Dos: El frío nunca me importo

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María

Os tengo muy abandonadas, pero mis días no son tan destacable, pero ahora por fin han llegado las vacaciones de Navidad y eso solo puede significar algo.

― Libre soy, libre soy, no puedo ocultarlo más.

Libre soy, libre soy.

El frío a mi nunca me molesto. ―canto mientras salimos porfin de las clases.

Mis amigos se ríen y me manda callar, pero a mi me da igual. Al final se acaban uniendo a mi y nos pasamos todo el viaje de vuelta a casa cantando.

― María, acuérdate que te tienes que pasar por mi casa a por el pijama de Stitch ―me recuerda como siempre mi querida Eva.

― Vale, adiós.

Llego a mi casa feliz como unas castañuelas y más tras ver que hay arroz, me encanta el arroz.

― Mami, soy libre―mi madre se ríe y me manda callar, porque mi padre esta dormido―. Perdón ―digo en un susurro.

Mi madre se levanta y me da un beso, yo la miro extrañada.

― Felicidades por las notas.

Ya decía yo que era raro que me diera un beso al llegar, mi madre es cariñosa, cuando quiere, pero cuando llego ella esta descansando del trabajo y no tiene ganas de arrumacos. Rápidamente miro mis notas, como esperaba todo sobresaliente, me encanta las ciencias.

Cojo el móvil para preguntarle a los demás.

María: ¿Qué tal las notas?

BFF: Todas aprobadas

Vicky: Y yoo

Mateito: Todo notable.

María, tú no digas tus notas ¿vale?

María: xD Vale, tonto.

Dejo el móvil para ponerme a comer que si no al final llego tarde a la casa de Eva.

***

Dan las cinco y toco el telefonillo del portal de Eva, ella tarda en responder.

"Me apuesto lo que quieras a que se ha quedado dormida" pienso.

― ¿Quién es el hijo de satanás que se atreve a molestarme? ―responde soñolienta.

― Primero soy hija y segundo ¡ábreme la puerta ya! ―le grito riendo.

― Ya esta aquí la escandalosa, ahora te abro ―dicho esto se abre la puerta―, luego se preguntará porque a mis vecinos no les gusta que venga...―susurra lo suficiente alto para que la oiga.

Subo la escalera corriendo.

Eva me espera apoyada en el marco de la puerta con su cara de recién levantada y su ceño fruncido.

― Dijimos a las seis ―me regaña.

― Perezosa mentirosa, dijiste a las cinco y tengo whatsapp que lo prueban,teñida ―hago énfasis en todas las silabas de la ultima palabra.

― ¡No me llames teñida! ―se pica ella.

Al final me deja pasar, entro pegando saltitos. Saludo a Isa, la madre de mi amiga, es una mujer súper amable, siempre se ofrece ha ayudar, es genial.

― Oye, ¿dónde esta Carmen? ―pregunto al ver que no corre nadie ha abrazarme.

― Esta con una amiga, no la nombres mucho o aparecerá ―se ríe Eva.

Carmen es su hermana, se llevan diez años, es una mini Eva mejorada, o eso le digo yo para picarla, le jode un montón. Lo malo es que ella me contraataca con que yo me parezco a mi hermana Laura. Laura es dos años menos que yo y aunque es cierto que guardamos algunos parecidos, somos el sol y la luna.

Nos sentamos en la cama, de fondo se escucha el disco de Gracias en bucle.

― ¿Cuando piensas darme mi pijama? A ver si te crees que estoy aquí por ti ―suelto.

― Te lo daré cuando reconozcas que soy una diosa ―dice con voz de pija.

― ¡Mierda!, me he quedado sin pijama ―digo con voz molesta como una niña pequeña.

Ambas rompemos a reír porque si viviésemos de la imitación nos moríamos de hambre.

Eva acaba entregándome el pijama y lo abrimos juntas ya que ella espero para que lo viésemos juntas.

― ¡Dios! Me encanta ―exclamo ilusionada abrazando el pijama.

― Y a mí ―Eva alarga la i hasta más no poder―, la pena es que no llegara a tiempo para Halloween.

― Ya ves ―respondo un poco triste.

El envío tardo tanto que en Halloween no pudimos pasearnos por las calles con nuestros súper pijamas.

― Tía, se me acaba de ocurrir un ideón ―grita mi amiga, haciendo que yo me rebote.

Que le hago si me asusto con todo. Hay veces es el instituto que hasta el timbre me asusta, si es que soy de lo que no hay.

― Espera, ¿tú tienes un idea? ¿pero para eso no hace falta pensar? ―me rió ganándome otra colleja―, al final me dejas tonta.

― ¿Más? Imposible ―ahora le toca el turno de reír a ella―. Bueno, ¿te cuento mi idea o no? ―asiento como respuesta―, y si nos ponemos el pijama cuando estemos en Sevilla y nos paseamos todo el día con él.

Es una locura, pero me encanta. Por algo es mi mejor amiga, ella piensa locuras y yo la acompaño hasta la muerte. Nuestra locura es crónica y no pensamos curarnos.

― Sin que lo tomes como referente, pero me encanta tu ideón.

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⏰ Última actualización: Oct 09, 2016 ⏰

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