Capitulo siete:

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No quiero pero debo, empieso a enfrentarme a los hechos. Llego a mi casa y toco la puerta mi madre, ya arreglada me habre la puerta. Me mira con angustia, yo con enojo y decepcion. La desesperacion rodea el ambiente ocultandose entre los gritos. Sus ojos miel me miran con miedo.
- tenemos que hablar - empiesa mi madre.
-No, no hay nada de que hablar - digo cortante.
- si que lo hay, lo que paso recien - continua de nuevo, pero se calla por mi mirada. No le digo nada mas y me dirijo por el pasillo hacia mi habitacion. Arrojo la mochila y cierro la puerta con fuerza. Me siento en mi cama y me hago un obillo sin poder contener las lagrimas. Mi vida apesta. Pierdo la nocion y me quedo dormida. En mi sueño esta el chico de los ojos azules, nose que me dice solo se que estoy llorando. Me despierto con el ruido de la puerta que se abre. Me levanto y voy hasta la puerta. Veo a un chico de pelo negro enrulado. Sus ojos son marrones oscuro. Debe tener unos 15. Mi hermano Mateo. Me mira sorprendido y yo me quedo anonada por su expresion hasta que noto en su mano la pastilla. Drogas.
Rapido busco su mano pero la quita, arroja la mochila y corre a la cocina, lo sigo y me tiro sobre el en busca de su mano. Hace fuerza hacia atras y me tira. Caigo en el suelo y siento un fuerte dolor en mi espalda.
- No intentes sacarmela de nuevo - me ladra.
- ¡te estas matando! Que no lo ves! - le grito. Estoy desesperadamente angustiada. Me siento. Contra la heladera despacio. El se guarda la pastilla en el bosillo y se sienta enfrente mio. Como cuando eramos mas chicos y nuestros papas peleaban nos escondiamos en el altillo y nos consolabamos entre los dos. Después de un largo silencio comienzo a hablar:
- Mamá hoy se acostó con otro hombre - comento con tristeza. El no dice nada solo desvía la mirada pensativamente luego de un rato dice:
- Luego te quejas de mis drogas.
Realmente lo entendia, varias veces recurri a ellas antes de cortarme. Por suerte fue antes de tener tan buenos amigos, es solo que el no tiene las mejores amistades. Casi nunca esta en casa, y sin embargo a mi madre parece no importarle. Solo tiene quince años no puede estar pasando por esto. Desearia poder cambiarle el alma al diablo solo para que el no este metido en este lío de familia.

Yo te enseñare a ser fuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora