Capítulo 2

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Elizabeth se encontraba en un rincón de la sala, con una lata de energizante en la mano, como única compañía.

Podría estar bailando como los demás, tal vez podría estar empujando a las personas que pasaban junto a la piscina como los ebrios que se encontraban junto a esta.

Pero estaba ahí, parada como una idiota, desde que Amber se había ido corriendo detras de Jeremy hacía aproximadamente treinta minutos.

Se encontraba dando el último sorbo de su trago cuando fue salpicada con lo que parecía ser cerveza. Automáticamente busco en la oscuridad quién había sido, pero su búsqueda poco duro, ya que fue encandilada por un fuerte flash.

Lo único que hizo fue cubrirse los ojos y posteriormente frotarlos, tratando de recuperar su visión normal.

-Lo siento mucho chica, te vi tan amargada que sentí la necesidad de molestarte- escuchó la voz de una chica junto a ella, y haciendo un poco de esfuerzo con la vista pudo distinguir a la pelirroja que anteriormente habia estado regalando condones.

-¿Quién carajo eres?- preguntó molesta la rubia, tenia el cabello y el vestido mojado. Ademas el flash había logrado darle un leve dolor en los ojos.

-¡Oh! Olvide presentarme, soy Audrey- ella puso su mano frente a la confundida rubia.

-Soy Elizabeth, pero solo dime Liza- respondió esta tomando su mano.

-Bien Liza, vamos a divertirnos.

Audrey sacó la bolsa dorada con la que la había visto anteriormente y comenzó a pasarle condones, indicandole que los guardara en los bolsillos de su pequeña chaqueta.

-¿Qué se supone que haga con esto?

La pelirroja la miró con una cara entre pervertida y obvia. Luego de ver el rostro completamente rojo de Liza, estalló en una ruidosa carcajada.

-Los inflaremos en un rato para la decoración exterior. Te doy algunos porque necesito de alguien que me ayude. Ven, vamos a salpicar personas.

Liza no se negó, acompañar a Audrey sería mucho mas entretenido que cumplir la función de un perchero en aquel rincón del lugar.

A varias cuadras de allí, Pietro estaba un poco desorientado, era viernes y no esperó que hubiera tantas fiesta en aquél barrio.

Eran prácticamente las diez de la noche y ya había pasado por más de cinco casas en las que habían fiestas. Había dejado su número a varias chicas que le habían resultado atractivas y siguió su camino.

Corrió por las calles de Soho, hasta encontrarse con música fuerte que provenía de algún lugar cercano. Afino el oído y siguió la música hasta una casa, que se encontraba en completo desastre.

La música sonaba muy fuerte, en el jardín habían grandes grupos que cantaban la movida canción que sonaba. El papel sanitario decoraba el lugar, junto con botellas vacías o rotas.

Algunas chicas se colgaban del brazo de Pietro en su trayecto a la blanca puerta del lugar, pero se fueron soltando a medida que el camino se hacía más estrecho.

Apenas abrió la puerta se vio salpicado, por el olor debía ser cerveza. Fruncio el ceño y busco en el lugar poco iluminado quién había sido la persona responsable.

Pero la expresión de enojo se borro totalmente del rostro cuando vio de quién se trataba ¡Era Elizabeth! Tal vez no Elizabeth Barton, pero la Elizabeth de los columpios, y se encontraba frente a él, con una lata de cerveza vacía en las manos y su sonrisa ya característica.

El sokoviano se estaba por presentar, pero la chica se giró y tomo otra lata de cerveza, que agitó rápidamente y destapó en la cara de un tipo que lejos de enojarse le arrebató la cerveza de las manos y siguió mojandose él mismo.

Una vez más él intentó presentarse, pero la puerta se abrió rápidamente y una gran cantidad de personas comenzaron a entrar. Entre empujones y tropezones, llegó a la cocina.

La música había dejado de sonar y un destello azul y rojo iluminó la oscura casa. Por lo que oía, se trataba solamente de una patrulla de policias.

