Antes era la típica niña, risueña, divertida y sobre todo cariñosa. Siempre me la pasaba mostrando mi amor a todo el mundo. Siempre abrazando y besando a mis amigos, mis hermanos, mi familia más cercana, pero sobre todo a mis padres. Siempre haciendo reír a los demás con mis locuras, con mis travesuras e incluso con mis palabras, porque eso era lo que conformaba mi día a día.
De pequeña fui una niña delgada, así que nunca fue problema al principio, e incluso cuando estaba un poco pasada en la primaria tampoco fue problema, después de todo no habían empezado las burlas.
Tenía algo en común con todos, con mi papá, me gustaba imitar a personajes famosos cuando nos invitaban a participar; con mi mamá, siempre muriéndome de las risas con algo nuevo que contarnos; con mi hermana, siempre jugando cualquier cosa que se nos ocurriera; con mi hermano, el amor por los videojuegos. Todo estaba bien. Tenía una infancia perfecta.
Fuera de allí viajábamos mucho al pueblo de mi papá y mamá, o a veces a un pueblo cercano, simplemente con el ocio de divertirnos en unas hermosas vacaciones.
Al mismo tiempo yo tenía amigas en la escuela, en la primaria, con la que armábamos siempre un juego nuevo, contar la mejor historia, contar la mejor experiencia, brincar la soga,..., siempre algo nuevo para no aburrirnos. Nunca recuerdo haber rechazado una fiesta en esos tiempos, de echo vivía de ellas, me encantaban.
También tenía una mejor amiga en casa, con la que siempre jugando después de la escuela hasta hartas horas de la noche. Siempre saliendo con a pasear con ella los fines de semana, acompañándola a cualquier evento familiar, yendo a la playa, a alguna fiesta que ella tuviera, éramos inseparables.
Tenía muchos animales, pescados, una perrita, gatos, hámster, tortugas, conejos, todos al mismo tiempo. Me encantaban los animales, tenía el tiempo suficiente para cada uno de ellos.
En ese entonces solo lloraba por cosas simples tales como la muerte de una mascota o el que no me darán más tiempo para jugar, no existía alguna clase de envidia, perfeccionismo o chantaje en mí, apenas era una niña que estaba empezando a vivir y lo estaba haciendo adecuadamente.
No conocía la palabra "Auto-destruirme" todavía no había llegado a esa etapa, no existía la razón para que esa palabra pudiera existir en mi vocabulario, era feliz, totalmente feliz.
En esa etapa de mi vida nunca pude pedir nada más, pues siempre pensaba que lo tenía todo, y que era la niña más hermosa y afortunada que pudiera existir.
En ese entonces no conocía lo que alguien pudiera hacer para lastimarte, no me había topado con personas así, y gracias a eso, tuve la mejor infancia que pude tener.
El problema empezó cuando inicie la secundaria, allí empezaron todos mis miedos, todas mis preocupaciones, mis tristezas, mi odio hacia mí misma, mi inconformidad, mis amigos falsos, en conclusión, allí empezó mi martirio.

ESTÁS LEYENDO
El diario de una Bulimica
Novela JuvenilA mi corta edad he pasado por tantas cosas que al fin me he decidido a contar. Esto es por decir mi diario personal, con mis experiencias de enfermedades como: Bulimia nerviosa purgativa, depresión, ansiedad, ataques de pánico, trastorno limite de l...