CAPITULO 1. Ojos cambiantes.

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Voz misteriosa 1- L. .....o .. .i.., m... te .. .a...d.

Voz misteriosa 2- R...d. ...... .. .e.. .o ... ..e...

Voz misteriosa 1- ...o .. m.. ....... ..n

Voz misteriosa 2- .... ..z..

(Gritos)

_Agg- se oyó un grito desde el piso superior de la cabaña_ No puede ser, ¿Otra vez? ¿Enserio?

Unos finos cabellos blancos se deslizaron por la almohada, Yona se incorporó, echó su melena hacia un lado de la cabeza, y resopló.

_Todos los días la misma historia, estoy harta. 

Lanzó la almohada a los pies de la cama furiosa y se destapó, para finalmente, sujetar con las manos sus rodillas.

_ Es imposible dormir, ese sueño... no consigo saber qué es... ¿por qué solo voces?

Algo interrumpió sus pensamientos, un bulto debajo de las sábanas, avanzaba hacia ella desde la dirección en la que tiró su almohada. De repente unos ojos amarillos como la miel, aparecieron con un aire de preocupación.

_Estoy bien, no te preocupes Loan, es lo mismo de siempre... ¿te he despertado, verdad?

La criatura alada echó a volar posándose en una de las ramas que atravesaban la madera carcomida. Yona se había preguntado miles de veces qué tipo de criatura sería su amigo. Ojos amarillos, cabeza y cuerpo de reptil negro, del que sobresalían plumas y dos alas color verde, aunque cambiaban a más oscuras o claras dependiendo de su estado de ánimo.

_¿Vas a volver a dormir? Tenemos que ir a por la comida, ya está amaneciendo.

La criatura solo hizo un leve gemido antes de volver a acomodarse.

_Está bien, iré yo sola, aunque primero me daré un baño en el río de atrás ¿de acuerdo?, por algún motivo estoy sudando... ¿de verdad falta una semana para que empiece la primavera?

Yona salió de la cabaña, se encontró con el mismo paisaje de siempre. Un pequeño prado de hierba baja y verde, a lo lejos las montañas nevadas, por ahora, y lo que, sin duda menos la emocionaba, la fila de bosques que marcaba el límite de su libertad. Los había intentado traspasar muchas veces pero no era capaz, era como si algo la hiciera retroceder, como si rebotara en ellos. Muchas, incontables han sido las veces que los ha intentado cortar, quemar, derribar e incluso cavar debajo de ellos, todo ello en vano.

Siguió el único camino permitido, aquel que la llevaba hasta un pequeño lago, si es que se podía llamar así.

Dejó su capa, sus botas, su camisa, pantalones negros y la pequeña daga que usaba para cazar, cerca de una gran roca a la orilla. Tocó con su mano el agua cristalina para medir la temperatura como de costumbre. También miró su reflejo en ella.

_Mis ojos tienen un color púrpura, eso quiere decir que la primavera se acerca...otro año más...diecinueve en total.

_Siempre había sido así. Desde que nació solo sabía que sus ojos cambiaban dependiendo de la estación en la que se encontraba. Rojo significaba primavera, amarillo, el verano, verde es otoño y azul, invierno.

_Nunca fallan ¿eh? diecinueve años, sin saber qué hago aquí, cómo salir, cómo entré, sin nadie más excepto Loan... me volvería loca si estuviera sola. Aunque en parte lo estoy... ¿habrá gente como yo? Desde luego eso es lo que pone en los libros de casa...hombres, mujeres, niños, niñas, padres, madres...

Yona hundió su cabeza debajo del agua para ahuyentar esos pensamientos. Siempre terminaba con dolor de cabeza y no la resolvía nada. Lo poco que conoce es gracias a los libros que rodean su cuarto, sin saber cómo podía leerlos, al igual que hablar.

La Portadora del SelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora