Se veía tan bien dentro del cajón. Jamás se habría arreglado así en vida, pero estaba bien así. A ella le gustaba soñar que Albert usaba esas chaquetas elegantes y no los mamarrachos con los que vestía para ir al trabajo ¡Cómo si fueran pobres! De hecho, ella era la que ganaba menos y, aún así, su sueldo era bastante decente.
La madre de su ex-esposo le dedicó una mirada inquisidora e hizo una mueca con la boca como diciendo: TÚ LO MATASTE.
<<No lo hiciste>>
—Catherine...—susurró la voz de una mujer a su oído. Era Ellen, la hermana de Albert.
—Ellen...—se le cortó la voz.
—Quería pedirte disculpas por haberte inculpado por la muerte de Albert... yo sé que a ti te afecta más que a nadie aquí.
—No te preocupes, Ellen... yo también habría sospechado de una persona como yo.—respondió Cate—Pese a todo lo que sucedió, nunca olvidaré los hermosos años que viví junto a Albert y lo buena que fuiste con nosotros.
Ellen abrazó a Cate sin el consentimiento de esta última, que recibió el gesto dándole una palmada en la espalda a la hermana de su ex-marido.
A lo lejos, Andy observaba el entierro preguntándose qué mierda hacía la perra de su ex-esposa allí.
—Todos mis amigos me dijeron que debía superarlo... pero como dijo alguien en algún momento: uno no ama por la apariencia. Uno ama porque el otro canta una canción que solo tú escuchas.—los ojos de Cate se ponían llorosos cuando llegaba el recuerdo de Albert a su cabeza.
—Cate, quiero que sepas que eres bienvenida a nuestra casa después del funeral.
—¿Y tu madre?
—Ella ya es anciana, no te preocupes.
Se despidieron y cada una se fue por su lado, alejándose del sepulcro.
***
Una mujer de misterioso aspecto se hallaba sentada a la barra de un night club, bebiendo un martini y chequeando su correo electrónico en el celular. Catherine llegó con el maquillaje corrido y se sentó junto a ella.
—Otro martini—ordenó la mujer al encargado de servir los tragos.
Cate la observó detenidamente y le agradeció con un ademán de sonrisa.
—Audrey Allen—se presentó la mujer, extendiéndole la mano.
—Catherine Bradford. Llámame Cate.
—Cate.—repitió Audrey.
—Audrey.—sonrió.
Tras una larga noche entre cigarrillos y cócteles, ambas intercambiaron sus números telefónicos.
—Te iré a dejar.—sugirió Audrey a Cate—en tu auto. No estás en condiciones de manejar.
—No te preocupes.
—No, insisto.
Ella apenas pudo levantarse de su asiento y fue llevada hacia su auto con ayuda de Audrey y el barman.
***
Despertó con un dolor de cabeza infernal, que la calaba hondo. Sentía como si le estuvieran enterrando navajas en la sienes calientes.
Se encontró con que se había dormido con ropa y un vómito nauseabundo se hallaba sobre el suelo de su alcoba. No se explicaba cómo había llegado en auto a su hogar en un estado como el de anoche.
No recordaba con claridad lo que había ocurrido la noche anterior, ni tampoco recordaba a quién había conocido. Era como si le hubieran borrado la memoria parcialmente. Aún así, chequeó su celular: quince llamadas perdidas de Audrey Allen ¿Quién mierda era Audrey Allen? No importaba quién fuese.Aún así, la llamó de vuelta.
—¿Audrey Allen?—consultó por el teléfono.
—¡Cate! ¿Lograste dormir bien? Te fui a dejar a tu casa, pero no pude quedarme contigo. Estaba muy preocupada, pero tenía que atender asuntos urgentes.
Cate hizo como que reconocía quién era y le respondió:
—Llegué bien...
—Me alegra mucho. Dime, ¿Cuándo quedamos para juntarnos?
El silencio se mantuvo durante largo rato.
—¿Te parece hoy en la tarde?—continuó.
—Ajá, claro.
—Café Cosmopolitan. A las seis.
—Ok. Nos vemos.
Y cortó el teléfono.
¿Quién era esa mujer? ¿Qué quería de ella?
No importaba quién fuese. La quería conocer.
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Exilio Interior
Mystery / ThrillerCate Bradford es una mujer que ha recibido una serie de amenazas por internet después de la muerte de su ex-marido en circunstancias inexplicables. Ahora, Cate, está siendo acosada en su hogar por parte de un completo extraño, que perturbará la tran...