás desnudando?- pregunto, y entonces miro en dirección al arroyo- ¿Vas a nadar? ¿Ahí?- señalo el agua.

-Sí, y tú también. Yo lo hago todo el tiempo.

Se desabrocha los pantalones y tengo que obligarme a no mirar como se contraen y se relajan sus músculos cuando se inclina para quitárselos.

-No pienso nadar ahí. -No me importa nadar, pero no voy a hacerlo en un lugar perdido en medio de la nada.

-Y, ¿por qué no?- señala hacia el río- el agua está tan limpia que se puede ver el fondo.

-Por que... seguro que hay peces, y Dios sabe que habrá ahí dentro.- soy consciente de lo absurdo que suena mi argumento pero me da igual- Además, no me has dicho que ibamos a nadar y no me he traído ropa de baño- eso no puede rebatírmelo.

-¿Me estás diciendo que eres de esa clase de chicas que no lleva ropa interior?- dice con una sonrisa maliciosa, y lo miro con la boca abierta- Venga, puedes quedarte en bragas y sujetador

¿En serio pensaba que iba a venir aquí y quitarme la ropa para nadar con él?

Algo se remueve en mi interior, y siento una extraña calidez al pensar en estar desnuda en el agua con Daniel. Pero, ¿qué me pasa con él? Nunca antes había tenido esta clase de pensamientos.

-No pienso nadar semidesnuda contigo, pervertido.- me siento en la verde hierva- Me quedaré aquí a mirarte- le digo.

Frunce el ceño. Ahora lleva puesto un bóxer ajustado, y la tela negra se ciñe a su cuerpo. Es la segunda vez que lo veo sin camiseta, y es todavía más fascinante aquí, a plena luz.

-Eres una sosa. Tú te lo pierdes- dice simplemente y se lanza al agua.

Me quedo mirando la hierba, y pensando donde coño ha estado estos dos días, y por qué de repente se comporta así conmigo,como si nada. Pienso en su reacción cuando sepa que he vuelto con Landon.

-¡El agua está buenísima!

Desde donde estoy sentada veo las gotas de agua deslizándose entre su cabello, que ahora parece negro. Sonríe mientras se aparta el pelo empapado y se pasa la mano por la cara.

-----
Parte 1/3

Siento si no subo, se debe al subir estos últimos capítulos seguidos

El salseo empieza, churris. Voy a sacar una escena de un libro que mg mucho ahre🌝

fuck yes, daddy ✩ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora