-Lucas, te dejo. No quiero estar contigo, me he enamorado de otro y creo que lo nuestro se ha acabado. Adiós.- Julia se giró y comenzó a caminar sin mirar atrás. Aquel día Lucas se quedó en medio de la multitud, con su paraguas verde y con una mirada apagada e inexpresiva. Lo único que hacía ver que él estaba triste era esa alargada y brillante lágrima que le salía del ojo izquierdo. Lucas se marchó del lugar y se fue a su casa.
Lucas se encerró en su casa pensando en lo sucedido. Pasó el tiempo, primero fueron semanas, luego meses hasta llegar al año. Los amigos se preguntaban "¿cómo compraba la comida? ¿Qué hacia con el trabajo?" Ángel, uno de sus amigos, decidió ir para ver cómo estaba.
Al llegar, Ángel llamó al timbre y la sorpresa que vió fue a Lucas en albornoz, con una cuchara en la boca, en la mano una tarrina de helado y con un rostro destrozado.
-Vamos Lucas, no te pongas así. Solo es una chica y seguro que habrá otra en un futuro-
-¿Otra? Tío, todos mis primos y primas, todos mis hermanos tienen novias o novios y yo soy el único que sigue soltero. No creo que encuentre a otra.-
-Mira Lucas, mi primo se enamoró en una excursión, tengo aquí un folleto del campamento nuevo que hacen en Sevilla, seguro que te gusta y a lo mejor encuentras a alguien.-
-Eso nunca sucede Ángel, y menos con un chico tan simple como yo-
-¿Simple? Lucas, eres un hombre hiperactivo, simpático, amigo de todos, siempre con una gran sonrisa en la cara. Anda, hazme caso, ve al menos para probar.-
Ángel dejó el folleto encima de la mesita de noche y, después de dejarla, se marchó. Lucas no hizo ningún caso al papel y decidió probar con una "web " de citas. Como suelen hacer todos los que se meten en una de estas páginas online, mintió con todos los datos del perfil, todos menos el nombre.
Esa misma noche se presentó en un restaurante, elegantemente vestido al estilo poderoso y ceno con una mujer muy atractiva. La noche iba pasando hasta que Lucas lo estropeó todo. Al llegar el camarero con el postre, Lucas se levantó y sin mirar que él venía con una gran bandeja, se tropezó con él haciendo caer todos los alimentos que contenía aquella fuente sobre la cabeza de esa linda muchacha. La cara de la mujer era un cuadro. La tres bolas de helado hacían una montaña en su melena, los espaguetis colgaban de sus largas orejas, algunas gambas se incrustaron en sus oídos y en la boca tenía una gran patata cocida. Como podéis imaginar Lucas no volvió a ver a la mujer y además pagó toda la cena.
A la mañana siguiente, tras el desastre ocurrido en el restaurante, Lucas observo fijamente el folleto del campamento y se quedó dudando entre ir o no ir. La verdad, qué podía perder yendo a aquel sitio, encima conocer gente nunca sienta mal. Así que, decidido, Lucas se inscribió y comenzó a preparar la maleta.
Él era de Cádiz y para ir a Sevilla había un rato en coche, así que se cogió sus discos de Sergio Dalma y se puso en marcha hacia Constantina, lugar donde encontrará algo que jamás olvidará.
ESTÁS LEYENDO
Amor Amarillo
RomanceLucas es una persona tranquila, alegre y siempre ocupada. Él, desde que era pequeño, desea encontrar el amor de su vida. Siempre ha creído en el destino, en el amor a primera vista, en que cada individuo tiene su media naranja. Un día conoce a algu...