Capítulo 10

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- Seguro habrás hecho ejercicio... - Sara le acarició el brazo derecho. Era tan incómodo tenerla a su lado de esa forma. Tan apegada a él, y con intenciones de seguir hablando sobre su aspecto corporal. Aiyana solo miró.

- No mucho. – respondió Ian. A su otro lado tenía a Aiyana. Intentó fijarse en lo que hacía, y aunque comía los Ravioles al igual que él, sabía que algo le molestaba. Y no dudaba qué.

- ¡No mientas! – se rio sola, golpeando el hombro de Ian con amabilidad. Como si este hubiera hecho o dicho algo gracioso. Marie volvió a la mesa, después de a ver colocado más Ravioles en el plato de Josh, su esposo. - si te vez muy bien...

- ¿Tú crees? – Ian le sonrió. En un intento por seguir la conversación.

- Por supuesto... - le respondió Sara. Al igual que él esbozó una bonita sonrisa.

- Mi hija tiene razón. – sentenció Marie. La anciana codeó a Josh, queriendo que este también diera su opinión al respecto. Pero él solo siguió comiendo. – pero aquí la única que nos puede afirmar si eso es cierto es Aiyana...

Marie la miró con una sonrisa pícara, mientras que Sara se aguantaba las ganas de pedirle a Aiyana que se fuera de su casa. Ya mucho era con saber que era la novia de Ian. Las bonitas mejillas de Aiyana enrojecieron.

- En realidad no hace mucho ejercicio... - mintió ella. Pues él podía pasarse todo el día haciendo barras o planchas. Y además... por otras cosas...

- ¿Perdona? – Ian enarcó una ceja, mirando a Aiyana.

- Eso, que no haces mucho ejercicio. – volvió a decir ella. Esta vez mirándolo divertida. Ian amaba sentir esa bonita química entre los dos.

'¿Y quién es el que te lleva por las noches en sus brazos cuando te quedas dormida en el diván?' Pensó él...

Sara se puso de pie. Observó que el plato de Ian ya no tenía ni un rastro de Ravioles por lo que se inclinó en su lado para recogerlo.

- Yo pienso que estás muy bien... - le dijo al estar cerca de él. Joder...pensó. Que bonitos senos. Redondos y provocativos. Intentó no fijarse en ellos mientras ella recogía el plato de su sitio. No podía dejar de admitir que Sara se había vuelto realmente buena.

- ¿De veras? – fue lo único que se le ocurrió preguntar. Esta vez mirándola completamente. ¡NO LO HAGAS! Se dijo así mismo, intentando desviar la mirada. Pero para su pésima mala suerte, Aiyana sí había notado lo que había atraído la atención de Ian. Sara se fue hasta la cocina.
Aiyana se puso de pie.

- Muchas gracias por la cena. – agradeció una vez puesta en pie. – Ha sido un gusto... - observó a los ancianos. 'Pero a ti no, zorra'. – conocerlos.

Y de esa forma salió de la casa de los Pataski. Cabreada. Sí, oh sí. Por supuesto. Esto le costaría muy caro a Ian.

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Secretos 2T #SSSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora