Ella.

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Acabo conmigo y todo mi amor.
Miranda se enfadaba y decía que no la mirará, que ella era un desastre.
Pero no entendía que yo la veía como arte.
Me volvía loco.
Me volví loco.
Me quito la poca cordura que tenía.
Ella desvaneció todo.
Logró matarme por completo.
Me dejó hundido, me dejó solo.
Me quedé sin palabras para describirme, o sentirme.
Lo único que escribía a la perfección era cuando nombraba sus ojos, sus malditos ojos.
Hay personas que dicen que los ojos se esconden estrellas.
Maldición, ella tenía la constelación completa.
Miranda nunca intento mirarme.
Ni siquiera voltearse a ver si yo la seguía admirando.
Simplemente me ignoraba.
Maldita sea Miranda.
Me haz dejado roto.
No podía creer que sin conocerte me halla enamorado.
Tu no lo sabes pero yo te admiro aún.
Quizá no me veas como siempre sentado en el mismo lugar.
Quizá no me veas escribiendo
Pero aquí estoy, escondido en un bosque perdido, muerto.
Porque así estoy yo.
Estoy perdido en tus ojos.
En tu boca.
En tu cabello negro y desordenado.
En tus ojeras... Esas ojeras que escondidas noche de desveló. Noches de insomnio. En llanto y agonía.
Tu sonrisa. Esa sonrisa que podía hacerme sentir todo.
Estoy muerto.
Por tí.
Por favor quisiera que voltearse a verme.
No esperes a que desaparezca.
No quiero perderte sin nunca haberte tenido.
Encuéntrame.
Ámame.
Por favor.

Vacia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora