Ves pasar los días y noches frente a tus ojos, ves pasar mensajes tras mensajes, y lo mejor, sonrisa por sonrisa.
Una noche inesperada luego de llamada tras llamada, y como de costumbre ella estaba haciendo su tarea, la llame; estábamos hablando y se me ocurrió pedirle que acceda a encender la cámara y dejarme ver su rostro; luego de un contundente "no" apareció mi instinto insistente aunque a veces es molesto; hasta que al fin aprobó mi petición; con un montón de nervios atragantando mi saliva, y con los pulmones comprimidos no dejándome respirar, mis ojos vieron el bello rostro de tan ella dama.
Vi su rostro, y las palabras dejaron de pasar por mi mente y mi lengua tomo sentido propio; solo rogaba al todo poderoso no decir algo absurdo. Palabra seguida por palabra, me gané una sonrisa; sus músculos faciales dejaron en vista sus simpáticos cachetes dándole una corona a su belleza; sus labios sotos adornaban un toque especial en la risa emitida por su sonrisa procreada por palabras que incluso yo no recuerdo. Hablamos por mucho tiempo, y entre broma y broma el cuerpo sucumbió y a ella la domino el cansancio, veía como se acomodaba en su cama mientras en mis pensamientos decía mi voz interna -que bella es- y aunque mi cuerpo me pedía dormir mi emoción era la barrera que me detenía.
Le dije que descansemos, una y otra ves mientras veía a ella acomodada con sus bellos ojos cerrados. Rogaba que esa noche no termine nunca y mientras yo quería cerrar los ojos también me pedía a mi y le pedía a ella con mi conciencia - NO TE DUERMAS NUNCA-