11:04
En pleno comienzo del receso, las dos amigas se situaron en una esquina del instituto, junto a las rejas, para empezar sus bocadillos, mientras observaban en silencio a todos aquellos que paseaban por delante.
Sofía fijó su vista en el grupo de profesores que acababan de salir del edificio. Entre la multitud de profesores, se encontraban Jorge y Pablo. Se dedicó a mirar, o analizar, al segundo mencionado; miraba como movía las manos al hablar, como caminaba entre pasos firmes y seguros... No podía permitirse ir a vivir con alguien sin antes haberlo conocido un poco. ¿Cómo sería de puertas hacia adentro?
¿Y si es igual al último novio de mamá? Pensaba la chica, torturándose.
Al sentirse observado, Pablo miró a sus alrededores hasta que cruzó su mirada con la de ella. La mantuvo.
La chica mordisqueó su bocadillo, apartando la vista. Nina, habiéndose acabado ya su comida, la vio indecisa. Al segundo, el bocata fue arrebatado de las manos de Sofía, quien chilló debido al susto.
- No tienes más hambre, ¿no? - Cuestionó Nina mientras le daba un gran mordisco al sándwich.
- No. - Río Sofía. Pegó su último mordisco, a la vez que Jorge y Pablo se acercaban a las dos adolescentes.
Un pequeño deja-vú cruzó la mente de las dos muchachas.
- Que yo sepa he hecho dos bocatas. - Comentó Jorge, recriminando a su hija con la mirada. Nina se encogió de hombros, mientras volvía a comer. - Sofía, ¿por qué no te acabas tu bocadillo?
- No tengo más hambre. - Explicó con una pequeña sonrisa.
Nina tragó lo que tenía en la boca, y comenzó a excusarse antes de que Jorge empezara a hacer preguntas.
- La verdad es que yo ya estaba llena con mi bocadillo. - Dijo Nina inocentemente. - Pero ella no podía más, y claro, tirarlo a la basura no era una opción. Así que, a mi pesar, - colocó una mano sobre su pecho, dramática. - me ofrecí a comermelo.
- Eso es exactamente lo que ha pasado. - Asintió Sofía. Nina imitó su gesto, y de pronto, se encontraban las dos chicas asintiendo a dos miradas incrédulas.
- Vamos a hacer como que no soy el director del instituto y no vivo entre mentiras de adolescentes. - Pablo, que hasta entonces no se le había escuchado ni respirar, soltó una gran carcajada. - Y también vamos a hacer que no soy tu padre, - señalo a Nina - y que no soy como si fuera el tuyo... - señaló a Sofía, la cual, interrumpió al instante.
- ¡Eh! Yo tengo padre. - Cruzó sus brazos sobre su pecho.
Padre e hija, se lanzaron una mirada entre ellos, para luego sincronizarse y exclamar a la vez:
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Químicamente Perfecto
RomanceSofía puede ser muy madura en algunos aspectos, pero con los chicos solo quiere romper algunas reglas. Aún así es totalmente inexperta para hacerlo bien. Y Pablo, su ex-profesor de física y química, está más que dispuesto a enseñarle algunos trucos...