III

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Ya el cielo se había oscurecido cuando monte mis maletas al auto, el aeropuerto no se encontraba muy lejos, pero una vez más, todo el viaje fue de escuchar la preocupada voz de mi madre, esta vez hablando de lo que debía hacer en el aeropuerto, de que tenía que entregar esto y lo otro, decir esto y lo otro, y estar atenta de esto y lo otro, aun no entiendo la razón de su preocupación, ya he viajado sola múltiples veces antes de esto, pero que importa, ella solo quiere asegurarse de que yo esté bien.

Mi padre estaciono el auto, ellos me acompañaron hasta la puerta, fue una despedida un tanto corta, no querían que llegara tarde así que se apresuraron con el adiós. Tome mis maletas, hice el check-in, todo iba de maravilla, estaba tranquila y serena, algo esencial en estos escenarios. Empecé a caminar en dirección a la sala donde debía esperar a que llamaran mi vuelo, y fue entonces cuando se me acerco, venia al trote, sonriente, y escondía algo tras su espalda, era Felix.

-Hola señorita- dijo riendo,

-¡Felix! ¿Qué haces aquí?- no podía contener mi sonrisa, simplemente no podía contenerla

-Bueno quería poder desearte un buen viaje y entregarte esto- entonces extendió su brazo para permitirme ver lo que llevaba escondido tras su espalda hace unos minutos, un bello ramo de flores, era pequeño, sencillo, pero hermoso

-Sé que no te permiten llevar flores reales en el avión así que conseguí unas sintéticas para que puedas llevarlas a casa contigo...- dijo algo tímido, ahora sí, ¡esto es lo más lindo que alguien ha hecho para mí! Sentí como mis mejillas ardían en llamas, intente ocultar mi rostro en las flores, el sonrió aun más

-Ay Dios están divinas, muchísimas gracias, en serio gracias esto es simplemente hermoso...- dije levantando la mirada para poder admirar sus ojos aún más bellos que las flores aunque fueran del mismo color; se hiso un silencio corto

-...Solo quería decirte que realmente me agrado haberte conocido y espero poder volver a encontrarnos pronto...- una vez más esa tímida sonrisa suya, no me canso de verla.

-A mí también me agrado haberte conocido...- en este preciso instante, en mi cabeza, se llevaba a cabo el debate más polémico y controversial del mundo, al final se aprobó la decisión y mi cuerpo realizo el acto... me acerque, me pare en la punta de mis pies y le di un pequeño beso en la mejilla, no era gran cosa, pero era un pequeño comienzo... y tal parece que hizo en él un mayor efecto que el esperado, su rostro se sonrojó, se veía increíblemente adorable.

-Entonces será esperar que pueda volverte a ver- dije en un tono suave, lo mire directamente a los ojos por unos segundos, le pase por el lado y seguí mi camino a la sala de espera, no había recorrido mayor distancia cuando la escena de la playa se repitió, me tomo de la mano, yo me voltee para poder verlo, se hiso un silencio profundo, el solo me miraba un tanto confundido,

-Escríbeme cuando hayas llegado a casa, por favor-

Le sonreí, -claro que lo haré-, y entre a la sala de espera.

A Nivel InternacionalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora