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Min YoonGi se encontraba en una batalla mental sobre si invitar o no al menor a tomar un helado.
Estaban en pleno verano, NamJoon y Jin se habían ido a una cita al aire libre, JungKook y TaeHyung se habían ido a "tomar aire" según ellos, aunque era obvio que se habían ido a algun hotel a follar como conejos en pleno apareamiento; mientras que HoSeok se fue a visitar a sus familiares por unos días.
Asi que, en el departamento estaban solamente ellos, YoonGi y JiMin.
_« Hazlo. ¿Qué tanto te apena invitarlo a tomar un helado? »_ —penso el de tez palida.
Suspiro y camino hacia la sala, donde encontro al pelinegro sentando en el sofá haciendo zapping.
—JiMin. —llamo.
El menor dio un respingo en su lugar y miro a su hyung. Se ruborizó apenas y apago el televisor.
—¿S-si Suga Hyu-ng?
—Veras...¿Quisieras ir a tomar un helado conmigo?
JiMin se sonrojo apenas, ¿Acaso Suga lo estaba invitando a una especie de cita? No lo pensó y asintió.
—Si, ire a buscar algo. Ya vuelvo.
Suga asintió y vio como JiMin disparaba hacia las escaleras.
(...)
Luego de aproximadamente una hora, ambos jóvenes se encontraban sentados en un banco de una plaza con sus respectivos helados.
Suga había elegido un pote con el helado del sabor de frutos del bosque. JiMin había elegido un cucurucho con helado de crema americana.
YoonGi se encontraba tranquilo disfrutando su helado, hasta que observó atentamente como JiMin saboreaba su helado.
Sintio un escalofrío y trago saliva duramente.
_«No es momento de mal pensar, YoonGi.»_— se recordó.
El menor lamia el helado de una forma sexy y provocante a los ojos del mayor. Chupaba y pasaba su lengua por la crema blanca, sostenía el cucurucho con ambas manos y lamia su helado como si eso fuese lo más importante del mundo. Pequeños sonidos provenían de la boca del menor cada vez que lamia su helado.
YoonGi aparto la vista por unos segundos, si seguía allí, viendo a JiMin, terminaría pidiéndole que le haga a su entrepierna lo mismo que le hacia al helado. Además de que comenzaba a sentir calor en su zona baja.
Tortura total.
Miro de reojo al pelinegro y lo que vio fue la gota que derramó el vaso. JiMin lo miraba con sus ojos negros y pequeños, y lo que más le gusto al mayor, eran sus labios. Sus rosáceos labios estaban cubiertos por crema blanca, dejando mucho a la imaginación del mayor.