(A partir de ahora Paul será el narrador)
No pude dormir en toda la noche, y no sólo fue por las gallinas, también por mi hermana. No estaba preparada, no había recibido las mismas clases que Rufus y yo...
Aunque, mirándolo desde otro punto de vista, podría sernos útil, —Vamos Paul, despierta, hay que prepararse ¡Hoy es el día!—. Era Natalie, parecía emocionada al contrario que él, cada vez que pensaba lo que les esperaba, sentía un terrible ardor en el estómago.
Salí del corral y me dirigí hacia la casa. La mesa de la cocina ya estaba llena de mapas, provisiones, etc.
—¿Ya está todo listo?— pregunté incrédulo.
—No seas tonto, claro que no— dijo mi madre exasperada.
—Vale vale—, me dirigía a mi cuarto, pero alguien me frenó, era mi padre—Tengo que hablar contigo—, me dijo con una sonrisa en el rostro, yo le correspondía con otra—Claro—.
Fuimos hacia el cuarto de mi padre, —Bueno Paul, en menos de 2 horas estarás muy lejos de aquí— se hizo el silencio, hasta que mi padre lo rompió—¿Qué es lo que te preocupa?—. No sabía qué responderle así que le mentí—Nada— mi padre pareció relajarse, —Bien, bueno te dejo, tendrás muchas cosas por hacer—, no sabes cuantas pensé. Me despedí de él y me fui a mi cuarto. Cuando entré mi mochila estaba ya hecha y cerrada. Me encantó la idea de no hacer nada, así que me cambié y aproveché para dormir un poco.
Mi hermana me despertó tirándose encima mío como de costumbre,—Vamos Rufus nos espera en la linde del bosque—, me levanté y cogí mi mochila. Estaba muy nervioso, demasiado, mientras repasaba mentalmente lo que teníamos que hacer nos acercábamos al bosque, nuestra tarea era muy sencilla: recibiríamos una carta mensual con los encargos, que consistían en los pedidos de la tienda y ya está.
—¡Hola chicos!— Rufus parecía encantado de poder irse, no puede estarse quieto, él y mi hermana ya habían empezado a planear las cosas, dejándome a mi de lado, siempre lo hacían y era bastante molesto. —Yo opino que hoy deberíamos atravesar la cordillera de Zell, por lo menos— me pareció oír que decía Rufus, —No— intervino Natalie, siempre llevándole la contraria a cualquiera,—No llegamos ni en broma, hay que llegar a un pueblo cercano, para poder organizar los pedidos y tal. Y he pensado que podríamos hospedarnos en una posada o algo por el estilo— siguieron hablando pero ya no les prestaba atención, el bosque era precioso, nunca nos habían dejado adentrarnos mucho porque hay muchos peligros, nos podíamos perder... Pero ahora estábamos dentro, estaba tan absorto en mis mis pensamientos, que no me di cuenta de que Natalie me estaba hablando hasta que no me dio una patada en la espinilla (no le hagas esperar),—¿Qué quieres?—pregunté dolido (de manera física) —Tu opinión Rufus y yo no conseguimos ponernos de acuerdo—. Ahora todo dependía de mi, así que decidí hacerme un poco el interesante—¿Cuáles son vuestras ideas?— pero no funcionó Natalie me conocía demasiado bien, —No te hagas el interesante conmigo, no te servirá de nada— dijo Natalie un poco exasperada, eso me sirvió. Barajé mis opciones: posada con camas y comida más o menos caliente, tienda de campaña mágica... —Yo creo que deberíamos andar lo máximo que podamos y acampar donde nos cansemos— creo que a Natalie no le gustó mucho mi idea, pero viendo que no podía ni con Rufus ni conmigo se rindió y accedió.
Llevábamos 4 horas caminando, o al menos eso me pareció a mí, de todas formas no me hagas mucho caso puede que lleváramos 2, pero cuando estoy cansado y tengo que seguir cansándome deliro un poco. Para mi sorpresa cuando me giré para ver cómo iban mis compañeros se habían parado, parecía una broma, se habían cansado antes que yo, se iva a estar recordando toda la vida pero ahora no, estaba demasiado cansado.
—Hay que montar la tienda—nos dijo Natalie a Rufus y a mí, —si la montamos de noche no veremos nada—, en ese mismo momento quería pegarle la lengua al paladar, o algo por el estilo y creo que Rufus quería hacer lo mismo, entonces se hizo la luz—Es mágica bastará con un hechizo muy sencillo, mira— me puse en pie de forma muy teatral y pronuncié el hechizo—Solus illus— y para la sorpresa de todos el hechizo funcionó, Rufus profirió una larga serie de aplausos y Natalie se encaminó iracunda hacia el interior de la tienda, —¡Eres el mejor!—me dijo Rufus, —Ya lo sé...— iba a añadir algo más pero Natalie me corto mandándonos —¡Id a por leña sino no podremos hacer que la chimenea de esta tienda funciones!—.
A regañadientes Rufus y yo nos metimos en el bosque.
El bosque de noche era terrorífico los árboles adoptaban una forma retorcida y siniestra. Sin embargo Rufus y yo somos valientes y sabemos lo que nos hacemos, pero cuando me giré para hablar con Rufus y ya no estaba, me había dejado plantado...
El miedo se apoderó de mí y entonces hice lo peor que podía haber hecho para que las bestias de la noche descubrirán donde estoy, gritar—¡Maldito seas Rufus Tempestatis!— entonces caí en la cuenta de lo que había hecho.
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A la caza.
AdventureÉsta es una historia en la que a lo largo de las páginas que voy a usar. Te contaré como transcurren las aventuras de Paul y sus amigos, que se tendrán que preparar para enfrentarse a algo más que criaturas fantásticas.