Familia Uzumaki-Uchiha

Naruto, cuida de Menma.

Colgó dando por finalizada la charla por teléfono con su madre. A su costado, Menma, chupaba su puño, con la vista fija en el programa de dibujos, le beso la frente tomando entre brazos a su pequeño hijo de no más de ocho meses, y juntos fueron hasta la más pequeña habitación de la casa que Naruto utilizaba como despacho, trayendo solo trabajos fáciles de realizar, lo demás lo atendía en la oficina, dándose su tiempo para pasarlo junto a su familia.

-¿Hum?—Sus orbes divisaron a su esposo junto a su único hijo en sus brazos, quien realizaba burbujas de baba. — ¿Qué pasa, teme?—Cuestiono curioso, apartando sus documentos para prestarle atención a su pareja. Sasuke avanzo tomando asiento en uno de los dos sofás que adornaban la estancia algo desordenada, digno de su marido.

-Mi madre llamo—Sentó al pequeño Menma en su regazo, apartando los papeles que estaban cerca de él, sabiendo la gran tentación que eran para él bebe romperlos.

-¿Cómo está mi suegrita?—Pregunto con un tono divertido, empujando su silla que poseía pequeñas ruedas en la parte baja hasta ubicarse a un lado de ambos azabaches, tomando a su hijo en brazos para besar su frente y alzarlo, provocando unas risas de parte de este.

-Enferma

-¿Enferma?—Desvió su mirada del bebe, prestándole total atención a las palabras del azabache.

-Sí, ella y mi padre cogieron un resfriado—Presto su dedo al menor de ahí, quien lo tomo entre sus regordetas manos, apretándolo con fuerza infantil.

-Oh, ¿e Itachi?—Su pierna se movió, meneando al menor sobre esta.

-De viaje, así que yo iré a cuidarlos—Naruto asintió sabiendo de la preocupación del Uchiha por sus padres. Sasuke prosiguió. —y tu cuidaras a Menma...

-¿Yo 'ttebayo?

-Sí, tu—No le parecía mucho la idea, claro, no quería decir que Naruto fuera mal padre, pero aun después de los años seguía siendo un atolondrado.

-Pero, teme...

-Solo serán unas horas, dobe—Informo estirando sus brazos hacia su hijo, el rubio se lo entrego con sumo cuidado. —Dejare preparados los biberones, solo procura calentarlos, y no, no en el microondas...

-¿Por qué no lo llevas contigo 'ttebayo?—Hizo un puchero, aun no entendía como encender la estufa. Cuidar de un bebe era mucha responsabilidad para él, apenas si sabía limpiarle los pañales, claro que, a veces Menma terminaba rozándose porque olvidaba ponerle talco, y Sasuke le golpeaba por idiota.

-No quiero que se contagie—Dijo por último, abriendo la puerta del despacho para salir. Kurama entro, rozando sus piernas, pero su objetivo era su dueño, llevaba días sin sacarle a pasear, y el, como todo perro, necesitaba estirar las patas y echar una meada por ahí.

-Kurama—Le acaricio el pelaje anaranjado, y apenado se disculpó—hoy no puedo sacarte a pasear, debo cuidar a mi cría—Rio, rascándole debajo del hocico.

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Sasuke se acomodó el bolso en el hombro, y antes de partir depósito un beso en cada mejilla de su pequeño hijo, y otro casto beso en los labios de su pareja. Subió a su reluciente auto negro y partió, dejando al rubio a cargo.

Olfateo.

-...Huele a... Oh Menma—El pequeño movió sus piernas, incomodo por la humedad en su pañal.