2) El vagabundo.

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Vivo en Osaka, Japón, y a menudo uso el metro para ir al trabajo en la mañana. Un día, cuando estaba esperando el tren, me di cuenta de un vagabundo parado en la esquina de la estación de metro, susurrando para sí mismo mientras la gente pasaba. Sostenía una taza y parecía suplicar por cambio. Un hombre gordo pasó cerca del hombre, y lo escuché decir «cerdo». Vaya, pensé. Este vagabundo está insultando a las personas, ¿y aun espera que le den dinero? Luego, un alto empresario pasó y el vagabundo susurró: «Humano». ¿Humano? No puedo discutir con eso. Obviamente, él era humano. Al día siguiente, llegué temprano a la estación y tenía tiempo que desperdiciar, así que decidí pararme cerca al hombre y escuchar sus extraños susurros.

Un hombre flaco y demacrado pasó frente a él, y escuché al vagabundo susurrar «vaca». «¿Vaca?», pensé. El hombre era demasiado flaco como para ser una vaca. Se veía más como un pavo o un pollo para mí. Un minuto —o algo así— después, un gordo pasó, y el vagabundo dijo «patata». «¿Patata? Creí que a todos los gordos les decía "cerdo"».

Ese día, en el trabajo, no podía parar de pensar en el vagabundo y su comportamiento extraño. Seguía intentando encontrarle alguna lógica o patrón a lo que estaba susurrando. «Quizá tiene algún tipo de habilidad psíquica», pensé. Quizá sabe lo que las personas fueron en sus vidas anteriores. En Japón, muchas personas creen en la reencarnación. Observé al vagabundo varias veces y empecé a creer que mi teoría era cierta. A veces escuchaba al hombre decir cosas como «conejo», «cebolla», «oveja» o «tomate».

Un día, la curiosidad me ganó y decidí preguntarle qué estaba pasando. Mientras caminaba hacia él, me miró y dijo «pan». Puse un poco de dinero en su taza y le pregunté si tenía algún tipo de habilidad psíquica. El vagabundo sonrió y dijo: «Sí, de hecho. Tengo una habilidad psíquica. Es una habilidad que obtuve hace años. Pero no es lo que quizá esperes. No puedo predecir el futuro o leer mentes, o algo así». «¿Entonces cuál es tu habilidad?», pregunté. «La habilidad es simplemente saber qué fue lo último que comió una persona», dijo.

Me reí, porque me di cuenta de que tenía razón. Dijo «pan». La última cosa que había comido para el desayuno ese día fue una tostada. Caminé lejos, sacudiendo la cabeza mientras pensaba: «De todas las habilidades psíquicas que alguien puede tener, esa puede ser la más inútil».

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