Prologo.

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Siempre me ha gustado la lluvia.

Es mas, siempre he amado la lluvia.

Nunca he entendido el porqué. Quizás sea una mezcla de pequeñas cosas que juntas crean esta pasión por el clima de llovizna.

Se me hace difícil expresarlo con justicia, pero siempre puedo tratar.

Me encanta.

La nostalgia melancólica que brinda el chapoteo interminable de lágrimas, pegando contra toda aquella superficie no cubierta, empapandola de una fina capa de humedad y rocío una vez que acaba el diluvio.

Me encanta la manera en que la brisa acentúa esos hermosos olores naturales, y a la vez como la abundante lluvia abruma y silencia todo sonido leve, reemplazando este con su propia melodía caótica.

Para hacerla en corto: Amo la lluvia.

Hoy está lloviendo. Está y estaba, y probablemente estará hasta la mañana.

Empezo con un chispeo leve, pegando contra la tierra de manera suave y gentil, como un cruel recuerdo de la furia que pronto llegará.

La gente ya estaba alejándose, una nueva prisa en sus pasos, deseosos de crear distancia entre el cuerpo y la lluvia eminente. Las otras chicas de mi escuela daban gritos exagerados, espantosos que ocasionaron un leve estrépito y un suspiro de mi parte. Era ridículo, un poco de agua nunca había dañado a nadie.

Mientras iba en mi trayecto a casa, comenze a sentir el agua caer con mayor estrepito, forzandome a cerrar el zipper de mi sudadera, cuyo color celeste parecía oscurecer a causa del agua.

Hablando de: ¿Cómo demonios es que pasaba eso?

Como sea, segui caminando, cerrando los ojos de vez en cuando, los audifonos negros que estaban pegados a mis dos oidos vibraban- con el sonido constante de tambores, un bajo y una leve guitarra.

Agitaba mi cabeza levemente al ritmo, mis labios abriéndose para cantar.

"Padre pasie heredó un pozo,
Padre pa' que sembrar aqui?
Padre vamo' a vivir del pozo,
Padre pa' que morir asi?"

Escuche el coro de manera atenta, mis dedos tocando la bolsa escolar de manera ritmica. Las voces se quejaban, reclamando "No es verdad!" sin cesar.

"Padre po'qué tan temeroso?
Padre pa' qué seguirlo si?
Padre pa'hay hambre llueve poco,
Padre pa'hay na' cambiado aqui!"

Las voces reclamaron de nuevo, repitiendo "No es verdad!" tres veces, antes de comenzar de nuevo, con una frase que hizo que mi cuerpo temblara en el escalofrío.

"Ya NO, NO, NO, CREEMOS EN TI!"

La voz era clara, desesperada y quebrante. Repetí el coro bajo mi aliento, mi cuerpo entero entrando en la fresca cólera, mis puños cerrandose con fuerza y mi ceño frunciendose con una pasión.

Y en ese entonces, cuando la canción llegaba a su cúspide, al clímax emocional, lo escuche.

Fue un sonido leve, un sonido que debio de haber sido imperceptible en mi estado de distracción total, pero por alguna extraña razón lo habia escuchado.

Era un pequeño maullido, un sonido tan leve y distante que me sigue sorprendiendo que lo haya escuchado, aún a través de 60db de música alternativa.

Pero bueno, dejando excusas para ocurrencias ilógicas por un momento; Alcancé el botón de pausa en los audífonos, dandole click y llevándomelos a colgar del cuello. Mi cabello de color rubio cenizo ya estaba empapado, y apenas ahora me había dado cuenta del diluvio en el que me encontraba, empapandome cada vez más y más de una manera que me encantaba.

Voltee a dirección del sonido.

Provenía de un callejón oscuro y mojado. Las paredes estaban llenas de graffiti y palabras explícitas; un par de baldes de basura existían recargados contra una de las paredes, pero aparte de éstos sólo había otro objeto merecedor de atención.

Era una caja, hecha de cartón y entreabierta, y a primera vista, extrañamente seca.

Confirme la sospecha en cuanto me acerque, mi mano estrechandose hacia la caja, la tentación de la curiosidad mucho para mi.

El maullido se repitió.

Abri la caja, y fui sorprendida con una figura peculiar.

Su pelaje era negro, negro como la noche; Negro como el carbón, como el vacío. Sus ojos eran de un verde profundo, dos esmeraldas resplandecientes, con irises verticales que hacian verlo un tanto más feroz, aún cuando el (después descubriría que era una la) gato era diminuto y adorable.

No lo pense ni un segundo antes de abrir mi sudadera y agarrar a la criatura, arropandola contra mi cuerpo.

Di media vuelta, y por una vez, yo me apure a casa.

 La Guardiana.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora