El ahijado del diablo

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Hace mucho tiempo, en un pueblo no tan grande, antes que naciera mi padre, incluso el padre de mi padre, pero no antes de que naciera el padre del padre de mi padre, existió un hombre, claro que él no importa mucho en esta historia, pues es su hijo quien la protagoniza, Johan, nació en un hogar bastante acaudalado lleno de lujos y comodidades, de esas que a cualquiera le gustaría tener, ricas comidas, una mansión enorme, sirvientes y más. Él era un gordito de no muy buena estatura, que a primera vista no generaba ningún interés, pero tenía ese toque, el cual agrada tanto a las mujeres y sí que sabía cómo usarlo. Al crecer tuvo muchísimas novias, pese a no ser el más guapo del pueblo su vida sí que era buena, llena de lujos, excesos, damas, en fin. Pero, no siempre todo es perfecto, la rueda de la fortuna suele girar y girar, fue entonces que a Johan le cayó el mal, sus padres murieron, en un típico accidente de esos en los que suelen morir los padres, en huérfano se convirtió el pobre Johan. Sin tener idea de cómo sobrevivir y acostumbrado a la buena vida, derrochó toda su fortuna en menos años de lo que tarda júpiter en girar alrededor del sol. Pronto se vio en apuros, perdió su hogar y tuvo que habitar en la calle pidiendo dinero a los que la transitaban, el pobre Johan no estaba acostumbrado a la soledad del vagabundo, en medio de su desesperación decidió terminar con su vida, buscó el puente más alto del pueblo, se subió y asomó su cabezota hacia el acantilado dispuesto a brincar, sin embargo, justo antes de lanzarse el ambiente se tornó pesado.

Como todo el mundo sabe, cuando las personas están en su mayor momento de desesperación, generalmente un demonio se les aparece.

De pronto una voz profunda le habló, Johan giró su cabeza, pudo detallar la figura de un hombre vestido de negro que lo observaba con mucho interés, a través de unos ojos blancos bastante llamativos los cuales enmarcaban una mirada sombría pero llena de fuerza, el rostro de aquel hombre era pálido y delgado como si llevara algunos días sin desayunar bien.

Porque como todo el mundo sabe, cuando no desayunas bien te pones pálido y delgado, o eso suele decir mi madre.

Johan se sintió muy interesado en aquel sujeto, se veía que era de una alta cuna, tras preguntarle quién era, guardó silencio para escuchar su apellido, así determinaría si valía la pena prestarle atención y si por lo menos era rico podría intentar pedir prestado dinero. Soy el diablo, respondió con una voz diferente que no perdía el encanto, Johan bajó del borde del puente, se acercó un poco más al hombre que aseguraba ser el diablo mientras lo miraba con un interés enorme, el diablo siguió, propuso que Johan se convirtiera en su ahijado, un trato interesante, el ahijado podría pedir lo que quisiera a su padrino pero una vez le fuera dado tendría que cumplir una orden sin importar de qué se tratara, un trato justo pensó Johan, sin embargo eso no era todo, si él no lograba cumplir la orden sería arrastrado vivo al infierno, un pequeño detalle, no tan pequeño tal vez.

Porque como todo el mundo sabe, si te arrastran vivo al infierno la muerte resulta ser muy escabrosa.

Johan no lo pensó mucho, era eso o el puente, aceptó el trato porque no tenía nada que perder, aunque tendría mucho cuidado. Primero deseó ser rico además de tener una enorme y lujosa mansión, tras lo cual, de la nada el diablo hizo realidad su deseo, creó una mansión hermosa e imponente para que su ahijado pudiera vivir a sus anchas, entregó también una media vieja y mal oliente desde la cual podría sacar todo el dinero que quisiera, era dinero sucio, pero dinero al fin y al cabo. Entonces pidió el favor a cambio, el diablo ordenó a Johan robar un cuadro hermoso que se encontraba en la iglesia del pueblo para poder destruirlo.

Porque como todo mundo sabe, el diablo odia las obras de arte.

Entonces Johan, aprovechó la oscuridad de la noche para escabullirse y robar el cuadro; después de sacarlo de la iglesia, llamó al diablo, éste lo recibió con una sonrisa bastante agradable, tras lo cual destruyó el cuadro sin perder más tiempo, concluyó así el primer trato entre los dos.

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