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  Corría y corría sin mirar atrás. Lágrimas corrían libremente por sus mejillas rosadas. No había escapatoria; ni de la situación en donde se encontraba ahora ni de aquél que yá le había robado cada esquina de sus pensamientos. ¿Cómo comenzó todo? Su inocente impulso la llevó a mares que nunca creyó iba a experimentar. Ella era amada por todos los suyos, la angelical princesa...¿porqué se enamoró de el que nunca debió? Sacudió la cabeza para no pensar más y poder así concentrarse en el camino frente a ella. Gotas blancas bajaban del cielo mientras cubrían aquel bosque como un abrigo. El solo mirar su alrededor la llenaba más de memorias...de aquel dia cuando lo conoció, cuando lo liberó... 

"You are terrible,It's like you are diseased.

Poison that runs wild in the screams,

Poison that I am already used to." 

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Mirando hacia el cielo y cerrando los ojos, sonrió al sentir un copo de hielo caerle en sus labios cálidos. Había llegado su estación favorita. Decidió pasear en su caballo y sentirse por primera vez en su vida libre. Nadie podía verla, nadie podía decirle que hacer. Podría ser ella por solo unos minutos. La ilusión la llevó muy lejos de donde podía tener conocimiento de su alrededor. Se encontró frente a frente con un bosque hermoso, lleno de arboles y flores...eso la insitó a entrar y curiosiar. Caminó despacio por el camino que éste ya tenía, abriendo más la curiosidad de la chica. ¿Habrá algo o alguién aquí? La chica siguió hundiéndose más en el bosque hasta que se detuvo frente a lo que parecía ser una cueva.

La chica sin pensarlo; la curiosidad obviamente ganando la batalla, entró sigilosamente. Siguió y siguió caminando hasta que la oscuridad la arropó entera. De momento, una luz a la distancia le llamó la atención y vió como una, dos, tres y así siguieron; luces, antorchas pegadas a la pared de la cueva brumosa se encendían solas, reconociendo su presencia en el lugar. La chica no temió, al contrario; sus pasos ahora eran más rápidos...quería saber que había escondido al final de éste lugar. Sus pasos al fin se detuvieron frente a una puerta, pero no cualquier puerta...ésta contenía hechizos y magia antigua protegiendola de lo que muy probable le esperaba adentro.

Siendo la princesa, ella conocía toda esa magia...la magia de su gente sellaba y protegía esta gran puerta...¿pero de qué? Ella se acercó y miró de cerca los símbolos que muy bien conocía. Su mente ya decidida comenzó a concentrarse y en leves susurros comenzó a recitar los conjuros. Sin mucho tiempo que esperar, la puerta lentamente abrió, dejandola entrar a un cuarto oscuro. Sus ojos que ya se estaban acostumbrando a la oscuridad, pudieron ver algo moverse al final del cuarto...en ese momento se frizó el tiempo...la chica no podía creer ver lo que veía: un hombre. Encadenado, con un bozal que le cubría gran parte de su hermosa cara.

La chica quedó mesmerada ante tan belleza. Ella sentía como sus ojos le penetraban el alma, el pensar y...su corazón. Fue amor a primera vista. Corrió hacia él e inspeccionó las cadenas que lo esclavizarón por años. Intentó miles de conjuros hasta que al fin logró deshatarlo. La chica por reflejo, se echó hacia atrás cuando el joven, al fin libre; tomó unos pasos hacia delante. Sus manos alcanzáron el bozal en su rostro, y en tan solo segundos; ya no estaba. Lentamente, subió la mirada y se le quedó mirando. Era como si por fin no solo fuera libre, sino que también luego de tantos años pudo ver la luz del sol. Su sol. Ella.

Se le acercó cuidadosamente, alcanzando su brazo. La chica solo lo miraba, su respiración era la unica parte de su cuerpo que respondía ante tal tacto. Y sin palabras, éste la acerca a él, a su pecho frío y cálido a la vez...y sus brazos la rodean. Sus labios encuentran su oido y en una voz tan suave como terciopelo le dice: "Tibi sum".

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