Capítulo 30

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*narra maria*
Cuando empezamos a correr, oí un motor encenderse.
Giramos unas calles, y seguí a Melo, empecé a sentirme mal, cansada, y me caí al suelo. Melo siguió corriendo. *narra melo*
Sentí que nuestras manos se soltaban, me giré y vi a María tirada en el suelo, una camioneta se acercaba a ella, tenía dos opciones o ir a por ella o dejarla, la segunda ni de coña, fui corriendo hacia ella, la cogí en brazos y empecé a correr. La camioneta se paró y sentí gente acercándose, ya no podía correr más, me caí al suelo, protegiendo a María de todo lo que pudiera pasar.
X: - que te pasa, no puedes más *dijo empujándome*
Melo: -déjame en paz, imbécil
X: -perdona, que has dicho? Me hablabas a mi? *dijo pegándome una patada* - pero que nos traes aquí? *dijo cogiendome del pelo y tirando del el* *narra melo*
Solté un grito de dolor. Por María aguanto lo que sea.

X: -oh! Qué bonito, lastima verdad ?
- cogerla*dijo a los demás*

Me separaron de María. Ella estaba asustada. La miré y con eso le dije que todo iría bien. *narra María*
A pesar que Melo me miro, sabía que esto no iría bien.

X: - vaya, vaya, pero que preciosa eres *dijo acercándose a mi*

X:- me quedo con esta, con la otra... Hacerle lo que queráis.
Aquel desconocido, se empezó a desabrochar el cinturón, luego el pantalón... Se arrimó a mi, cogiendome fuerte por el culo.

X: te va a encantar.

Cadepe: no me toques, cerdo *dije con asco y le escupí en la cara*

X: - mmm, la has cagado*dijo con limpiándose la cara*

Me arrancó los pantalones y me bajó las braguitas, intenté soltarme, pero no pude.

Cadepe: - porfavor, para!
X: - lastima

Se sacó los calzoncillos me tiro al suelo, intenté levantarme, cuando lo fui a hacer, se tiró encima mio. Grité, me movía mucho pero no conseguía escaparme. *narra melo*
Los esbirros de aquel tipo eran unos cagados, el desconocido se llevó a María, pero yo lo veía. Cuando oí llorar y gritar  a María. Me levanté y fui corriendo hacia ella, cogí al tipo y lo tiré al suelo, apartándolo de María. Empecé a pegarle, él empezó a reírse, y le seguí pegando más fuerte. Le pegué hasta que se quedó inconsciente. Me acerqué a María, la ayudé a vestirse y la cogí en brazos.

Un amor incondicional Donde viven las historias. Descúbrelo ahora