No recuerdo exactamente la primera vez que vomite, pues nunca pude vomitar a la primera. Mi primer vomito fue después de un constante entrenamiento de días. Eso me desespero y por un momento pensé que nunca iba a lograr vomitar, y estuve a punto de desistir, lamentablemente no lo hice.
El cepillo de dientes se convirtió en mi aliado, pues con eso logre sacar algo a la primera, o puede ser que fuera de tanto que había practicado.
Al principio, solo lo hacía algunas veces, solo cuando comía muchas papas fritas, o demasiada comida grasienta, máximo una vez por semana o tal vez dos, pero de allí no pasaba. Era pequeña, aproximadamente 14 años, no pensé que era malo, al contrario yo lo veía como un juego, un juego donde tenías que guardar un secreto para ganar.
Yo era de buscar todo lo que me pasaba o de lo que tenía dudas en internet, así que puse en Google si era buena provocarse el vómito, sin embargo, no me fui a las páginas que podrían haberme hecho retroceder, me fui a las que me adentraron en eso, las páginas Pro-Ana y Pro- Mía.
Allí te decían como vomitar, y que estaba bien, que existían unas princesas y que ellas estaban orgullosas de que vomitaras o por el contrario, dejaras de comer. Así que seguí haciéndolo, seguí vomitando y consultando las páginas más seguido.
Esas peligrosas que te enseñaban a como vomitar, que es lo que se vomita más, que es lo que se vomita menos, dietas, tips, fotos thinspo, tips para que tus papás no se entere, un chat para que puedas hablar con todas los que hacían esto y muchas cosas más.
Para ese entonces yo estaba pasando por acoso escolar, criticada por mi peso y mi aspecto, el cual según era horrible. Eso me había llevado a ir con el nutriólogo para bajar de peso, comprobándome que no eran los que me burlaban de mi los que estaban mal, si no que yo era la que estaba mal por ser gorda. Y eso puede ser la cosa más estúpida que alguien pudiera pensar, pero en ese entonces era una niña y me lo creí, o al menos me lo hicieron creer.
Por lo mismo, yo llevaba una dieta y me sentía tan frustrada, pues solo había bajado poco menos de 5 kilos y luego mi peso se había trancado. Sin embargo, cuando empecé a vomitar, aunque no constantemente mi peso empezó a descender y eso me asombro demasiado.
Para entonces, puede sonar muy estúpido, pero como yo solo me pasaba en las páginas de Ana y Mía, las princesas, yo solo pensaba que eso era un juego, pues casi todas las chicas que comentaban o posteaban siempre las llamaban por esos absurdos nombres, nunca poniendo la palabra Bulimia o Anorexia, o al menos yo nunca me fije. Por casi más de un mes, para mí solo eran Ana y Mía, las princesas. Hasta que en la novela donde lo vi por primera vez dijeron que la protagonista tenía una enfermedad llamada Bulimia, y eso me alerto, me sorprendí al principio, pues para mí solo era un juego llamado -Las princesas de Ana y Mía-.
En seguida empecé a investigar que era la bulimia, lo que me llevo a la anorexia también, y los trastornos con las que estás se vinculaban. No obstante, al contrario de lo que una persona normal pudiera hacer, que fuese decírselo a alguien o dejarlo, yo seguí, pues pensé que el que fuera reconocido era por lo mismo de que funcionaba a la hora de perder peso, lo sé, mis pensamientos eran pésimos. Pero como dije, en ese entonces estaba pasando por acoso escolar y mi autoestima ya estaba por los suelos, hacerme más daño no era nada comparado por el daño que me hacían por ser quien era. Yo solo quería una cosa y era bajar de peso, e incluso aunque el poco miedo que sentí al leer que la Anorexia y Bulimia eran enfermedades, desapareció cuando al siguiente día seguían molestándome, estaba dispuesta a hacer lo que sea para que me dejaran de molestar, y en ese momento solo era seguir mi juego y vomitar.
Ya había probado que las dietas sanas no funcionaban, aunque la verdad era porque no las llevaba a cabo, por lo mismo de que no podía dejar de comer cosas chatarras.
Desde niña yo fui una niña que se daban sus atracones, para mí eso siempre fue algo normal, me encantaba comer, por el contrario, de que para ese entonces me valía lo que los demás dijeran de mí por mis comidas voraces.
Teníamos dos tiendas, una en mi casa y otra en otra colonia, mi hermana y yo nos la pasábamos en la tienda de mi caso, y mi papá y mamá se la pasaban en la otra. Ella casi nunca estaba en la casa y a mi hermana y a mí, nos encantaba comer demasiado, casi todo lo que estaba en la tienda. Mi mamá nos regañaba las pocas veces que se daba cuenta y eso nos hizo empezar a comer a sus espaldas. Nuestras comidas en todo el día podrían pasar desde nuestro almuerzo, nuestra cena, aparte las papas fritas, galletas, paletas, refrescos, yogures, chocolate o cualquier otra cosa que se nos antojara y quisiéramos comprar. Mi mamá no podía decirnos nada pues se la pasaba en la otra tienda.
Empecé a tener la manía de siempre guardar el empaque de todo lo que comía por toda la casa, siempre procurando que nadie lo vea.
Para mí el comer escondida y darme mis atracones era algo muy normal para mí, en conclusión, siempre había tenido problemas con la comida.
A mis 14 años ya pesaba poco más de 100 kilos, lo que fue producto de mis atracones de niña, lo que a su vez hizo que mis compañeros me hicieran bullying, lo que a su vez me empujo a tener bulimia. Era todo como un ciclo.
Mi juego se había convertido en una enfermedad, pero yo no lo quería ver, para mi seguía siendo un inofensivo y hermoso juego. Quien iba a decir lo que ese juego me traería.
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El diario de una Bulimica
Teen FictionA mi corta edad he pasado por tantas cosas que al fin me he decidido a contar. Esto es por decir mi diario personal, con mis experiencias de enfermedades como: Bulimia nerviosa purgativa, depresión, ansiedad, ataques de pánico, trastorno limite de l...