Comenzó a caminar entre la multitud, buscando a la rubia que había despertado su interes y quedó estancado en la entrada de la cocina donde se escuchaban fuertes golpes en la puerta principal.

De la escalera bajo un tipo sin remera que parecía estar furioso. Seguido por la castaña que habia estado en el parque con "Elizabeth" se dirigio a la puerta empujando a quien se le cruzaba y la abrió bruscamente.

-¿Qué demonios quieren? -fue lo primero que le dijo a los policías.

-Nos llamaron por ruidos molestos -respondio una mujer morena que revisaba una pequeña libreta.

-¿Ustedes saben quién es mi padre? -gritó haciendoles frente. Luego de aquella estupida pregunta Pietro dejo de prestarle atención a ese idiota y se dispuso a buscar a la rubia con la mirada.

Y la encontro, estaba en el living, junto a la ventana y un hombre estaba molestandola. Le hablaba y le tomaba las manos, pero ella lo ignoraba mirando atraves de la ventana. Al parecer eso le molestaba bastante ya que la tomó bruscamente del rostro y la obligó a mirarlo.

-¡Pongan música y sigan en lo que estaban! -gritó el aparente dueño de la casa.

La música comenzó a sonar fuertemente y por más que Pietro hizo un gran esfuerzo por ir al living, termino en el jardín.

-¡No me ignores! -Liza veía con algo de miedo al hombre desconocido que se encontraba frente a ella.

Él la observó un instante y su rostro se volvió algo tenebroso. Sin ganas de estar más tiempo allí se disponia a salir de la casa, pero aquel chico la tomo del brazo y estampó un beso sobre sus labios.

Liza lo empujo y cuando intentó acercarce a ella nuevamente, ella le dio un fuerte golpe en la cara, tirandolo al piso.

Se tomo el rostro y se levanto torpemente del piso.

Liza se limpiaba la boca, cuando llegó el chico de cabellera plateada que habia mojado en la entrada.

-Cariño, ¿Te esta molestando? -preguntó con una sonrisa divertida, aunque su tono era molesto.

-Si pastelito, pero ya me encargué -respondió la rubia siguiendole la corriente.

Pietro dejó de prestarle atención a Elizabeth y se dirigió al tipo que la habia molestado.

-Vuelves a acercarte a ella y te rompo la cara -golpeó el pecho del sujeto con su dedo índice mientras hablaba, el hombre solo asintió con la cara roja de furia y se fue.

-Muchas gracias por eso - dijo la muchacha posando una mano sobre el hombro del platinado, él se giró para verla nuevamente.

-No es nada ¿Lo conocias? -preguntó Pietro apoyandose en la pared.

-Para nada, tenia mucho olor a alcohol, eso podria explicarlo todo. Tu no eres de aquí ¿Verdad?

-¿Tanto se nota? - preguntó con una sonrisa seductora.

-Tu acento te delata...-respondio la chica dejando abierta la frase ya que no sabía su nombre.

-Pietro, Pietro Maximoff -estiró su mano en dirección a ella.

-Elizabeth Barton...-ella dejo la mano en el aire, pareció pensar algo un momento y susurró un "que idiota soy".

Su hermano la mataría si se enteraba que andaba dando su apellido a desconocidos. Una de las reglas de Clint para traerla a vivir a la ciudad de New York era que su identidad la daba sola y exclusivamente en casos necesarios.

Podria seguir pensando en todas las reglas que su hermano había impuesto, pero Pietro la volvió a la realidad besando su mano. Acto que hizo arder sus mejillas e hizo sonreír al chico de extraña cabellera.

La canción que se escucha cuando llega Pietro es la de multimedia.

Dudas y/o sugerencias pueden dejarlas en comentarios.

𝗜𝗡𝗙𝗜𝗡𝗜𝗧𝗬 ᵖⁱᵉᵗʳᵒ ᵐᵃˣⁱᵐᵒᶠᶠDonde viven las historias. Descúbrelo ahora