paso 4.

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El peliturquesa fingió cubrir sus ojos con las manos, pero entre sus dedos lograba apreciar la figura del pelimorado, la cuál aún se encontraba cubierta, gracias a una camiseta delgada de color negro que le cubría los brazos por completo.
Bonnie suspiró y sonrió.

— Ah~ Bueno maestro, ¡Vamos a dormir! —. Bon negó, teniendo en el rostro un evidente sonrojo.

Murmuró algo que Bonnie no pudo entender y prosiguió a acercarse hacia un ropero, de él sacó una camisa grande, quizá de la talla XXL.

— Quiero que te pongas esto —. Dijo en tono seguro, ni él sabía porque no se estaba derritiendo internamente -y externamente también-

Bonnie la tomó entre sus finas y blancas manos, para luego poner una expresión triste cuál impresión en su rostro.
La camisa tenía mangas cortas.
El chico carraspeo y aceptó a malas ganas la casi orden del de cabellos celestinos, dejando sobre la cama aquella prenda.
Luego se acercó el mayor y subió los brazos.

— N-no puedo quitármela... Está ajustada... —. Dijo a la vez que movía las manos, seguro esperando ayuda ajena. Al indefinido se le tiñeron ambas mejillas de un tono fuerte rosáceo, mientras tembloroso acercaba sus manos al cuerpo del más bajo.
Contó del 3 al 0 mentalmente y tiró hacia arriba la prenda del morado.
Bonnie agradeció y puso sobre sí mismo la gran camisa, que le quedaba por un poco más abajo de la cadera.

— E-es de polar, con eso no te enfermarás —. Dijo nervioso, cuando sus verdaderas intenciones eran ver el cuerpo del adverso.

Hasta que vio algo que le dejó perplejo, mientras unas fuertes ganas de abrazar al chico le invadían.

Cicatrices.

Por todo su pequeño brazo yacían cicatrices, cual rayones de un color apagado rojo, no sabía que decir. Mucho menos sabía que hacer, después de todo él tenía sus razones, y sin dudarlo, eran muchas.

— B-Bonnie... —.

Fue lo único que pudo decir, había un silencio -no- incómodo, en el cuál ambos conejos intercambiaban las afligidas miradas.
Una más que otra, pero eso lo dejaremos a criterio.
El de hebras moradas estaba paralizado, maldiciendo mentalmente a todo y a todos.
De vez en cuando se divisaban pequeñas lágrimas en sus ojos, pero aquellas fueron removidas rápidamente, convirtiéndose en una risa nerviosa, qué cómo la anterior, se transformó en una sonrisa.

— ¡S-soy inmune!—.

Dijo, cuando finalmente rompió en llanto.
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Era ya de madrugada, Bonnie dormía profundamente, con el peliturquesa secando las lágrimas que escapaban de los ojitos ajenos.

— Tranquilo... Las cicatrices sanan, yo haré que sanen las tuyas... Aunque sólo sea una vez haré que tu felicidad sea pura e inocente, cómo tú, pequeño pétalo de rosa, vulnerable y bello—.

Y era que las noches le ponían sentimental, sin que nadie le viera u oyera.

Luego se durmió, no sin antes besar los labios del chico con suavidad. Su primer beso... Con un chico, sin que ni siquiera fuese correspondido. -ni tampoco notado-

Buenas madrugadas, pequeño pétalo.

Paso 4: ERROR, Reinicie sistema.

(CANCELADA) Cómo salir de la #HéteroZone. (Bon X Bonnie) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora