El aire fresco que llenaba mis pulmones y el olor a pinos y abetos que deleitaban mi olfato, acarreaban consigo, un enorme sentimiento de nostalgia.Estar nuevamente en Grincourt, el pequeño pueblo que me vio crecer, traía a mí un sinfín de recuerdos, tanto buenos como no tan buenos.
Los momentos más preciados para mí, sucedieron en este lugar que por distintas razones que desconocía, tuve que dejar hace casi 10 años.
Mi entusiasmo era tanto que dudaba que mi cuerpo pudiera contenerlo mucho más tiempo; comenzaría a desbordarse en cualquier momento.
Cada rincón que miraba me sacaba una sonrisa, inevitablemente.
Escuché un bocinazo que me sacó de mi ensimismamiento y me trajo de vuelta al ahora. Dirigí mi mirada al vehículo que recién se estacionaba frente a mí.
—Vaya, si que estás cambiado—dijo bajando del auto un joven sonriente de cabello castaño. Lo reconocí de inmediato.
—A diferencia de ti, que luces igual a cuando me fui—sonreí con amplitud. Me aproximé hacia él, dejando mi equipaje en la banca donde estuve sentado desde que llegué.
—Ya sabes, tengo juventud eterna—bromeó él, con un tono presumido antes de extender su mano, le di un apretón combinado con un abrazo fraternal que culminó con unas palmadas en la espalda.
Philip, o como yo le decía, Lip, era uno de mis cuatro mejores amigos de toda la vida.
No nos veíamos en persona desde que me trasladé a LA, aunque sí nos habíamos comunicado vía telefónica. De los cuatro, él era el único con el que seguía en contacto.
Caminé de regreso a por mi equipaje, sin borrar la sonrisa de mi rostro, Lip me siguió.
—Déjame ayudarte con esto...—dijo tomando una de las dos maletas que traje conmigo.
Subimos todo el equipaje al baúl del auto y luego arrancamos rumbo a mi antiguo hogar, ahora habitado por el hermano menor de mi padre, Mike.
Él era el tío cool que todos quisieran tener, pero que tenía muy mala suerte. Su novia lo abandonó a él y a su hija apenas de meses, por un adinerado productor musical que conoció por internet.
Recuerdo que el tío Mike nos llevaba a los chicos y a mí a la feria del condado cada año. Mi atracción favorita era la casa embrujada, disfruraba ver a Sammuel gritar como bebé.
Un sentimiento de tristeza había comenzado a opacar al de alegría. Estando ahora sentado en el asiento del copiloto, y mirando por la ventana, recordé el verdadero motivo por el que visitaba Grincourt: el funeral de Sammuel.
Dirigí mi mirada a Lip, quien conducía con una expresión melancólica, Sammuel y él se llevaban muy bien, eran como hermanos.
Sammuel era el más entusiasta de los cinco, él era quién siempre nos sacaba una sonrisa y era el mediador cuando nos peleábamos.
Su muerte nos tomó por sorpresa a todos. Según lo que Lip me contó, Sammuel estaba atravesando una fuerte depresión. Comenzó a abusar del alcohol luego de descubrir que su esposa lo engañaba con un compañero del trabajo, todos los días iba al bar a embriagarse, lo que ocasionó que perdiera su empleo.
Su mujer, aprovechó la situación para pedir la custodia de su hijo, alegando que Sammuel no era una buena influencia.
Todo eso llevó a Sam al suicidio, o eso es lo que dicen. No estaba muy convencido.
Me percaté de un edificio enorme, era un super mercado, no recordaba que estuviera allí, al igual que otras edificaciones y estatuas que nunca antes había visto. Pensándolo bien, era algo lógico tomando en cuenta los años que estuve fuera. Aunque algunas cosas no cambiaban, como la enorme mansión habitada por los Grincourt, los fundadores del pueblo, en la montaña o la oficina de correos.
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Grincourt©
Gizem / Gerilim【¡Aviso!】 Esta novela contiene temática homosexual. Si le desagrada, simplemente, no la lea. 【Sinopsis】 Kyle regresa a Grincourt, el pueblo que lo vio crecer, luego de 10 años, a causa de la muerte de un viejo amigo. Inicialmente, planeaba permanece...