Prologo

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La angustia ardia en su pecho, ya no podia soportarlo mas, otro hombre que la dejaba y solo algo que la podia calmar... la cocaina.

Sus manos temblaban a causa de la abstinencia, y a pesar de que le habia prometido a sus hijos no hacerlo mas, la necesidad era mayor, el alcohol ya no era suficiente necesitaba mas.

Busco entre las pertenencias de sus hijos mayores y encontro algunas joyas de oro en la habitacion de su hija de 16 años, herencia de la familia del padre de la joven, lo unico que atesoraba de êl. No lo penso demasiado, la necesidadad de consumir era mas grande que la verguenza de venderle las cosas a su hija. 

Su parte racional le decia que no volviera, que una madre deberia tener verguenza de robarle a su hija, y asi lo pensaba hacer, si seguia ahi les terminaria arruinando la vida, ya habia prometido muchas cosas y nunca las cumplia. Sus hijos estarian bien solos, o por lo menos mejor que con ella. Los mas grandes se harian cargo de las mas pequeños hasta que crecieran y cada uno haria su vida lo mejor que le paresca, pero ella no seria la culpable de su vida de perros.

Busco algunos pequeños electrodomesticos para tambien poder vender, algo de ropa, documentacion y metio todo en un bolso.

Por ultimo escribio una pequeña nota la cual dejo arriba de la mesa de comedor, "LO SIENTO". 

Bajo mi PielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora