El Camino A La Lealtad

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Todos tenemos una historia, un pasado y un futuro el cual hablar, cada quien hace un pequeño paso en el mundo que puede ser grande, marcar generaciones, años e incluso siglos, y más cuando la vida comienza a existir con el primer paso a la tierra.

¿De dónde fuimos creados? Todos conocemos la misma historia y casi las mismas palabras, pero el inicio de la tierra para los superhéroes fue diferente.

Ya que eso eran, superhéroes para salvar el mundo del mal.

Los delicados pies tocaron el tacto de las piedras, una joven de pecas, desnuda con la piel delicada como si de tela se tratara, su cabello era corto color azabache, sus ojos azules como el cielo resplandeciente reflejando el mar en ella, su figura era frágil y hermosa, cualquier gato estaría enamorada de ella.

Estaba lista para vivir, no como un recién nacido, sino como una adulta para empezar lo que se llama mundo, algo nuevo y hermoso podría decirse, estaba entusiasmada y a la vez confundida, era algo torpe para mover sus piernas.

Cuando pudo moverse, olió el fresco aroma de la vida. No entendía que debía hacer ni cómo actuar, simples palabras salieron de su boca después de su existencia buscando a alguien que le dé el calor que necesitaba, en Egipto comenzaba a hacer frío, o tal vez era su actitud novata.

Todo era preparado para ella, desde el cielo hasta los escurridizos animales que se colaban por sus pies, no podía dejar de ver el hermoso cielo, oh, ¿tan pronto iba a desaparecer? Pero apenas empezaba la vida, de seguro al creador no se le ocurrió un tiempo decidido, solo debía apreciar, crear, construir, destruir...

Sintió el suelo convertirse en una aurora amarilla, era curioso, la intrigaba, debía saber que era aquella apetitosa magia, estaba perpleja y pronto gritaría de miedo hasta caerse de cara, pero se detuvo, solo balbuceaba hasta que el polvo se convirtió en forma de mujer. Una chica con un cetro amarillo y cuernos de este color. Se desplazaba observando el cuerpo de su afortunada, deformando su forma física a una ilusión, se paró justo al frente de ella, tomando una postura educada y ayudándola a levantar.

—Seres frágiles, corazones rotos sin destino alguno, yo te libero del mal y te traigo a este mundo—tocó la frente de la azabache—. Tu nombre será Zafiro, por ahora, conocerás las personas que te acompañaran por tu transcurrido en la tierra, busca, busca los miraculous, el amor de tu vida te lo dará, observa a quienes te rodean y los cuales te darán la aventura de tu vida, mi hermosa Zafiro.

La reina tocó los nudillos de la azabache, desapareciendo al instante como si fuera un sueño. Se cobijó con sus manos buscando algo para taparse, el pudor la estaba consumiendo, y al sentir la arena en todas sus partes la hartaba lentamente, pero por suerte, había un bosque cerca, lo que no se detuvo a pensar y corrió a este tomando las hojas verdosas diseñándolas como un vestido.

Estaba mejor, tenía todo lo que necesitaba o eso pensó cuando el hambre se apoderó de ella, tenía suerte que era inmortal, ¿loco no? Una diosa le dio el poder de la suerte, podía morirse de hambre mientras por fuera siga viva, pero realmente se volvía incómodo ese ruido en su estómago.

Cuando ella estaba en otra parte de Egipto algo nuevo estaba por suceder, o eso presentía la joven quien giró cuando la tierra comenzó a sacudirse. Un aura verde la mató de curiosidad y se dio un fuerte golpe en la cabeza dejando caer un coco causándole una aturdida, un moretón se visualizó en la egipcia.

Sin embargo, el aura verde tenía un destino, y cuando llegó a este, un hombre joven y robusto apareció poniéndose en rodillas, tenía la mirada perdida buscando lo que deba de hacer. Su cabello era largo, pero no dejaba de parecer varonil, sus ojos verdes como la esmeralda visualizaban el mundo y su esplendor, pero para su sorpresa escuchó el golpe de la azabache desde tan lejos, un oído de gato podría decirse.

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