II

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Editado

Después de la revelación de su madre sobre la antigua profecía y el destino que compartía con el lobo blanco, Jazmín se sintió abrumada por la magnitud de lo que significaba. Aunque aún no comprendía completamente su papel en todo esto, sentía una extraña sensación de conexión con el lobo que la había encontrado en el bosque.

Esa noche, Jazmín se acurrucó en su cama, incapaz de conciliar el sueño mientras su mente daba vueltas tratando de entender el significado de todo lo que había sucedido. El suave aullido del viento en el exterior de su ventana parecía susurrarle palabras de consuelo y aliento, como si el propio bosque estuviera tratando de comunicarse con ella.

Al día siguiente, Jazmín se despertó temprano y se dirigió al bosque, sintiendo un fuerte impulso de buscar al lobo blanco una vez más. Con cada paso que daba entre los árboles, su corazón latía con anticipación, preguntándose si volvería a encontrarse con su misterioso amigo.

Finalmente, llegó al claro donde había encontrado al lobo la noche anterior, y contuvo el aliento al ver una figura blanca entre los árboles. Era el lobo blanco, de pie en el mismo lugar donde lo había dejado la noche anterior, sus ojos verdes brillando con una luz misteriosa.

Sin dudarlo, Jazmín se acercó al lobo y extendió una mano en un gesto de amistad. El lobo la miró con intensidad, como si estuviera leyendo sus pensamientos, y luego inclinó la cabeza en un gesto de saludo.

—Hola, amigo —dijo Jazmín con una sonrisa temblorosa—. No estoy segura de qué está pasando, pero sé que nuestro encuentro no fue una coincidencia. ¿Puedes entenderme?

El lobo asintió con la cabeza y emitió un suave gruñido, como si estuviera respondiendo a las palabras de Jazmín. En ese momento, una sensación de paz y certeza envolvió a Jazmín, como si estuviera en el lugar correcto, en el momento adecuado.

A lo largo de los días siguientes, Jazmín y el lobo blanco continuaron encontrándose en el bosque, fortaleciendo su conexión y desarrollando un lazo especial que trascendía las barreras del lenguaje y la especie. Juntos, exploraron los rincones más remotos del bosque, compartiendo secretos y sueños mientras forjaban una amistad inquebrantable.

Con cada encuentro, Jazmín se sentía más segura de su papel en la profecía y del destino que compartía con el lobo blanco. Aunque el futuro seguía siendo incierto, sabía que mientras tuviera al lobo a su lado, nada podría detenerlos. Juntos, estaban listos para enfrentar cualquier desafío que el destino les deparara.

Los días transcurrían entre Jazmín y el lobo blanco, fortaleciendo su conexión en el bosque. Cada encuentro reafirmaba su lazo especial, y Jazmín se sentía más segura de su papel en la profecía. Sin embargo, su amistad no pasaba desapercibida para los habitantes del pueblo, quienes comenzaron a murmurar sobre la extraña relación entre la niña y el lobo.

A pesar del rechazo y la desconfianza de los pueblerinos, Jazmín y el lobo continuaban encontrándose en secreto, explorando el bosque y compartiendo momentos de complicidad. Pero a medida que pasaba el tiempo, Jazmín comenzó a notar un cambio en el comportamiento del lobo. Se volvía más reservado, distante, como si estuviera ocultando algo.

Preocupada por su amigo, Jazmín decidió confrontarlo y buscar respuestas. En su próximo encuentro, observó al lobo con atención, notando la tristeza en sus ojos verdes y la tensión en su cuerpo. Con cuidado, se acercó al lobo y lo llamó suavemente.

—¿Qué te sucede, amigo? —preguntó Jazmín, su voz llena de preocupación—. Sé que algo te está molestando. ¿Puedes confiar en mí?

El lobo la miró con tristeza, como si estuviera luchando por encontrar las palabras adecuadas para expresar su dolor. Finalmente, con un suspiro, el lobo decidió revelar su secreto a Jazmín.

—Jazmín, hay algo que debes saber —comenzó el lobo, su voz profunda resonando en el bosque—. Tengo la capacidad de transformarme entre lobo y humano, pero últimamente he estado luchando con el control de mi transformación. Temo que pueda lastimarte si no puedo dominar mi verdadera naturaleza.

Jazmín escuchó con asombro mientras el lobo le contaba la verdad sobre su habilidad para cambiar de forma. Se dio cuenta de que su conexión con el lobo no era una coincidencia, sino el destino que los había unido desde el principio.

Determinada a ayudar a su amigo, Jazmín prometió estar a su lado y ayudarlo a controlar su transformación. Juntos, enfrentaron el desafío de aprender a aceptar sus verdaderas naturalezas y descubrieron que su lazo especial era más fuerte que cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino.

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Thairax.

Mi Lobo Blanco [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora