Capítulo V

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Bufó, poniendo los ojos en blanco. "Querer es poder. Además soy alérgica al pescado."
Juraría que sus amenazas no lo habían preocupado ni lo más mínimo, sin embargo, curiosamente, el comentario sobre su alergia sí que pareció molestarle.
"Lo siento, amor. No lo sabía. Te pediré otra cosa."
________ movió rápidamente una mano para posarla sobre la de Luhan.
"Por favor, no toques el timbre," dijo tímidamente. "Casi prefiero comer el pescado antes de que alguien más me vea desnuda."
Le pareció que su mirada se suavizaba, pero no podía estar segura. "¿Tuviste algo que ver con eso?" preguntó suavemente, poniéndose en guardia.
________ parpadeó arrugando la frente. "¿Algo que ver con qué?"
"Con que me despidiesen hace años." Su mandíbula se endureció. "Con robar mis ideas y fingir ante la junta que eran de Lorenzo."
Suspiró. "Luhan... me siento fatal por lo que hizo mi padre, pero..."
"Nada más responde a mi pregunta," murmuró. "Con un sí o un no será suficiente."
Lo miró directamente a los ojos. "No," dijo firmemente. "No me enteré de que te habían despedido hasta una semana después de que sucediera. Pasaron otros dos meses antes de que descubriese lo que te había hecho."
Su espalda se enderezó. "Puede que no me creas, porque está claro que soy una (tu apellido) , pero es la verdad." Silencio.
Luhan cogió el vaso de vino y bebió. "Si te sentías tan mal," preguntó, con una voz que pretendía sonar indiferente, "¿entonces por qué no me ayudaste?"
Agitó una mano. "Lorenzo habría hecho cualquier cosa que tú le pidieras y todo el mundo lo sabía."
"Eso no es verdad," susurró. Se aclaró la garganta y desvió la mirada. Le había suplicado a su padre que le devolviese el empleo a Luhan hasta quedarse afónica... pero fue inútil.
"No sé de donde sacaste esa información, pero es falsa. Lorenzo sólo confiaba en las personas que podía controlar. Y yo no estaba entre ellas. Y tampoco tú."
"Touché."
"Me dejó todo en su testamento, es verdad, pero puedo asegurarte que no fue por amor."
"A sus ojos supongo que fue el menor de tres males."
Se encogió de hombros, aunque el gesto distaba de parecer despreocupado. Siempre deseó que Lorenzo la amara. Aún le dolía que nunca lo hubiera hecho. Puede ser que hubiese sido un hombre deshonesto, pero seguía siendo su padre. "Algo así," susurró. "Puedes ponerte la ropa cuando los criados estén alrededor, pero cuando estemos sólo los dos quiero verte siempre desnuda."
Ella alzó la mirada, los ojos como platos. No contaba con esa concesión. "¿Entonces me crees?" preguntó en voz baja.
Él suspiró. "Puede ser que parezca un maldito idi*ota, pero sí, te creo."
"¿Entonces no vas a seguir castigándome por más tiempo?"
Frunció la frente. "¿Castigarte?"
Ella agitó una mano. "Obligándome a pasearme desnuda delante de todo el mundo."
La miró socarronamente. "No fue nunca un castigo."
Ella bufó al oír eso. ¿"Entonces por qué lo has hecho? ¿Para hacerme mejor persona?" preguntó sarcásticamente.
Él encogió los hombros. "Prefiero verte desnuda."
Sus ojos se endurecieron. "Y no ha sido todo el mundo. Han sido tres personas. Tres personas en las que confío totalmente. Hay una diferencia."
Dos eran gays, agregó mentalmente. Creía que Sehun también lo era... hasta que el muy bastardo había tenido una erección mirando cómo ________ se masturbaba. A la mier*da su teoría. Y a la mier*da Sehun como se le ocurriese acercarse a ella de nuevo. ________ movió la cabeza y suspiró, decidiendo que no era probable que solucionase el misterio de Luhan esta noche. Y, francamente, estaba demasiado cansada para intentarlo.
Ella rechazó su explicación con un gesto de la mano y se apretó las sienes.
"Bien. ¿Entonces me puedo vestir ya?"
"No."
Le lanzó una mirada exasperada. "Pero si acabas de decir..."
"He dicho que cuando estemos solos tú estarás siempre desnuda." Miró alrededor del comedor. "De hecho, estamos solos."
Apretó los dientes con fuerza. "Eso es un tecnicismo. Podría entrar un criado en cualquier momento."
"No sin mi permiso. Saben bien lo que hacen."
"¿Y si se declara un fuego en la cocina y vienen todos aquí corriendo?" Él puso los ojos en blanco.
"¿O si, no sé, un huracán va a pasar por la isla y entran corriendo para advertirte? ¿O si...?"
" Creo que te estás olvidando de las cláusulas 52 y 53 de nuestro acuerdo prematrimonial, " interrumpió.
Ella entornó los ojos. "¿Cuáles son las cláusulas 52 y 53? Había tantas malditas cláusulas que es imposible acordarse de todas!"
"Puedo hacerte una fotocopia si quieres."
"¡... Arrg!"
"La cláusula 52," continuó sin inmutarse, "declara que mi esposa hará siempre lo que le diga sin rechistar. La cláusula 53 indica que mi esposa permanecerá siempre dulce, bien dispuesta y preparada para mí." Sus cejas se levantaron.
"Has roto dos cláusulas en dos minutos. No es un buen comienzo, querida. Y en nuestra luna de miel aún menos. Tsk. Tsk."
Se le ensancharon las fosas nasales. "¡Ese acuerdo prematrimonial es ridículo y ambos lo sabemos!"
Él se levantó de la silla y arrojó la servilleta sobre la mesa. "Para ti, quizás, pero no para mí."
________ se apretó las sienes, el ánimo de lucha se había apagado. "¿A dónde vas?" preguntó débilmente. Sus labios se apretaron juntos. "¡Y no quiero volver a oír que hacerte una pregunta rompe una de tus estúpidas cláusulas!"
"Voy a traerte algo de comer," dijo con paciencia exagerada. "No puedes comer pescado ni quieres que Marcel entre aquí, así que tendré que traerte la cena yo mismo."
"Oh." Contra eso no podía replicar nada malicioso.
Fiel a su palabra, le trajo una fuente llena de fruta, verdura, quesos y un buen trozo de tarta de chocolate. Era imposible que ella sola pudiese comerse todo eso
Pasaron el resto de la comida en silencio, ensimismado cada uno en sus pensamientos. Cuando acabaron, Luhan la escoltó a su dormitorio en el tercer piso usando una entrada trasera para que nadie la viese desnuda. Después de cerrar la puerta a su espalda la estrechó entre sus brazos y la besó apasionadamente. Sus manos acariciaron sus pechos, su trasero, su se*xo, todo su cuerpo, y sus labios le devoraron la boca. Cuando levantó la cabeza y se apartó, ella jadeaba sin aliento.
"Hasta mañana," murmuró, posando posesivamente la mano en su pecho. Rozó uno de sus pezones con la yema de los dedos. "Te estoy dando un poco más de tiempo para que te acostumbres a la idea de ser mía, así que te sugiero que lo uses sabiamente." Sus ojos descendieron desde su cara hasta su vagina afeitada y retrocedieron de nuevo. "No soy un hombre demasiado paciente."
_________ asintió, tímidamente, mientras una especie de depravada desilusión la invadía. Miró como Luhan atravesaba la puerta doble del dormitorio; una parte de ella se alegraba de que se fuese pero otra parte deseaba que volviera.
Se hundió en la lujosa cama y un suspiro se escapó de sus labios. Deslizándose entre las sábanas, alcanzó la lámpara de la cabecera y la apagó, luego se acurrucó sintiéndose sola en el inmenso lecho.
¿Por qué se había casado Luhan con ella? se preguntó por enésima vez. ¿Qué quería de ella? Siempre estaba hablando de posesión y de estrictas cláusulas matrimoniales, pero hasta el momento había sido delicado con ella, incluso comprensivo. Era como si quisiera realmente que ella se acostumbrase a él.
_______se dio la vuelta y se apoyó en un costado, diciéndose que sería mejor que durmiese un poco e intentara olvidarse de su enigmático marido. El amanecer llegaría enseguida. Y traería respuestas prometedoras.
Luhan siempre había sabido que, con el tiempo, ______ acabaría viendo las cosas a su manera. Y había tenido razón. La hija de Lorenzo (tu apellido) era todo lo que el viejo bastardo había pregonado que sería e incluso más. Durante todos estos años había sido la roca que había mantenido unida a la familia del corrupto patriarca. Era el cerebro de la compañía y había conseguido desviar tres de las anteriores tentativas de Luhan de asumir el control de (tu apellido) Chemicals.
Pero al final, su victoria había sido inevitable.
Luhan se había mostrado paciente en todas las anteriores ocasiones en que ________había conseguido frustrarlo. Él sabía que Lorenzo había malgastado los activos de la compañía antes de su muerte, y eso significaba que no era mucho lo que la pequeña _______podría hacer para salvarla.
Una vez más había tenido razón. Por fin -por fin- los pecados de Lorenzo (tu apellido) habían completado el círculo. Y Luhan recibiría la herencia que los labios mentirosos de Lorenzo le habían prometido tiempo atrás.
Conseguiría a la hermosa y práctica
_______ _______. Conseguiría a la mujer con la que había sido torturado y acicateado todos los años que había trabajado para Lorenzo. Conseguiría a la mujer que había colocado en un pedestal, la mujer que había parecido inalcanzable para un hombre de baja clase social.
"Es una auténtica joya," presumía Lorenzo mientras los dos hombres miraban como ______trabajaba en su escritorio. Ella no sabía que la miraban. "Oh, si, ya sé que no es muy hermosa, pero es más inteligente que un rayo y leal hasta la médula."
Luhan frunció el ceño. ¿Cómo podía decir que no era hermosa? No se parecía a las amantes anoréxicas de Lorenzo que siempre aparecían por la oficina reclamando su atención (y la de su cartera), pero nunca había visto una belleza más exótica y exuberante. Personalmente, Luhan prefería sus curvas voluptuosas a las mujeres esqueléticas y de pecho inexistente con quien Lorenzo engañaba a su mujer. "Estoy de acuerdo," murmuró Luhan, "en que es una joya."
Lorenzo sonrió. "Me agrada que pienses así, porque pienso dártela, hijo."
Sus cejas se levantaron. "¿Dármela?"
Lorenzo resopló ante su confusión. "Sé que no es políticamente correcto hablar así de una mujer, pero créeme, hijo, los matrimonios de los ricos y los poderosos siempre son concertados. Un hombre de mi posición no puede permitirse que su heredera se vaya con cualquiera."
"¿Heredera? ¿No herederá su hijo?"
"Ni un centavo."
Recordando el pasado, Luhan se decía que debería haberse percatado de la primera pista de la verdadera personalidad de Lorenzo. Que un hombre pudiese desheredar a su propio hijo sin ningún remordimiento estaba más allá de su capacidad de comprensión. Pero él lo admiraba, incluso había evitado pensar en que sus infidelidades eran una muestra de debilidad. Todo porque Lorenzo (tu apellido) había conseguido hacer creer a Luhan que estaba destinado a ser alguien.
Lorenzo lo había convencido de que su origen humilde no importaba. Y estaba en lo cierto. Xim Han tenía el valor y el empuje necesarios para llegar a la cima.
Su pene se irguió cuando vió trabajando a ________. La inalcanzable hija de Lorenzo (tu apellido) le había sido ofrecida en bandeja de plata. Al hijo de un ama de casa y de un portero con salario mínimo, parecía demasiado bueno para ser verdad.
Se la veía tan dulce e inocente allí sentada, con sus largos rizos cafe claro enmarcando esa carita de ángel. Parecía un cordero que no sabe que está a punto de ser comido por un león. Pero ahora sólo tenía dieciocho años, se recordó, y estaba trabajando en (tu apellido) Chemicals a media jornada mientras acababa sus estudios universitarios. Lorenzo le daría unos años más para madurar y entonces le entregaría su mano en matrimonio a Luhan.
"Me sentiría muy honrado de aceptar su mano," decía Luhan en voz baja, mirándola hipnotizado. "Muy honrado..."
Luhan la había idealizado todos estos años. La colocó en un pedestal que ninguna otra mujer podría alcanzar, por eso sus relaciones terminaron invariablemente cuando las mujeres de su vida palidecían en comparación con ella.
Dos años más tarde cuando Lorenzo lo había puesto de patitas en la calle, no era la pérdida de su trabajo lo que había lamentado. Ni tampoco el robo de su proyecto, un proyecto que había supuesto millones para (tu apellido) Chemicals. No. Fue la pérdida de ______ lo que lo había convertido en alguien más despiadado y peligroso de lo que había sido jamás. Se la habían colocado delante como un espejismo en el desierto, y luego se la habían arrebatado sin remordimientos.
Los pecados de Lorenzo (tu apellido) habían completado el círculo...
Luhan arrojó la corbata en el vestidor, preparándose para acostarse esta noche y solamente esta noche sin su espejismo en el desierto. Sabía que su esposa pensaba que era indigno de ella. También sabía que esto le tenía sin cuidado. Su pene se endureció cuando finalmente lo envolvió la realidad de la situación: Había ganado. Había asumido el control de (tu apellido) Chemicals y _______ no había tenido otra opción que aceptarlo como marido. Eso o su familia lo perderían todo. En realidad, él no tenía intención de apoderarse de nada que perteneciese a su familia, pero un hombre de negocios astuto sabía jugar sus cartas. Y Luhan era el más astuto.
Y ahora _______ _______ era suya. Suya para tomarla, suya para embarazarla, suya para... poseerla.
Luhan no tenía ninguna intención de conformarse con una relación fría y cortés con su esposa como sucedía en muchos matrimonios de la alta sociedad. Cuando le había dicho que sería su dueño, quería decir justo eso. Con todas las palabras.

[TERMINADA] Pecados paternos +18 |Luhan & ______|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora