Capitulo II: Mi hermana y yo

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Empecé a hablar cada día mas con mi compañera de cuarto, sin saber o siquiera pensar, que nos volveríamos realmente unidos, hermanos, ella comprendía mis desastres mentales y sociales como yo los suyos, y siempre nos apoyábamos en todo.
-Me encanta verte sonreír- decía ella muy sonriente. Simplemente contestaba
-No digas eso!
Ambos nos reíamos después y salíamos al parque o a algún lugar para ambos distraer la mente... Al cabo de los meses logre formar una nueva familia con ella, como "hermanos" aquella chica, aun con el peso que tenía encima, siempre sonreía, era de esas chicas que por mas frío y duro tengas el corazón, esta lograra entrar sin problemas y motivarte... Entonces... Llego el día de mi cumpleaños... "Ah... De nuevo esta horrenda fecha.. Bueno, estoy acostumbrado a no recibir nada, ni siquiera un "feliz cumpleaños", no esperare nada de nadie como siempre... " Ese era mi pensamiento durante 11 años... Cumplí los 12 y aquella chica quien ahora se había vuelto mi hermana me despertó, diciéndome:
-Levantate flojito! Te tengo una sorpresa!.
Yo sorprendido me levante de inmediato, ambos fuimos a la sala... Y ahí estaba su sorpresa....
Un parte hecho por ella con la leyenda "feliz cumple hermano" y una caja grande envuelta en papel de regalo... No resistí la emoción... Mis ojos se llenaban de lágrimas... Y lentamente empecé a caer al suelo en llanto de felicidad... Esta me abrazo, y me susurro suavemente "feliz cumpleaños pequeño... Se que tal vez esto sea insignificante, pero puse mi alma en su elaboración" esas palabras... Aquellas dulces palabras... Nunca las olvidare... Ambos nos levantamos y desayunamos el pastel, después de terminar la merienda abrimos juntos el regalo, dentro de este había una sudadera, unos audífonos, una caja de chocolates envinados, y un frasco de colonia "aqua velva" mi favorita por su edor a alcohol... Muy feliz de los regalos la abrace con fuerza, y esta me dijo:
-Aun hay más.  Me cubrió los ojos y me llevo a su cuarto, que por costumbre estaba desordenado "lo limpiare mas tarde" pensaba yo, entonces nos detuvimos, me desvendo los ojos y... Muy feliz grite de la emoción... No pude evitarlo y lágrimas salían de mi como si no hubiera un mañana.
Aquel regalo era una pecera enorme llena de coloridos peces.
-Ambos los cuidaremos-decía ella- y dime, ¿te gustaron tus regalos?.
-Me encantaron!
Ambos reíamos sin parar, sin saber que pronto aquella felicidad acabaría...

                                        Continuará...

Mi triste historia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora