Capítulo uno; con miradas y sin charlas, mi querida Emma.

9 0 0
                                    

Noah estaba recostada en su cama con un pote de helado a su lado, y, como no, su celular en manos con una cuchara en boca, la cual traía chocolate que se desvanecía en ella.

Estaba en una de sus tantas redes sociales, Twitter. Husmeando por ahí perfiles de sus cantantes o estrellas favoritas.

-Noah, cariño, traes una visita-dijo su madre con el gato en su mano izquierda.

Ella asintió con la cabeza y palmeó un lugar al lado de su cadera, en señal de que podría dejar a su gato blanco y negro allí.

-Sólo una cosa más, ¿sabes si tu hermana volverá más tarde?

-No-dijo ella.

-Okay, nos vemos luego-dijo, retirándose de la habitación mientras cerraba la puerta tras ella.

Noah no llevaba tan buena relación con su madre. En realidad, ella ni siquiera era su madre, era su madrastra.
Y no por el hecho de que Noah no sea simpática, al contrario, es la chica más divertida, simpática, alegre y graciosa que puedas encontrar en tu vida. Pero simplemente no le agradaba, aún así ponga todo su empeño para mantener una relación estable como "mamá e hija" no podía.
Y estaba segura de que el "odio" era mutuo. Aunque tal vez en el fondo se querían.

El gato se acercó al pote y esto hizo que por fin Noah se baje de la nave llena de pensamientos que imaginaba y llevaba dentro de su mente.

-Shu-dijo, apartando el pote de la pequeña lengua de Manchitas.

Sí, Manchitas, así se llamaba su gato. Tenía, al menos para ella, sentido. El gato llevaba algunas manchas blancas y otras negras, eso la llevó a un nombre tan original.

Llevó el pote a su lado izquierdo, no sin antes agarrar la cuchara que tenía en su boca y pasarlo por otro de los gustos que llevaba el interior de éste.

-Dulce de leche para mí, no para tí-le dijo al gato, como si le entendiera.

Entonces, cuando el aburrimiento se apoderó de ella, decidió hacer algo productivo.
Y créanme, tal vez sea la primera y última vez que lean lo anterior.

Sacó las sábanas que cubrían su cuerpo de en cima con delicadeza, sino su gato podría estar volando por la habitación en cuestión de segundos.
Buscó la tapa que tapaba el pote de su helado por toda su cama y no estaba allí. Decidió buscar por el suelo, era la unica opción. Se agachó, y cuando se levantó, estaba Manchitas en su segundo intento de poder lamer el helado de crema.
Rápidamente sacó a su gato de su cama para luego dejarlo en el suelo y tapar su amado pote.

Lo dejó arriba de su escritorio, el cual se encontraba en frente de su cama.
Seguido al acto anterior, hizo su cómoda y tan desecha cama. 

Tomó su celular y buscó entre sus contactos uno nombrado "BFF ❤". No hace falta dar muchos detalles ante esto. 

Prosiguió a mandarle un mensaje: "Hola Emma, ¿hoy podríamos ir al parque?".

Hecho esto, cerró la aplicación WhatsApp, y bloqueó la pantalla de su celular.

Fue a su armario. Allí escogió un short de jean, con una musculosa negra. Algo simple pero a la vez lindo, al menos en ella.
Dejó todo en cima de su cama, ahora ya ordenada, y fue al baño. 

***

-¡Tengo hambre!-exclamó Noah mientras Emma revisaba una de las mil vidrieras que había en el shopping.

Sí, quedaron en el parque y Emma tuvo la grandiosa idea de ir al shopping que quedaba frente a éste.

-¡Tengo hambre!-exclamó, de nuevo, haciendo que esta vez algunas personas la miraran.

-¿Puedes callarte ya?-dijo susurrando-no grites tanto-dijo esta vez, en modo "coqueta".

Noah giró su cabeza para encontrarse con tres guapos chicos que miraban a su mejor amiga. 
Bueno, el del medio la miraba a ella, pero los otros dos, a Emma.

Noah dio la vuelta y miró a su amiga, quien aún seguía embobada con los tres muchachos.

-Yo iré a comer-dijo. Giró sobre sus pies y fue a una de los locales de comida rápida.

Hechó un vistazo hacia atrás y todo seguía igual como cuando se fue; seguían mirándose entre sí sin dar ningún paso o poder mantener una charla como cuatro personas normales.

Con miradas y sin charlas, mi querida Emma.

Pensó, y luego dio la vuelta. Fue hasta una de las filas donde suponía que tenía que hacer su pedido.
Era una fila corta, casi no había gente presente allí.
Esperó su turno mientras miraba todo a su al rededor; más locales, más personas, más decoraciones, más sillas, más mesas, en fin. Más de todo un poco de lo que veía habitualmente. 
En eso, vibró su teléfono haciendo que la mirada conduzca a su bolsillo. Lo sacó y miró una notificación nueva de Instagram:

"@derekowen_ ha comenzado a seguirte".

Como tenía su perfil público, era obvio que cualquier persona podría seguirla sin necesidad de esperar a que ella acepte alguna solicitud.
Mayormente Noah no le da importancia a gente que no conoce y comienza a seguirla.
Pero sin saber un porqué, el tal chico Derek llamó su atención.

Su dedo estaba a punto de apretar su perfil, pero una voz la interrumpió.
Bloqueó rapidamente el celular y lo dejó donde anteriormente estaba guardado; en el bolsillo de su short.

Tenía que hacer su pedido.

No pudo revisar el perfil, pero prometió que pronto, al llegar a casa, tal vez lo haría.

Nota de autora:

¡Hola! Aquí les traigo el primer capítulo de la novela. Éste no fue narrado ni por la protagonista, ni por Derek, pero los siguientes apuesto a que sí.

Espero que les haya gustado y gracias por leer ❤☺.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 19, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El chico de Instagram. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora