Prólogo.

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—¡...feliz cumpleaños a ti!—terminaron de cantar las seis personas que se presentaron al cumpleaños de Katia. Este grupo consistía en: su hermano mayor, obligado a venir; su tía; su madre; su abuela y sus dos perros. Katia sólo sonreía sin saber que hacer.

Terminó la canción y comenzó un incómodo silencio que la mamá de la muchacha rompió.

¡Pide un deseo!— exclamó emocionada.

Katia sólo observó a sus invitados y pensó en la gente que había invitado.
De treinta personas, vinieron tres y terminaron incluyendo a los perros para no hacerla sentir mal.

Sólo pensó en la vida que le hubiese gustado haber tenido, y la que nunca tendrá, a no ser...

—¡Pide un deseo!— repitió su madre.

Era la oportunidad perfecta, así que Katia tomó aire y recitó mentalmente su deseo.

Deseo ser Eadlyn Thompson por, al menos un maldito día.

Terminó de decir eso, sopló sus velas, dando por finalizado su deseo anual número dieciséis, y pidió que este, a diferencia de otros, que si se cumpliera.

Pide un deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora