Relatos De Un Alma Perdida

#07♡

¿La esperanza?
Mía perdió su esperanza en un futuro mejor, sus muñecas se desbordaban cada vez más, cada noche, al igual que sus ojos, ella ya no creía poder soportarlo todo, no veía la manera de volver a ser feliz, sin embargo, ella quería volver a ser esa pequeña sonriente, aquella que no fingía sonrisas cada día, aquella que no lloraba cada noche antes de dormir, que no se dejaba afectar por los comentarios, ni se sentía una mierda cada día de su existencia, que no se afilgía por los pequeños errores que cometía y que simplemente era la mejor versión de ella misma. Ella hubiera querido que las cosas se dieran de una mejor manera, que su vida no se hubiera tornado un infierno y que los monstruos se hubieran quedado en el armario, debajo de la cama o simplemente en las películas.

Era decepcionante que a esa corta edad ella se sintiera de esa manera, era triste que su vida no estaba dando frutos a pesar del potencial de ella. Es triste ver como una vida se pierde poco a poco de esa manera. Ella quisiera que todo cambiara, no cree merecer tanta mierda, aún así, ella no ha sido capaz de buscar ayuda, le parece un signo de debilidad buscar ayuda en alguien diferente a ella, la cosa es que ella está perdiendo su fuerza, se está convirtiendo en una niña fría, sin sentimientos visibles, pero sigue buscando la felicidad, sigue buscando tener una vida tranquila.

Mía ya estaba en séptimo, los abusos en el  colegio comenzaban a hacerse notorios, cada día, Mía notaba que una chica de un curso inferior, Amelia, la veía cuando le hacían daño. Mía le habló, pidiendo que no dijera nada, comenzaron a conocerse y a medida que el tiempo pasaba ellas hablaban de la situación de Mía y tomaban más y más confianza.
Amelia había atravesado una situación similar por lo que podía entender una mínima parte del sufrimiento de Mía.

Un día, el coordinador del colegio, Hernán, se dio cuenta de lo que le hacían a Mía.

Flashback

Bibiana estaba golpeando a Mía en donde quería, Ariadna y Valentina sólo la sostenían para que no se cayera, todas reían, menos Mía, ella lloraba en silencio aguantando el dolor esperando a que todo acabara pronto, no pensaba que fuera posible resistir más esa situación.

-¿Qué pasa aquí, señoritas?- dijo Hernán confundido por lo que estaba viendo.

Bibiana, Ariadna y Valentina salieron corriendo escondiéndose lo mejor posible para no ser encontradas por Hernán.

-¿Estás bien, Mía?- le preguntó mientras ella se secaba apresuradamente las lágrimas y sacaba fuerzas de la nada para ponerse de pie.

-Sí, no pasa nada.- respondió fingiendo una sonrisa.

-No me mientas, pequeña, acabo de ver que te estaba golpeando. Sólo dile a tu madre que venga a una reunión conmigo en dos días.- dijo acercándose a Mía.

Mía evitaba cualquier tipo de contacto, igual que siempre.
-Sólo fue un mal entendido, no pasó nada, créeme. Todo está bien, en serio.- Mía se fue a paso apresurado evitando cualquier contacto con cualquiera que se le atravesara.

Dos días después.

-Buen día, señor coordinador, ¿qué sucede?- dijo Cristina entrando en la oficina de Hernán.

-Buenos días, quiero que hablemos sobre Mía.- Hernán estaba serio, inexpresivo a simple vista, pero en su mirada se veía reflejada la preocupación.

-¿Qué hizo ahora esa niña mal educada?- respondió furiosa.

-¿Tan mal hace todo como para que su propia madre piense así?- dijo asombrado.

-Sí, literal, todo. Ahora dígame en qué se metió rápido para poder dejar de perder mi tiempo en ella.- miró el reloj.

-Señora, con todo respeto, si no le interesa puede irse.-

-No, debo responder, pero por favor no se demore.-

-Está bien. Quería comentarle que su hija sufre de bullying por parte de un grupo de niñas, ellas la golpean mientras la insultan prácticamente todos los días y quería ver si usted quería tomar medidas.- habló con un tono de preocupación.

Cristina se quedó en shock, ella pensaba en todo lo que había hecho, en cada palabra hiriente que le decía a su hija, después de unos segundos sacó fuerza para hablar.

-¿Qué medidas podemos tomar?- dijo con un nudo en la garganta que le impedía respirar con normalidad.

-Puedes comenzar a buscar un nuevo colegio.- dijo intentando dar aliento a Cristina.

-Lo haré, adiós.- dijo y salió apresuradamente de la oficina.

Cristina tenía el horario de Mía así que sabía que estaban en hora libre, la sacaría de clase y se la llevaría de ahí para siempre.

Al entrar en el salón vio a todos los adolescentes haciendo una especie de semi círculo, avanzó y apartó a unos cuantos y lo que vio la dejó en shock, nuevamente.

Mía estaba siendo sujetada por dos niñas y otra estaba lanzando golpes al azar y diciéndole palabras hirientes.

-¿Qué está pasando? ¿Mía?- dijo con la poca fuerza que le quedaba.

Con rapidez, las tres chicas se desaparecieron y Mía se levantó del suelo.

-¿Qué haces aquí, Mamá?- dijo Mía fingiendo estar bien.

-Estaba en la dichosa reunión a la que me habían citado.-

-Ahh, ¿venías a despedirte o qué?- dijo medio sarcástica intentando que Cristina no se preocupara.

-No, vámonos.- dio la orden.

Mía y Cristina salieron de allí sin pronunciar ni una palabra y nunca hablaron del tema.

Fin flashback

Después de ese día, Juan Pablo fue convencido por Cristina para que recogiera y llevara a Mía al colegio, pero sin saber la verdad, todo con tal de que Mía no reprobara el año.

Realmente las cosas iban de mal en peor y de peor en lo que siga después, Mía seguía fingiendo que todo iba bien y que no tenía preocupaciones, los abusos siguieron hasta que el año acabó y Mía había conocido un muchacho, Sebastián, él era muy atento con ella, pero Mía nunca se ilusionó por todo lo que ya le había sucedido por confiar y alejó a Amelia por la misma razón.

Cada día su vida iba empeorando más y más y Mía fortalecía poco a poco las barreras que había construido gracias a quienes la habían dañado, para ella, lo peor de crear las barreras era que nunca iba a tener una vida normal, nunca iba a enamorarse de verdad, ni a tener mejor amig@ y realmente eso le dolía, pero pensaba que tal vez eso era lo mejor o siquiera se convencía de eso a pesar de que no lo pensara de verdad.

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