Todo había cambiado, Inglaterra ya no era la misma, se había vuelto mejor, un lugar donde las brujas y magos no eran perseguidos (a no ser que hubieran hecho algo en contra de la ley), ni quemados.
Pero esta historia se centra en Paul, un joven de pelo rubio y ojos verdes, de familia burguesa o de comerciantes, como prefieras, que vendían cosas un tanto extrañas. Vendían pociones para todo tipo de cosas y materiales para fabricarlas.
El negocio (antes realizado en la clandestinidad) había pasado de padre a hijo, y ahora le tocaba a Paul relevar a su padre, ya demasiado viejo como para llevar a cabo una de las tareas más importantes para la venta de pociones... La caza de animales fantásticos.
Nos encontramos en el pequeño pueblo de Denville.
Paul se encontraba en la cocina discutiendo con su hermana Natalie, otra vez.
— ¡Ya te lo he dicho mil veces!— gritó Paul encolerizado.
— No me importa— le respondió Natalie a su hermano sin alzar la voz.
No se parecía nada a su hermano, ni su hermano a ella lo único en lo que se parecían era en los ojos, unos ojos de un verde intenso, en lo demás eran totalmente opuestos o casi, Natalie tenía el pelo rojo cobrizo y Paul rubio, Natalie era pálida y Paul era de piel morena.
—¡No, no y no! ¡No te vendrás con nosotros!—.
—¿Por qué—, preguntó Natalie exasperada.
— Serías un lastre, lo siento pero no queremos que nos retrases y eso...—.
—¡Estarás hablando por ti, porque Rufus de momento no sabe nada!— le respondió Natalie a su hermano perdiendo la calma por momentos, su hermano era muy tozudo.
—Vale, tengo una idea— dijo Paul un poco más tranquilo— todo dependerá de Rufus, si Rufus dice que si, te podrás venir, pero si dice que no, te quedarás y además pasarás una noche con las gallinas—.
Natalie se lo pensó un poco, todo dependía del mejor amigo de su hermano y además pasaría una noche en el corral, pero ahora no podía echarse atrás, era demasiado orgullosa, además estaba demasiado cerca de conseguir lo que quería.
—Acepto, pero con una condición si yo gano tu dormirás con las gallinas—.
Paul un poco más nervioso que antes, se lo replanteó, todo dependía de Rufus... Acabó diciéndose que confiaría en su mejor amigo.
—Acepto— le dijo a su hermana que no parecía muy satisfecha consigo misma, —Vamos a por Rufus, tengo ganas de ver la cara que pones cuando me de la razón—, aunque en realidad no sabía muy bien cómo reaccionaría su amigo, intentó mantener una actitud positiva pero cuanto más se acercaban a casa de Rufus, más le pesaban los pies.
La casa de Rufus estaba al lado de las viñas que producían el mejor vino de la región, allí ellos habían jugado a torneos de justas, cazar dragones y otras criaturas, etc... Pero ahora se convertiría en lego real no era solo un juego, podían morir...
Llegaron a casa de Rufus. Llamó a la puerta con decisión, detrás de él su hermana respiraba con dificultad, ya que habían corrido un largo camino, sin paradas, y ambos se habían cansado.
Rufus abrió la puerta, y al verlos una sonrisa le iluminó el rostro.
—Hombre si son los hermanos Striis ¡Qué alegría veros! Paul ¿Ya estás preparado para lo que nos espera? Mi padre me ha dicho que no es nada fácil...—
—De eso veníamos a hablarte Rufus— dijo Natalie tajante— necesitamos saber tu opinión acerca de un tema un tanto delicado... ¿Qué te parecería que yo me fuera con vosotros de caza?— Natalie se esperaba lo peor, seguro diría que no, era desesperante, ella se había esperado que Rufus respondiera enseguida, pero no lo hizo, se quedó en la puerta paralizado ante la pregunta, buscando una respuesta que no enfrentara de nuevo a los hermanos.
Rufus era un chico apuesto, pensó Natalie, de pelo marrón y ojos pardos, a ella siempre le había gustado Rufus pero él nunca había parecido darse cuenta, la voz de su hermano la alejó de sus pensamientos, —Vamos, es para hoy—.
Paul no aguantaba que lo hicieran esperar le desesperaba, seguro que Rufus lo hacía adrede, pensó. Entonces Rufus contestó,—Claro ¿Por qué no? Será divertido, cuantos más mejor— sentenció Rufus, Paul quiso estrangularle, no podía ser su hermana no estaba preparada... Nunca debió confiarle a Rufus algo tan importante.
Rufus pareció adivinar lo que Paul estaba pensando, y antes de que los hermanos empezaran otra discusión cerró la puerta y se metió en su casa, esperó oír gritos pero no, todo estaba en perfecto silencio, y entonces Paul le comentó a su hermana —En el fondo ya sabía lo que iba a pasar— pero no lo dijo enfadado más bien divertido— Vámonos antes de que papá y mamá se den cuenta de que nos hemos ido, además tendré que familiarizarme un poco con mis nuevas compañeras de habitación—.
Natalie soltó una carcajada, y entonces los dos marcharon.
ESTÁS LEYENDO
A la caza.
AdventureÉsta es una historia en la que a lo largo de las páginas que voy a usar. Te contaré como transcurren las aventuras de Paul y sus amigos, que se tendrán que preparar para enfrentarse a algo más que criaturas fantásticas.