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Brooke.

Una semana había llevado acostada e inconsciente en una fila de asientos que quedaban limpios en el avión desde que caí ese día al suelo y sentí mis ojos cerrar.

¿Qué había pasado? Realmente no lo sé. Acababa de abrir los ojos hace aproximadamente 10 minutos y Melissa se encontraba tocándome la cara diciéndome cosas que apenas entendía más que llevaba una semana ahí acostada.

Me habría parado de no ser por el abundante dolor que sentía en mi abdomen, parecido a esos como cuando haces abdominales y no puedes levantarte de la cama al día siguiente. Así es, la Brooke de antes sí hacía ejercicio.

Entonces escuché a alguien entrar al avión y se posicionó frente mío. Era un hombre que se me hacía bastante parecido, si mal no recuerdo fue quien me sacó del asiento en el cual me encontraba después del choque. — Supongo que esta chiquita de aquí te habrá despertado, ¿no?— habló mirando a Melissa y reí.

— Supone bien.

— ¿Cómo te sientes? Llevas una semana y temíamos que no despertaras. Gracias a Dios soy Médico y logré salvarte de la hemorragia que sufrías. ¿Cómo lo hice? Sólo Dios lo sabe.

— ¿Una semana?— Melissa había estado en lo correcto. Tomé tu pequeña mano y le sonreí. — ¿Qué novedad a ocurrido?

— Sí, una semana. Todos los días esta pequeña y el chico del agua venían y se quedaban junto a ti. —¿Chico del agua?— Tuvimos que dejar algunas prendas de ropa inservibles en el suelo junto a ti para que Melissa durmiera contigo. Sobre las noticias, desde el día en que encontraron agua en esa cueva hemos hecho expediciones en distintos grupos para obtener recursos. Mucha gente se rehusó a beber y es por eso que no lograron sobrevivir. — Hizo una pausa, seguramente pensando en los difuntos. — Pero, — sonrió.— Algunas personas han despertado luego del choque, lo cual para mí es bastante difícil de explicar como lo han hecho. Por cierto, soy el jefe del grupo, espero no tengas problemas en eso.

— ¿Eres el Jefe? ¿Por qué tendría problemas con alguien que salvó mi vida?— le sonreí y me devolvió el gesto. Estiré mi mano en señal de que me ayudara a pararme lentamente y poder tomar un poco de agua y aire. No había comida nada desde mi incidente y mi estómago dolía mucho. Tomé a Meli de la mano y ambas salimos fuera del avión seguidas del Jefe-Médico. — ¿Cómo debo llamarlo?

— Dime Johnson. ¿Debes tener hambre no? Encontramos un paquete de pequeñas bolsas de cereales en el maletero. ¿Una suerte no? He distribuido una cantidad exacta para cada uno y así lograr que duren más. Como has estado ausente una semana se te ha guardado tu porción. Melissa ya ha comido un poco y lo más probable es que quiera más, te daré tu parte y la de ella para que puedas organizarte como lo prefieras. —asentí segura y esperé a que trajera la comida que me había indicado. Me encantaba la forma en que tenía todo arreglado y bien distribuido, no es fácil sobrevivir. Me hacía entrar en confianza y saber que todo estaría bien. Johnson llegó con una caja de zapatos aplastada, que seguramente encontró en el maletero y adentro habían bolsas de cereal integral. Saque una que llevaba escrito Melissa y otra que tenía Chica accidente. Reí al ver el patético nombre y me senté con la niña y la caja de cereales en un tronco de árbol que estaba botado. Ambas comíamos cereales, ¿rico, no?

Tenía muchas preguntas; ¿Quién era el chico del agua? ¿Dónde están todos los demás sobrevivientes? ¿Cuándo nos rescatarían? Y la que más daba vuelta por mi cabeza ¿Dónde está Thomas?

— ¡Jacob! ¡Jacob!— gritaba Melissa mientras apuntaba a alguien desde lejos y se movía impaciente en su asiento. ¿Quién era Jacob?

Un grupo de personas, quizás unas cinco o seis acababan de pasar por delante de nosotras con grandes astillas y troncos de árboles. Un chico de cabello castaño, alto, delgado, moreno y con la cara bastante sucia se acercó a Melissa y revolvió su cabello. — ¿Cómo estás pequeña?— luego me miró a mí e hizo una reverencia algo cómica a lo que yo reí. — ¿Debes ser la famosa Chica accidente, no? Por lo que sé eres la cuidadora de Melissa. Soy Jacob. — estiró su brazo y correspondí a su saludo.

Desastre AereoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora